Entrevista a Teresa
Teresa es mi cuñada. Acaba de perder peso haciendo dieta y como me parece interesante su experiencia, le he pedido que se deje entrevistar para el blog. Aclaro que no estoy promocionando lo que ella ha hecho para adelgazar, pues de hecho me parece innecesario recurrir a comidas en sobres, al menos si primero no se ha intentado con alimentos de verdad. Tema económico aparte. Pero como digo, es una entrevista a ella y son sus elecciones y sus respuestas. Por favor, no me preguntéis ni por el médico ni por la marca de sobres: yo no lo sé y no quiero preguntárselo, porque no quiero promocionar esta forma de adelgazar. Pese a ello, me parece interesante conocer su experiencia.
Me ha dicho que me dará fotos de «antes» y «después», pero no creo que me las dé antes de septiembre. Si me las da, las publicaré en el blog.
Aviso de que la entrevista es larga.
NOTA: la mayoría de las preguntas las hago yo, pero algunas son realizadas por sus hermanas, presentes en la conversación.
— ¿Durante cuánto tiempo has hecho dieta?
El 17 de Septiembre del año pasado empecé.
— ¿Y cuándo acabaste?
No considero que haya acabado.
— Cuéntame por encima en qué ha consistido tu dieta
— Cuando empecé la dieta mi peso era de 105 kg, mido 173 cm y tengo 39 años. Un día llamo a una clínica para hacerme un tratamiento estético. Los del tratamiento estético me dicen que no lo hacen si no paso primero consulta con un médico. El médico me recibe y me pregunta, porque ese tratamiento, que se llama LPG, yo ya lo había hecho. Me dice que él considera que no necesito hacer LPG, que lo que tengo que hacer es perder peso. Me dice que necesito perder cerca de 30 kg. Y me dice que hay dos formas: la dieta de toda la vida, en la cual se pesan las cosas y se restringen determinados alimentos, o una dieta en la cual pues comes la comida de una marca determinada. Es más rápido, se entra en cetosis, y, a partir de ahí, la pérdida del primer mes él me orienta que van a ser 10 kg y a partir de ahí 1 kg semanal, o algo así.
Lo hablo en casa. La dieta es costosa, pero valoramos la opción de cogerla. Empiezo un viernes y él me advierte que durante dos días me voy a encontrar mareada, que es el tiempo que yo voy a entrar en cetosis.
— ¿Qué es cetosis?
— Pues que realmente mi cuerpo no ingiere hidratos.
Tengo que hacer 5 comidas y esas comidas durante el primer mes son comidas de esa marca.
— De sobres
— Sí. Entonces, durante ese mes yo no bajo 10 kilos, yo bajo 8, porque en la comida y en la cena puedo tomar verduras. Hay unas verduras que están restringidas, como pueden ser las cebollas y tomates. Todo lo que sea verde sin problemas, pero el resto tienen que ser pesados. Durante el primer mes tomo mucha cebolla. Porque me gusta la cebolla. Y realmente no bajo lo esperado. Ah, y espárragos.
— ¡Son verdes!
Sí, pero todo lo que tenga que ver con el suelo… él me dice que como regla mnemotécnica, todo lo que tenga que ver con el suelo tengo que pesarlo. Eso son 200 g al día máximo. Si tomo espárragos no puedo tomar tomates. Él me dice que retengo más líquidos con esas verduras. A partir de ese momento yo ya empiezo a hacer mejor la dieta y empiezo a perder un kg a la semana. El primer mes 8 kg y a partir de ahí 4, 3, 3.5 kg. Llega navidades, sigo perdiendo peso. Soy la única paciente que él me reconoce que ha perdido peso en navidades. En navidades por ejemplo no hice tanto caso del peso de las comidas, porque a partir del primer mes, ya el mes siguiente en la comida podía comer proteínas, o bien carne o bien pescado. Al mes siguiente ya era tanto tanto en la comida como en la cena que podía tomar proteína. Pesadas. A mediodía me hacía una ensalada y por la noche siempre tomaba verdura hecha, o bien una parrillada de verduras o col o brócoli al vapor.
