Felices fiestas, y ¡arriba Esparta!

Ante todo, felices fiestas a todos los que habéis tenido la gentileza de pasar por este blog desde que nació el pasado verano. ¡Os deseo feliz navidad y mucha salud!

Hoy quería escribir un poco sobre el tema que ronda mi cabeza estos días: «¿qué va a pasar en Navidad con mi forma de comer?»

No uses la comida como recompensa ni como castigo

A lo mejor has leído o escuchado que no es conveniente educar a nuestros hijos recompensándoles o castigándoles con la comida. No he investigado mucho sobre el tema, pero tiene sentido.

Pero yo no estoy pensando en nuestros hijos, sino en nosotros, los adultos. ¿Estás TÚ usando la comida para compensar un mal día, una mala semana o un mal año? No me sorprendería, porque yo lo hacía.

Incluso puede que lo hagas sin darte cuenta: si tienes algo que celebrar, vas con la familia a un establecimiento de comida rápida o a una heladería; si has tenido una mala experiencia en el trabajo, al llegar a casa «te das una alegría» llena de azúcar; o simplemente, si tienes problemas de algún tipo eliminas toda restricción a la hora de comer lo que no debes.

Ya estamos en las fiestas navideñas y posiblemente asocies esta época con excesos alimentarios. ¿Te lo has planteado? ¿Es ése el objeto de estas fiestas? ¿Es así como quieres celebrar algo, haciendo cosas que perjudican tu salud? Suena duro, pero, ¿no es así?

No es necesario comer lo que no debo. ¿Quiero algo especial? Puedo comer diferente, puedo comer cosas poco habituales, puedo disfrutar de comida más cara o de algún restaurante prohibitivo, si quiero. Es muy interesante el comentario que ha dejado hace unas horas Elena: se puede celebrar la Navidad, pero con cabeza.

Ya lo quemaré…

No, no lo quemarás. Nos han engañado. Nos han dicho que podemos comer lo que queramos, si luego lo compensamos siendo más activos. Pero no es verdad. Nuestro cuerpo no sigue la absurda lógica de las calorías. Y no todos los cuerpos soportan igual los excesos.

Date una alegría

Pues no, no lo hagas, no te des la alegría azucarada en la boca. Date esa alegría en tu cuerpo. Piensa en tu salud, en lo que te conviene comer para estar bien, para sentirte bien. Y busca otras formas de compensar problemas del trabajo, familiares o del tipo que sea. No pagues con tu salud deudas de otro tipo. Come diferente en Navidad, pero no comas mal.

¿Dieta espartana?

Eso me dijeron el otro día: que yo seguía una «dieta espartana». Y en gran parte es verdad: o es espartana, o no es saludable. ¿Has pensado en cuáles son los alimentos que te producen adicción? ¿Qué alimentos no puedes dejar de comer una vez que empiezas? En mi caso lo tengo claro: es el azúcar. Yo no puedo dejar un dónut de chocolate a mitad, o una caja de galletas cubiertas de chocolate, o una ensaimada de Mallorca. O soy 100% estricto con los alimentos azucarados, o prendo la mecha de mi adicción y me voy barranco abajo. Así de sencillo. O soy espartano, o estoy perdido.

Si estoy bien, ¿para qué jugar con fuego? Ser débil me obliga a ser fuerte.

¿Seré el bicho raro que no come turrón?

Me viene a la mente una anécdota de este pasado septiembre. Estaba almorzando con unas personas que acababa de conocer, y mientras todos ellos se zampaban un bocadillo yo pedí un café con leche (sin azúcar, por supuesto). Al escucharme pedir el café, una de las personas que me acompañaban exclamó: «¡Claro, así estás tú y así estoy yo!», tocándose la tripa (en realidad esa persona no tiene tripa, se diría que está en forma). Esta persona no me ha conocido en estado obeso ¡y me puso como ejemplo de no tener problemas de peso! Es una tontería de anécdota, pero para mí no debe serlo, pues se me quedó grabada. Me da mucha alegría ser el bicho raro que no tiene problemas de peso, aunque tenga que ser también el bicho raro que no come turrón.

  1. Elena

    En vísperas de mi cena de Nochebuena en familia, estaba revisando el correo y cuál ha sido mi sorpresa, ¡Vicente ha escrito una nueva entrada y me ha mencionado! Sin duda, es todo un honor que aludas a mi comentario. ¡Gracias por ello!
    Como sabes, soy una asidua lectora y seguidora de tus artículos, no he podido evitar leerlo antes de ponerme con la mesa y quería dejar constancia también aquí de que si se quiere, se puede. Como expresé en mi comentario, son ya 3 años en los que inicié mi vida libre de veneno (sugar free) y me preguntaste si me faltaba fuerza de voluntad… ¡NO! ¿Sabes sin lo que no podría vivir? Sin queso, sin jamón, sin carne sabrosa y jugosa… No sabes lo que mi organismo traga, mis menús pueden ser tranquilamente de entre 2.500 y 3.000 Kcal y te puedo asegurar que no tengo obesidad ni mucho menos.
    Yo comencé conociendo las dietas basadas en el índice glucémico, pero mi verdadero amor platónico llegó cuando conocí LCHF. Cómo pude engañar a mi mente durante tanto tiempo pensando que reduciendo cantidades, cocinando sin aceite o casi sin aceite, comiendo carnes magras, sosas… iba a conseguir adelgazar o mantener mi peso. ¡Qué equivocada estaba! Menos mal que abrí los ojos y no hay mejor experimento que probarlo. La gente «critica» mi comida en reuniones colectivas: «cómo te vas a poner», «tú sigue comiendo tanta grasa…», «verás cuando todo eso dejes de quemarlo»…. ¡Señores! Me importa un bledo vuestro escepticismo a la hora de comer grasas y pensar que es el agente enemigo en nuestra alimentación, ¡dejadme tranquila! Comeos vuestra pasta, vuestros arroces y vuestro pan, ¡más jamón y más queso para mí! A veces es un agobio, pero en estos años he aprendido a reírme y a decir con mucha educación y mucho arte, «deja que se me pegue en el culo». Después, año tras año, que una no tiene muchos años, pero tampoco soy una cría de 15, te ven y te dicen, «joder, siempre estás igual, ni engordas ni adelgazas… ¡Cómo lo haces!». ¿Sabes cómo? Comiendo la grasas que tanto criticas cuando las como y evitando las porquerías que os metéis sin preocupaciones.
    Es curioso, tienen mucho interés en criticar el comer grasas y cuando se trata de bollería, pastas, pizzas, etc., etc., no dicen ni mu. Muy paradójico todo, ¿verdad?

