Carne roja, ¿mortífera o letal?

Estudio de 2013, de título «Meat consumption and mortality – results from the European Prospective Investigation into Cancer and Nutrition«.

Es un estudio observacional en el que se analiza la dieta y mortalidad en 448,568 personas, hombres y mujeres.

Clasifican a la gente según la cantidad de carne roja que consumen, y el resultado es que si, por ejemplo, 2 de cada 100 personas muere de cáncer en el grupo de menor consumo, si consideramos a las personas que consumen 100g diarios más de carne roja la mortalidad por cáncer sería 2 de cada 100 personas.

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Ésa sería la conclusión del análisis: el consumo de carne roja NO guarda relación alguna con el cáncer.

No perdamos de vista que esto es un estudio observacional. Estos estudios no permiten deducir que una cosa cause otra, salvo en casos extremos. Si hablásemos de tabaquismo y cáncer, ese valor resaltado en verde andaría en el entorno de 20-30, en lugar de 1. Y si, como es el caso, los valores son próximos a 1, lo que se puede concluir es que probablemente no hay relación causal. Si la carne roja causase cáncer los valores no andarían cerca del 1 en ningún estudio. Si hubiese algo, habría algo.

Fijémonos en cómo los autores de este estudio no han tomado como referencia el grupo de menor consumo de carne roja, sino el siguiente. ¿Por qué? Para tratar de inflar las cifras del grupo de mayor consumo de carne roja. En el caso del cáncer el hazard ratio (cociente de riesgo) de ese grupo habría sido 1.16 de haber tomado como referencia al grupo de menor consumo, en lugar del 1.21 que aparece en la tabla por usar una referencia diferente. No es que cambie mucho, pero es evidente que eso es lo que han buscado.

El principal problema de los estudios observacionales es que son los participantes los que escogen lo que comen, y eso hace imposible sacar conclusiones en la mayoría de los casos. Las personas que más carne roja consumen se parecen entre sí y se diferencian de los que menos consumen. Beben más alcohol, consumen más carne procesada, fuman más y tienen menos formación universitaria. Los «investigadores» intentan anular los efectos de todos esos factores, pero creer que lo consiguen es un acto de fe. Si a eso le añadimos la escasa fiabilidad de los métodos empleados para registrar qué consumen los participantes (ver), sólo podemos concluir que el intento de sacar conclusiones de cocientes de riesgo cercanos a 1 es abusar del desconocimiento de la gente llana en estos temas. O lo que es lo mismo: engañar y manipular a la gente.

La epidemiología no entra en el concepto de ciencia. Sus resultados no son científicos. Es tan científica como la astrología.

Con esta entrada de Tom Naughton puedes entender cómo de fiables son los estudios epidemiológicos. La epidemiología no es ciencia, es un chiste.

Un ejemplo: este estudio dice que el cáncer colorrectal es más frecuente entre los vegetarianos que entre los consumidores de carne, mientras que este otro concluye exactamente lo contrario.

Y si estás pensando en que juntar varios estudios epidemiológicos es más fiable que uno suelto, discrepo. Los problemas de estos estudios no desaparecen por acumular los resultados de varios de ellos. Perdón por ser soez, pero si un estudio es mierda, juntando varios lo que tienes es mucha mierda. Negaré haberme expresado en esos términos. Richard Feinman lo explica de forma más educada: «el meta-análisis es al análisis lo que la meta-física es a la física». Podemos obtener de forma consistente que los que comen una cantidad extrema de carne roja al día tienen peor salud que los que comen una cantidad sensata. Puede que todos los estudios observacionales digan lo mismo, pero juntar todos esos estudios no elimina el problema de raíz, presente en todos ellos, que es la falta de aleatorización (i.e. asignación al azar) de las dietas. El argumento de que «esto se sabe desde hace muchos años» hay que interpretarlo correctamente: hay grupos de presión que llevan muchos años intentando colar como evidencia científica lo que no lo es.

¿Y las carnes procesadas?

Si la carne no tiene ningún problema, ni roja, ni blanca, ¿qué pasa con la «carne procesada»? En mi opinión, la respuesta depende del producto. Mira la lista de ingredientes, y si ves azúcar, gluten, cereales, soja, fécula de patata, aceites de semillas (girasol, soja, etc.), carragenanos, etc. no te lo comas. No por lo que diga la OMS —que ya deberías saber que no es de fiar— sino porque ese producto no es comida.

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Un Comentario

  1. Vicente

    Nutricionista haciendo bullying en twitter contra el jamón serrano:

    ¿Alguien ha visto pruebas de que el jamón serrano provoca cáncer? Ni las vamos a ver. Para hacer demagogia basta con «aumento del riesgo» es decir, epidemiología, referida a «carnes rojas procesadas», o sea no específico del jamón serrano.

  2. Vicente

    Atentos a cómo la basurilla epidemiológica acaba convirtiendo comer carne en una actividad de riesgo:

    Y cómo la correlación es convertida en causa-efecto:

    Esto es charlatanería.

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