A partir de ahí, la verdad es que el resto de meses ha sido lo mismo. Es decir, en la comida me hacía la ensalada y, por ejemplo, he tomado mucho salmón. Me resultaba cómodo para la ensalada hacerla con salmón.
— ¿Salmón ahumado?
— Sí. Y, si no, pues me llevaba el pollo de casa hecho a la plancha, porque como como en el trabajo me tengo que llevar la comida hecha. Y la cena sí que me la hacía en el momento: me hacía algo de carne o de pescado. Y prácticamente así hasta el final.
— ¿Al principio tomabas más sobres y luego poco a poco menos sobres y más comida?
— Realmente no, a partir del segundo mes hacía la comida de proteínas «libres» de carne o pescado en la comida y en la cena, y el desayuno, la merienda y la cena siempre han sido sobres, hasta hace muy poquito tiempo. Por ejemplo, en el mes de mayo pasamos a la fase 4, por decirlo de alguna forma. En la fase 4 se podían introducir hidratos. A mí me gusta mucho el pan e introduje el pan integral, pero más a lo mejor de lo que… ¡Y la fruta! En toda la dieta no he tomado fruta. Durante ese mes tomé muchas fresas. Después de cenar tomaba fresas. Después de almorzar tomaba fresas. Al final la conclusión de ese mes es que engordé. En ese mes de «medio vuelta a la normalidad» engordé. Entonces me dijo, «si tienes que tomar fruta, tómate dos piezas de fruta al día, pero tómatelas antes de la comida, en desayuno y almuerzo. En el resto del día no hagas más ingesta de hidratos. Si tienes que tomar pan, que sea en ese periodo».
En mayo empiezo a correr algo. Empiezo a hacer más ejercicio aeróbico. Pero bueno, la primera fase era andar.
— ¿Antes nada?
— Antes nada. Antes iba en bici a trabajar. Pero, «significativamente», nada. Es en mayo cuando empiezo a correr. Empezar a correr es que una semana andaba dos minutos y corría uno. Ahora corro 45 minutos.
Ese mes de junio restrinjo más la fruta e incorporo jamón serrano a mi vida. Ahora desayuno café con hielo, que lo he tomado mucho durante toda la dieta. Mucho café con hielo con sacarina. He introducido también zumo de limón. En casi todas las comidas bebo agua con limón. Las dos piezas de fruta me las tomo por la mañana y almuerzo jamón serrano sin pan. Y en algún momento, en algún día puntual, compro pan integral. Un pedacín de «na».
He comido mucho fuet. Me apetecía más que tomarme un sobre de ellos. Si quería picar algo, era fuet. Llegaba a casa y hasta la hora de la cena, lo que tomaba era fuet. El fuet y yo somos uno. Y no echo de menos los dulces o la leche. Lo único que echo de menos es el pan. Intento no comer pan todos los días, intento comer pan integral, intento controlar la cantidad de pan. Pero no echo de menos comer pasta. No echo de menos el dulce en general.
Ese mes que corrí más y que hice eso, perdí 3 kg y medio, y ya no tomaba ningún sobre de ellos. En ese mes, 3 kg y medio.
— ¿Pero pasando hambre en algún momento?
— No, no he pasado hambre nunca.
— ¿Y has perdido cuántos kilos?
— Empecé con 105 y ahora mismo estoy en 73.5 [es decir, 31.5 kg]
— Y te quedan por perder…
— Objetivo mío, 70 kg. Objetivo «visual», he pasado de una 48 a una 38, literalmente. El otro día fui a comprarme unos pantalones, porque iba en moto y llevaba minifalda, y me dicen «¿talla 38?, y yo «vale». ¡Talla 38!
— ¿Y te reconocieron?
— No. Yo le dije: «antes te compraba 48’s». Y me preguntó si me había operado. Le dije que no, que no me había operado.
Pero también es cierto que he reducido mucho volumen. O sea, la dieta sobre todo lo que yo he notado es que he perdido volumen. El otro día, por ejemplo, fui a ver a una amiga. Me acerqué al cristal de su establecimiento, y me mira y baja los ojos. Volvió a levantar la mirada. Cuando me abrió me dijo «no eras tú, vi a una mujer más bajita en comparación contigo». Pensó que era una clienta y como eran las 3 menos cinco, pues no iba a atenderme. Un montón de clientes y compañeros me dicen que parezco otra persona.