    Me voy a la cocina que me reclama el mega cóctel de marisco, de las cosas que dejo a última hora para que la lechuga no se empape ni se ponga lacia con la mayonesa. Y ahí os dejo mi menú de hoy;

    – Gambas y patas rusas.
    – Cóctel de marisco (lechuga, gambas, huevo cocido en rodajas, taquitos de panceta cocida y mayonesa casera).
    – Paté de pollo casero untado en palitos y rodajas de zanahoria cruda.
    – Jamón de bellota y caña de lomo.
    – Queso curado.
    – Falda de ternera rellena al horno (relleno: pistachos, huevo, panceta, lonchas de queso Eddam).
    – Postres y dulces: almendras y nueces crudas, chocolate puro >85% y turrón del blando sin azúcar (almendras, clara de huevo y edulcorantes).

    Como veis, se puede comer sin hacerlo a rajatabla pero sin cometer errores garrafales ni cometer excesos de los que luego nos podamos arrepentir.

    ¡Que os aproveche la cena!
    ¡Feliz Navidad al autor y a todos los lectores y seguidores de No vuelvo a engordar!

  2. JoseRgz

    Buenas,

    Estoy de acuerdo en que no hay que usar la comida como castigo o recompensa, pero es tan difícil desterrar los malos hábitos que se han adquirido a lo largo de tantos años.

    Lo bueno es que estamos en las fechas de los buenos propósitos, sobre todo en temas de dieta, así que tengo otra oportunidad para reunir fuerza de voluntad y seguir intentándolo en el 2015. A ver si abandono para siempre la bollería y las galletas que a mi me traen frito.

    Ánimo con el blog en el 2015!!

    Felices Fiestas a todos!!

  3. Rubén Iniesta Jordá

    Excelente artículo, como es costumbre en tus escritos. Y también excelentes comentarios y recomendaciones de Elena.

    Yo este año he tenido la «suerte» de tener los días de vacaciones de 2014 durante estos dias, con lo que he tenido la excusa perfecta para «huir» de las comilonas familiares y estoy de relax con mi pareja y mis perros en una cabaña perdida en el monte, a la que me he llevado unos víveres muy similares a los q dice Elena, sin tener q dar explicaciones a nadie.

    Lamentablemente mañana ya regreso a casa y todavía me tocará acudir o preparar alguna reunión familiar alrededor de la mesa, y si me toca prepararlo a mi, ya tengo el menú preparado con las viandas q recomendáis.

    Feliz LCHF año 2015 para todos!

    • novuelvoaengordar

      Al fin y al cabo eso es lo que se celebra en Navidad, ¿no? La deshidratación carbónica, o descarbación acuática. Aunque hay gente que quiere darle a estas fiestas otras interpretaciones. ¡Aprovechados!

      Doce bolitas de mantequilla, pero con un chorrito de aceite de oliva, para que no paren demasiado secas…

  4. AnaMuñiz (@megustastarbien)

    Felices Fiestas!! En Esparta o lejos de ella porque mientras existan café con canela, nueces, almendras y chocolate negro no me siento espartana.

    Y esa bandeja llena de turrones no te tienta? En absoluto, pero si tuviera un mínimo nanosegundo de duda con echar un vistazo a esa barrigaza que al cuñao le sale entre los botones de la camisa se me pasa ipso facto!

    Los que viven en el mismo régimen espartano son ellos ahogados en el mar de la queja permanente… Feliz 2015!!

    • novuelvoaengordar

      Felices fiestas y feliz año, Ana.

      A mí sí me tienta la bandeja de turrones… pero sé que me arrepentiría desde el primer bocado. Y estoy convencido de que para mí, en temas de azúcar, «nada» es más saludable y más fácil de cumplir que «un poco».

      Yo no necesito fijarme en los cuñados (aunque también lo haga :)): con mirar mi foto en el carné de conducir ya se me pasan las ganas de comer como antes. Y eso que solo se me ve la cara…

      ¡Feliz 2015!

  5. zorbete

    En el último cursillo que me han dado de RCP , me pilla el médico que lo daba y me dice: «tu que eres el mas canijo», para explicar la maniobra de Heimlich. Pues si el que ha estado toda la vida » gordito» esas cosas se le quedan grabadas. Un abrazo y feliz 2015

  6. Vicente

    Momento surrealista de las Navidades:

    — Vicente, ¿tampoco quieres roscón relleno de nata?
    — (Lo que digo) No, gracias
    — (Lo que pienso) A ver… ¿Por qué razón iba a ignorar el roscón sin relleno pero sí tener interés en el roscón relleno de nata, que tiene más azúcar aún? Cinco años y medio sin probar una tarta, un roscón o un trocito de turrón y me pregunta que si del relleno de nata tampoco quiero… Curiosa interpretación de la cortesía ofrecerle a un ex-obeso harina y azúcar.

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