Las dietas hipocalóricas son dietas milagro (1 de 2)

Hay quien dice que contar calorías es imposible, porque no podemos calcular con una precisión aceptable cuál es nuestra ingesta. Pero el problema va más allá de la precisión: el problema es que el gasto energético depende de la ingesta. ¿Cómo adaptas tu ingesta a un gasto energético que no conoces, y que además cambiará cuando cambies la ingesta? Esa teoría, la de que contando calorías podemos controlar nuestro peso, viene de una interpretación errónea de las leyes de la termodinámica.

Por ejemplo, imagina que todos los días tu grasa corporal aumenta en 10 gramos. Estás engordando. Suponiendo que no estés perdiendo músculo, tu cuerpo va a quemar unas 100 kcal menos de lo que consumas. Imagina que pudieras calcular exactamente cuánto comes, ¿cuántas kcal vas a consumir para perder peso?

¿2000? Tu cuerpo gasta 1900. Estás engordando.
¿1500? Tu cuerpo gasta 1400. Estás engordando.

¿Cuántas Calorías vas a consumir para perder peso? ¿Ves el problema? Estás persiguiendo la zanahoria.

¿Crees que no es así? ¿Crees que la zanahoria está quieta? Precisamente ésa es la hipótesis que asumen como cierta los contadores de calorías, que tu cuerpo siempre gasta la misma energía, independientemente de lo que comas o de cuánto comas. Nos dicen que solo depende de cuánto ejercicio hacemos y de cuánto pesamos, pero es falso.

Mira el siguiente estudio (gracias Ana). Evolución de peso de 140 personas, durante dos años. Comen «menos», bajan algo de peso los primeros meses, muy poco, y empiezan a recuperarlo. Pasado el primer año ya están recuperando peso.

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Es lo que pasa con las dietas hipocalóricas: pérdida de peso los primeros meses, que hace creer que el método funciona, pero la pérdida de peso se estanca y se empieza a recuperar el peso.

¿Cómo lo explicas? ¿Crees que recuperan el peso porque han dejado la dieta? Ésa es la explicación que nos dan los contadores de calorías: «el método es infalible porque deriva de leyes universales, luego si algo falla la culpa es de la gente, que no sigue las instrucciones«. ¡El método no puede fallar! Este estudio es muy interesante en ese sentido, porque se tienen los datos de cuánto comían los participantes. Se tienen esos datos, pero no se le preguntó a nadie: se calculó la ingesta a partir del gasto energético (vía DLW, agua doblemente marcada) y de cómo cambiaron las reservas de energía (vía DXA, absorciometría con rayos X de doble energía). La gráfica que vamos a ver no es el resultado de un cuestionario en el que los participantes pueden dar datos erróneos, sino que son datos reales de ingesta. Y la gráfica (barras blancas) dice que en todo momento estuvieron ingiriendo menos calorías de las que consumían antes del experimento: -500, -300, -200, -200 kcal/día

2yingesta

 

Es decir: no dejaron de «comer menos» en ningún momento. No dejaron la dieta y dejaron de perder peso. Durante el segundo año del experimento, en el que consumieron 200 kcal/día menos de lo «normal», estaban recuperando el peso. Y posiblemente recuperaban grasa, porque cuando a tu cuerpo le quitas comida, él lo que prioriza es aumentar sus reservas de energía, «por lo que pueda pasar». Si ves venir una crisis, no malgastas el dinero: ahorras.

¿Qué haces entonces? ¿Comes aún menos para evitar que el peso suba? ¿Y cómo va a reaccionar tu cuerpo ante una restricción calórica aún mayor?

En el mundo real, estás pasando hambre, no has dejado la dieta y ya estás recuperando el peso perdido. Es cuestión de tiempo que abandones una dieta que no está funcionando.

Ése es el problema, que la zanahoria está unida a nosotros mediante el palo. No se puede ignorar la existencia del palo, y ése es uno de los errores que cometen los contadores de calorías: ignorar la fisiología. Es falso que el gasto energético sea algo que solo depende del ejercicio que hacemos o de cuánto pesamos. El gasto energético no va a permanecer inmutable cuando comamos «menos»: se reduce. Y se reduce tanto como hace falta para revertir la pérdida de peso inicial y convertirla en recuperación de peso. Es el efecto yo-yo o efecto rebote. Y no se produce por dejar la dieta, sino por hacerla: es la consecuencia de «comer menos».

¿Contar calorías? No solo es imposible: es una idea errónea que ignora por completo cómo reacciona nuestro cuerpo. Y lo que es más importante: no funciona, no es útil.

Y si contar calorías no funciona para perder peso ni para manternerlo, y nos lleva a tomar decisiones erróneas a la hora de decidir qué comer, ¿para qué contamos calorías?

Segunda parte

Un Comentario

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