Historia de la calorexia (II)
En la primera entrega habíamos llegado hasta un punto en el que algunos autores afirmaban que el exceso calórico es la única causa de la obesidad. Estábamos en 1930. Según esos mismos autores (fuente), proponer que puede haber causas fisiológicas, no relacionadas con el gasto energético y la ingesta energética, que hagan que se acumule grasa corporal, era equivalente a negar leyes inviolables:
Quienes apoyan esta hipótesis se han colocado en una posición precaria, ya que de hecho están negando el principio de la conservación de la energía.
¡¡Malditos negacionistas que osáis contradecir al oráculo de los dioses!!
En aquellos mismos años, cuando Alemania todavía era una potencia mundial en la ciencia, algunos autores alemanes distinguían entre la obesidad endógena y la obesidad exógena, términos introducidos en 1907 por von Noorden. El primer término, endógena, hacía referencia a la obesidad causada por alteraciones fisiológicas, como por ejemplo la anormal secreción de una hormona, mientras que el segundo término, exógena, se refería a obesidad causada por malos hábitos, como un exceso de comida o escasa actividad física. Por ejemplo, pongo una cita de un artículo de 1932, titulado “Sobre la obesidad” (“Über Fettsucht”), firmado por el médico alemán S. Lauter:
Ob man jedoch generell jede Fettsucht auf eine primäre Gewebsavidität zurückführen darf, ist trotzdem nicht entschieden. Fettansatz kann durch Überernährung bewuβt herbeigeführt werden. (fuente)
Sin embargo, no está claro si la obesidad se debe atribuir o no a una avidez tisular primaria. La acumulación de grasa puede ser inducida deliberadamente por comer en exceso.
Creo que conviene hacer un poco de pedagogía y explicar qué estamos viendo en esta cita. Por un lado, CICO reduce el balance de energía a una ecuación con sólo tres términos, donde de forma fraudulenta la energía acumulada en todo el cuerpo es sustituida por la energía acumulada en el tejido adiposo (ver,ver). Vale, en el balance de energía los caloréxicos dejan tres términos. Los tres términos tienen regulación hormonal y fisiológica, pero CICO, mediante errores de razonamiento hace creer que sólo las dependencias fisiológicas/endocrinas de dos de los tres términos son relevantes a la hora de hablar de la obesidad: el tercer término de la ecuación es convertido en una mera variable matemática, poco más que un nombre, que puede tener un valor, pero que no tiene dependencias a considerar. Ese término lo consideran «muerto», pasivo. Lo he explicado muchas veces (ver), demasiadas según alguna lectora del blog, así que no lo desarrollo más aquí. Y lo que este médico alemán refleja en su artículo es que las dependencias fisiológicas de ese «tercer término» que CICO hace desaparecer con falacias y errores de pensamiento, también pueden ser la causa de la obesidad.
A veces las palabras, y ésta es preciosa, lo dicen todo: Gewebsavidität, avidez del tejido (por captar grasa corporal). Fijémonos cómo este concepto encarna una causalidad que respeta la primera ley de la termodinámica, pero que es diferente de la que los caloréxicos creen deducida de una ley inviolable. En este concepto el tercer término de la ecuación no ha sido asesinado y ni su cadáver ocultado con la excusa de que el asesinato lo impone una ley de la física.
En el referido artículo se daban argumentos para ambas opciones, como por ejemplo el caso de los lipomas (ver), de causa endógena, o la acumulación de grasa corporal en una persona que había sufrido un accidente, y en la que, a juicio del autor, la causa de la acumulación de grasa corporal no parecía ser que el accidente hubiera vuelto “lipofílicos” a los adipocitos.
Wir haben keinen Grund daran zu zweifeln, daβ auch die endogenen Fettsuchtsformen, wie sie erst kurtzlich von Thannhauser ganz klar gezeichnet wurden, sich als Folgezustand einer innersekretorischen Störung entwickeln. (fuente)
No tenemos ninguna razón para dudar de que las formas endógenas de la obesidad, como se describe recientemente claramente por Thannhauser, se desarrollen como resultado de un trastorno secretor interno.
¿En qué término de la ecuación está la causa?
Gewebsavidität.
Sigo en la tercera parte.
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