— Me dijiste que, al ver tu transformación, varios compañeros de trabajo se habían apuntado a tu dieta
Tengo, fehacientemente, dos compañeros de trabajo, el amigo de A [su marido], no, tres compañeros de trabajo y el amigo de mi marido.
— El médico ha conseguido cuatro clientes gracias a ti
— Sí.
— Han ido al mismo médico
— Sí
— Eres la típica de las revistas, de «antes» y «después».
— Sí, sí. Todo el mundo me pregunta qué he hecho, y yo contesto que hacer la dieta bien. Una de mis compañeras de trabajo me dice «es de que yo de vez en cuando me tomo una chuchería». Y contesto que eso no se puede hacer. Aquí lo más importante es que no te lo saltes, porque como te lo saltes es tiempo perdido.
— Dices que eso es lo más importante, pero tú habías intentado adelgazar antes…
— Yo en otra ocasión había perdido 20 kg.
— Y los recuperaste
— Y los recuperé. Eso fue hace 10 años.
— Hace 10 años ya tenías problemas de peso. ¿Cuántos años has estado con exceso de peso?
— Cuando bajé de peso la primera vez pasé de 95 a unos 70. Cuando me quedé embarazada la última vez, yo pesaba 86 kg. Eso fue hace 7 años. Tras dar a luz me quedé bien, pero un año después, o sea hace seis años, es cuando empiezo a coger mucho más peso. El techo lo he cogido esta última vez.
— Cuando te casaste la primera vez, ¿cuánto pesabas?
— 65 kg
— ¿Qué edad tenías?
— 24
— ¿Tuviste que adelgazar para llegar a ese peso?
— No. No busqué ese peso para la boda. Era mi peso.
— ¿Algún problema que quieras contarme?
— Me he quedado sin pechos. Ahora tengo mucha piel para poco pecho.
— O sea que tienes exceso de piel
— Del resto del cuerpo estoy perfecta. En el resto del cuerpo yo no considero que me haya quedado mal [nos muestra el abdomen a los presentes]
— Pero sí que se te nota la barriga
— Vale, pero por un embarazo, y porque tengo dos cesáreas aquí. No me veo mal. Pero si me véis los pechos…
Yo he gastado una 115 copa D. Ahora de contorno puede que me entre una 90-95, pero es que de copa… si llego a la C será de milagro. Lo peor de todo es que es mucho pellejo ahora mismo.
— ¿Y qué te ha dicho el médico sobre eso?
— Lo que estoy leyendo es ejercicio…
— Pero, ¿por qué no le preguntas a él?
— Porque es cirujano plástico
— ¿El médico que te ha llevado la dieta es cirujano plástico?
— Es una clínica de estética. En alguna ocasión le he preguntado y la respuesta fue «cortamos por aquí…» y yo «vale, vale, ya lo tengo claro».
El pecho, yo lo que he leído es que trabajando la musculatura inferior algo mejoraré, pero que en ningún caso volveré a estar con la copa que tenía antes. La copa es el volumen del pecho, el contorno es el volumen del cuerpo. Es lo que peor llevo, pero es porque siempre he tenido mucho pecho.
— ¿Y a partir de ahora?
— Estoy muy obesionada. Me preocupo y me ocupo. El médico me ha dicho que me relaje, que este verano si me quiero tomar un helado que me lo tome, pero que lo importante viene a partir de ahora. No tengo que incurrir en los mismos errores. No se pueden comer las cosas porque sí.
Mi marido también está muy preocupado por el peso. Él también hace dieta cetogénica o hiperproteica.
— Por su cuenta
— Por su cuenta. Entonces, comer en casa es muy fácil. En casa prácticamente no cocino pasta. Arroz muy puntualmente. Comemos ya muy así, muy de verduras…
— Verdura, carne y pescado
— Sí. Estamos muy acostumbrados a comer así.
— ¿Ha perdido peso él?
— A ha perdido 13 kg.
