«Si no tomas azúcar no puedes donar»
Mi cuarta, y última, donación del año se torció un poco.
– ¿Vienes de hacer deporte? (yo venía de ducharme e iba en chándal)
– Sí, pero solo ha sido un rato.
– ¿Cuánto es un rato?
– 45 minutos
Con cara de disgusto me toma la tensión y la medida da 124/80
– Pues vas a tener que tomar algo con azúcar
– Es que yo no tomo azúcar, ni hidratos de carbono. No lo necesito.
– Pues si no tomas algo con azúcar no puedes donar. Elige: coca-cola, naranja o limón. La naranja y el limón no llevan gas.
– Es que no tomo azúcar. Pero no me va a pasar nada: he donado otras veces y no lo necesito.
Se aleja y se lo comenta a otra enfermera. Me dicen que pase y que me tumbe donde quiera (por razones que no vienen a cuento soy el único donando sangre en ese momento y puedo elegir ubicación).
Mientras me están extrayendo sangre, la otra enfermera se dirige a mí:
– Deberías tomar algo con azúcar al terminar.
– Por mi forma de comer, creo que no lo necesito.
– ¿Estás a dieta?
– Sí, soy muy estricto con lo que como. Hace año y medio pesaba 94Kg y no quiero volver a pesar eso.
– ¿Has adelgazado? ¿Se lo has dicho a ella? (haciendo referencia a la otra enfermera)
– No, porque mi peso está estable desde diciembre pasado, antes incluso de mi primera donación.
– Pues yo creo que deberías tomar algo azucarado. Somos sanitarios y de esto algo sabemos.
– Yo creo que no.
– ¿Te lleva la dieta algún médico?
– No.
– ¿Sigues algo que has leído en internet?
– Sí, y en algún libro.
La enfermera pone cara de desaprobación y escepticismo.
Cuando terminé bebí un poco de agua y me fui a casa conduciendo. Ningún problema.
En los comentarios del blog ya hablé de mis experiencias anteriores donando sangre (ver). Entre esos mismos comentarios Andrés enlazaba a un artículo científico (ver) en el que a nueve personas que llevaban al menos dos meses sin comer les inyectaban insulina y eso les bajaba la glucosa en sangre hasta unos 9 mg/dl (o sea 9 donde en ayunas normalmente tenemos 70-100). Pues bien, en esas condiciones no aparecían signos de hipoglucemia. Según los autores de ese artículo, cuando el cerebro está adaptado a emplear cuerpos cetónicos como fuente de energía, se previene la aparición de signos de hipoglucemia ante niveles anormalmente bajos de glucosa en sangre. También en roedores se ha comprobado que una dieta cetogénica protege frente a hipoglucemicas inducidas con insulina (ver o ver).
En definitiva, no tengo ninguna certeza sobre la conveniencia o inconveniencia de tomar azúcar después de donar sangre. Yo creo que no lo necesito y hasta ahora no he tenido ningún tipo de problema bebiendo agua.
De forma parecida barrenaron a un señor la última vez que fui yo… dentro de poco seremos una plaga de protestones. Pero este cedió. Me daba una pena el hombre tomándose un ‘Martínez’ a la fuerza…
Saludos.
Vicente, en tu otra entrada ya te dije que a mí cada vez que iba a donar, me obligaban casi a comer azúcar hasta echarlo por los ojos y me negué. Calculo que para el año 3000 podrán donar los seres humanos sin ser mirados como bichos raros… Mientras tanto, seremos unos rebeldes, irresponsables, inconscientes y un peligro para nuestra propia salud.
Hola Elena,
es una situación completamente anómala, porque en este caso en realidad el que tiene formación es el paciente, no el profesional. El que sabe de dietas bajas en carbohidratos soy yo, no ellas. Y no lo digo por presumir de nada, porque evidentemente no soy ningún experto, pero sí que llevo unas cuantas horas dedicadas a leer cosas y a ver vídeos. Eso unido a mi experiencia personal, por ejemplo haciendo deporte sin consumir prácticamente carbohidratos, me hacen tener una perspectiva de la necesidad de consumir azúcar que ellas no tienen. Sin duda para ellas es como dices: estamos arriesgando nuestra salud.
¿Año 3000? Eres optimista: por ahora los signos de cambio son cero. Aunque hay quien opina lo contrario (enlace cortesía de Antonio).
Un saludo 🙂
¡Hola!
Siento comentar taaaaanto tiempo después de que lo escribieras, pero no lo he podido evitar al leerte. Mira, hay dos tipos de gente: la que puedes ayudar, y la que no puedes ayudar. En mi opinión, es absurdo que andes explicando lo que haces a esta gente que «de esto algo sabe». Simplemente di que acabas de comer justo antes de entrar, o di que justo al salir te vas a merendar con nosequien justo enfrente.
El resultado será el mismo, pero más cómodo y con menos malas caras. Piensa que te tienes que tirar allí 20 minutos (o 40 si donas plasma) mientras te miran como un extraterrestre esos que «de esto algo saben».
¡Un abrazo!
Hola José,
esto de donar precisa de grandes dosis de inspiración, para que todo vaya suave 🙂
Si por lo menos fuera siempre la misma gente, supongo que se acostumbrarían, pero como cada vez son unas personas distintas, esto es el día de la marmota (y además de verdad, cada nueva donación intentando que no se repitan los «errores» de la vez anterior).
Feliz verano