¿Talla L? Sí, gracias

Ayer por la mañana fui a donar sangre. Al terminar de rellenar el cuestionario inicial (comprobación de que no hay impedimento aparente para donar) la mujer que me atendió me ofreció una camiseta de publicidad de la donación de sangre.

— [Me mira un momento] ¿Talla L?

— Sí, gracias.

¡Me mira y me ofrece talla L!     OO EE OO EEE OO EEE OO EEE

La talla L me viene perfecta, pero gran parte de las camisetas que tengo en el armario son XXXL. Posiblemente podría haber usado alguna talla menos, pero cuando estás rellenito no es cuestión de llevar ropa ajustada. O por lo menos a mí no me hacía ninguna gracia llevar ropa ajustada. Ahora sí me apetece.

En ese momento me miden la tensión. Pregunto cuál es la cifra. 11/7, me dice. «La tienes perfecta» comenta la mujer que la ha medido.

Una vez terminó la extracción de sangre, otra mujer me dice que tengo que beber algo. Ahí es donde suele estropearse todo…

— Tienes que beber algo antes de irte

— Sí, claro. Ahora bebo algo [bien por mi parte: no digo «agua»]

— ¿Qué quieres? Tiene que ser algo azucarado.

— Agua está bien. Siempre bebo agua y nunca me ha pasado nada.

— Pues al menos cógete uno de los bocadillos.

— He quedado para almorzar con un amigo.

Mi amigo almorzó medio bocadillo y una coca-cola zero. Yo tomé un café solo sin edulcorante. Pasé el resto del día sin ningún síntoma de nada.

 

  1. zorbete

    Ayer intenté donar , vinieron a mi trabajo los de la hermandad de donantes, precisamente los lunes es cuando hago el ayuno de 24 horas , semanal y como estoy y como estoy cansado de mentir pues cuando me preguntó la médico , si había desayunado , le dije que no, me dijo que me tomara algo un zumo o un pastel ( solo llevan bollos y pasteles y zumos, como para ser celiaco) y le dije que no pensaba romper el ayuno, pero que había donado muchas veces en ayunas y que nunca me había pasado nada,( voy ya camino de las 75 donaciones ), pues no hubo manera me dijo que no me podía dejar donar porque me podía dar una bajada de azúcar, le aseguré que mi glucosa estaba perfectamente , pero no tenían un glucómetro y no podía comprobarlo, así que no me permitía donar, eso si empezó a hablarme de Budismo y del Tao ( se ve que si ayunas eres hippy o místico) , intenté razonarle que mi cuerpo estab mas que acostumbrado a producir glucosa de mis reservas de grasa , pero no hubo manera, así qeu se perdieron mis preciada sangre y yo perdí un rato discutiendo con la doctora. Estive buscando estudios sobre hipoglucemias y donaciones pero tuve poco tiempo antes para hacerlo,¿ tu tienes algo de eso Vicente? es por insistir la próxima vez que venga, tengo ya muchos años encima para andar mintiendo a la gente. Un saludo.

    • Vicente

      Hola Gabriel,
      ¿Y no pudiste donar? ¡Increíble! Yo entiendo que pongan pegas, pues seguro que no quieren que alguien tenga un bajón de glucosa. Y, bajo su perspectiva, dan el consejo que creen oportuno. Pero si el donante asume el hipotético riesgo… (y con casi 75 donaciones, me parece que ya sabes lo que estás haciendo)

      Lamentablemente, no tengo localizado ningún estudio al respecto. No sé si lo habrá, pues a lo mejor nadie se ha planteado el efecto de las donaciones en personas que siguen una dieta particular.

      Yo lo veo como tú: si mi cuerpo no tiene dependencia de la glucosa, porque está acostumbrado a que no llegue prácticamente nada por vía dietaria, y porque está constantemente generando glucosa de forma endógena, no tiene mucho sentido que una pequeña bajada de glucosa en sangre vaya a ser tan problemática como en personas que comen de otra manera. Pero bueno, igual me equivoco. Ya sabes que soy ingeniero, no médico 🙂

  2. Paloma

    Muy bien hecho, Vicente!
    Zorbete: No hay que discutir con los médicos… Al fin y al cabo, eras tu el que iba a asumir el riesgo, no? Pues mejor no dar explicaciones a quien no las va a entender… Yo cuando fui solo bebí agua (1 litro, eso sí, pero es que yo tengo mucha sed por las mañanas) y me llevé sin discutir el paquetito de «viandas» que me dieron. No me las tomé y no me pasó nada. Lo que si noté es que al día siguiente estaba más cansada que de costumbre para hacer las pesas… Pero yo no llevo una dieta 100% cetogénica. Aun… 🙂 A ver la próxima vez qué tal.

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