No tienes que cambiar tú, tienes que cambiar lo que comes

4. Gain co-operation in advance. Emphasize that the success of the whole enterprise depends as much upon a client’s sincere cooperation as on the consultant’s efforts. This ensures two invaluable ends: the guru has an alibi in case the diagnosis doesn’t click: it’s the client’s fault, not the consultant’s. And the clients will strive to fit the consultant’s generalities to their specific life occurrences. («Charlatan detection«)

4. Obtenga cooperación por adelantado. Enfatice que el éxito de toda iniciativa depende tanto de la cooperación sincera del cliente como de los esfuerzos del consultor. Esto asegura dos fines invaluables: el gurú tiene una coartada en caso de que el diagnóstico no resulte: es culpa del cliente, no del consultor. Y los clientes se esforzarán por adaptar las generalidades del consultor a sus experiencias personales.

Es el cuarto consejo para los que aspiran a convertirse en charlatanes: establecer una coartada de forma que cuando el consejo dado por el charlatán fracase, el cliente se culpe a sí mismo del fracaso.

Seguro que todos hemos leído artículos creados por la industria de la dieta o la del fitness que nos cuentan «por qué fracasan las dietas«. Nótese que confunden dieta hipocalórica con hacer dieta, pues creen que todas las dietas funcionan porque hacen pasar hambre a nuestro cuerpo y éste se ve forzado a quemar grasa corporal (ver,ver). Si lees esos artículos, supuestamente informativos, verás cómo la narrativa de la industria es que las dietas fracasan porque no puedes resistir el hambre. Lo adornan con términos técnicos, incluso parece que lo disculpan aludiendo a que hay poderosos mecanismos «evolutivos» que lo explican y, seguramente, incluyen enlaces a artículos científicos que, supuestamente, dan soporte a su narrativa.

Apetito y saciedad, saciedad y apetito. E hiperpalatabilidad…

El apetito… herramienta reguladora de defensa de la grasa corporal como medida de supervivencia evolutiva… por eso las dietas hipocalóricas no funcionan

Por eso no funcionan, porque te hacen pasar hambre y al final cedes. O quizá ese mensaje, difundido machaconamente como si fuera algo ya demostrado, lo único que persigue es culparte del fracaso de la dieta, del fracaso de su dieta.

Bueno, lo primero que hay que tener claro es que se nos ha hecho creer que es así, pero ese mensaje carece de evidencia científica que lo respalde. La dieta hipocalórica NUNCA ha demostrado efectividad para lograr una pérdida de peso importante a largo plazo: puedes esperar haber perdido 3-4 kg al cabo de 4 años de hacer dieta (ver,ver).

¡Pero si como menos de lo que gasto voy a perder peso, sí o sí!

Esta idea es la colosal estupidez en la que se sostiene el engaño. Toda la evidencia científica es contraria y su única base real son juegos de palabras falaces. No me entretengo, pues está explicado en otras entradas del blog (ver,ver,ver,ver,ver,ver,ver,ver). Es una indiscutible estupidez.

La industria nos hace creer que el problema ha sido que no hemos podido controlar el hambre. Ya sabes, «las leyes de la termodinámica son las que son», así que si recuperas el peso perdido la culpa es tuya por no haber controlado el apetito. Porque las leyes de la física no se pueden poner en duda y que tú hayas cumplido con la dieta sí se puede poner en duda. Han establecido su coartada y nos la hemos creído. Nos la creemos, y tras cada fracaso nos planteamos nuevos propósitos de enmienda: esta vez sí vamos a soportar el hambre, esta vez sí vamos a limitar el consumo de snacks, esta vez sí, esta vez sí.

Los obesos hemos creído esa narrativa porque no se nos ha ocurrido pensar que es errónea. Y aceptamos que la culpa del fracaso de su dieta es nuestra.

Lee blogs de gente que está intentando adelgazar. Verás que el sentimiento de culpa es habitual: hay efectos negativos visibles en nuestro cuerpo y en nuestra salud y creemos saber lo que hemos hecho mal. No queremos hacer ciertas cosas, pero por A o por B acabamos haciéndolas. No quieres comerte más que un sandwich para cenar, pero no puedes evitar levantarte a medianoche y comer lo primero que pillas. No quieres hacerlo pero lo haces. Y cuando el método fracasa, si tu mente busca razones para culparte las va a encontrar.

Quizá el problema no está en nosotros sino en lo que estamos comiendo. Quizá el primer paso para recuperar la salud es salir de la rueda en la que nos han metido los «expertos» en nutrición. Sin azúcar, sin harinas de ninguna clase, sin productos procesados, si tuvieras la suerte de volver a un peso normal, te librarías de las cadenas. Podrías volver a comer sin remordimientos, sabiendo que lo que estás comiendo es lo mejor para tu salud y que comer no es el problema, que puedes comer cuando tienes hambre y que no pasa nada.

También existe la posibilidad de que no recuperes un peso normal, a pesar del cambio a la «comida de humanos». En tal caso, yo creo que al menos limitas algo la tentación de culparte por algo que en realidad no está bajo tu control. Si haces todo lo que está en tu mano nada debes reprocharte. Más fácil decirlo que hacerlo, lo sé. Te puedes llegar a culpar menos, pero seguramente te sigas culpando.

En definitiva, lo que quería contar es que tenemos que ver venir las maniobras de la industria, tanto la de la dieta como la del fitness: basan su negocio en culpar a la persona de que la dieta o el plan de ejercicios que te venden no den resultado. Fíjate en que buscan centrar la atención en la persona, no en el método por el que te cobran: te dicen que tienes que esforzarte pero no te muestran evidencia científica de que esa dieta o ese plan de ejercicios funcionen a largo plazo. Y lo que quiero resaltar es que quizá no hay nada erróneo en nosotros, sino que sencillamente estamos reaccionando igual que lo haría cualquier otro animal al consumo de no-comida. Podemos seguir pretendiendo que es posible vivir a base de no-comida y recuperar la salud y un peso normal, o podemos probar a alimentarnos con comida de humanos en lugar de meternos productos comestibles por la boca.

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Un Comentario

  1. Vicente

    Negando la importancia de la fisiología hemos convertido una condición fisiológica en un problema de conducta: «engordamos porque comemos más de la cuenta».

  2. Vicente

    Imagina que vas al dermatólogo porque tienes un sarpullido en el brazo. El dermatólogo te examina, te dice que desconoce la causa del sarpullido, y te receta una pomada de uso tópico. Te advierte de que esa pomada nunca ha demostrado ser útil para ese tipo de sarpullidos: los alivia un poco al principio, pero con el tiempo vuelven incluso con más fuerza. Te dice además, que la pomada huele realmente mal.

    https://novuelvoaengordar.com/2016/06/10/no-es-culpa-tuya-que-no-puedas-ser-como-rocky/

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