— ¿Y ahora está bien de peso?
— Sí
— ¿Lo ha mantenido durante un tiempo o lo acaba de perder?
— Lo ha mantenido durante dos años y medio, o tres años. Tiene 50 años. Corre hora y media, va al gimnasio, hace pesas.
— Cuando tenía exceso de peso, ¿también hacía ejercicio?
— Sí, pero no lo podía hacer tan bien. Eso tú te lo notas cuando sales a correr.
— Tú sufres de fibromialgia. ¿Te ha cambiado la medicación al adelgazar?
— No
— ¿Porque no has querido reducir?
— Es que no me encuentro bien. Ha habido días en los que por estar mi marido fuera me ha puesto los parches de morfina mi madre en lugar de mi marido, y no me los ha puesto bien, me he tenido que ir del trabajo. Sigo mal de la fibromialgia.
En general, no tiene nada que ver cómo estoy ahora con cómo estaba antes. Estoy muy contenta. No es una cuestión estética. A veces mis padres me dicen que pare de hacer cosas, pero no lo necesito. Esta mañana, por ejemplo, me he despertado a las 2 AM y no me he vuelto a dormir, a las 8 AM me iba a hacer ejercicio con mi marido, luego he fregado todo el suelo del piso, he planchado todas las camisas de mi marido, no he descansado y estoy bien. Y he comido una manzana y una pera, mi café, almendras y avellanas, no he almorzado, porque no he almorzado, y de la paella me he puesto casi toda la verdura y casi nada de arroz y pollo. Ni tengo hambre, ni me siento desfallecida, ni me encuentro mal.
— O sea que estás contenta, no piensas cambiar la forma de comer y con propósito de mantenerte
— Mi objetivo es perder un poco más, pero no me preocupa perderlo en tres meses. Sobre todo lo que quiero es estar bien. Es que me encuentro muy bien, comparativamente hablando. Mi marido me dice que antes estaba «muerta» y que ahora sigo su ritmo y él es una persona muy activa. Por ejemplo, ahora me puedo llevar a mis sobrinos a jugar al pádel, y les doy cañita yo. Todos los días intento hacer algo de actividad física, cosa que antes ni podía plantearme. Ahora mismo, cansarme es muy difícil.
— Estás hablando de los últimos tres meses
— Sí
— Y si tan bien estás, ¿cómo es que no adelgazaste antes? ¿Por qué la vez anterior recuperaste el peso si te encontrabas así de bien?
— La otra vez no estaba así
— No te encontrabas tan bien
— Yo la otra vez no hice ejercicio físico
— ¿Y pasaste hambre?
— La otra vez fue una dieta normal y pasé hambre. Fue una dieta restrictiva, no tiene nada que ver.
— ¿Por qué crees que engordaste?
— Porque comía mucho. No es una cuestión de dulces o no dulces. Yo no era de las que se hinchaba a chocolate. A mí el chocolate no me gusta especialmente. Comía mucho. Al final, si ingieres 2000 kcal y gastas 1000, la diferencia tiene que quedarse en algún sitio. Ahora lo que noto es que también me muevo. Antes tomaba mucha coca-cola
— ¿Con azúcar?
— No, siempre light. Pero tomaba mucha coca-cola. En el almuerzo coca-cola, en la comida coca-cola, en la merienda coca-cola y en la cena coca-cola.
— Ahora nada
— Nada.
— ¿Antes había cosas que te atraían y que querías comer y ahora ya no te atraen tanto?
— No me atraen nada.
— Pero antes sí
— Sí
— O sea que algo ha cambiado que hace que ya no sientas necesidad de tomar ciertas cosas
— Sí, sí, sí. A lo mejor había una especie de dependencia alimentaria
— Una especie de adicción y has pasado el mono y ya está
— No te digo que un día no me tome una coca-cola, pero no es a diario en todas las comidas
Ahora me exprimo dos limones, los pongo con hielo y me lo tomo muy a gusto. Y café. No me gusta, pero lo tomo muy aguado.
— ¿Con qué frecuencia ibas al médico?
— Cada 3 ó 4 semanas
— ¿El resto de pacientes que tú conoces consiguen resultados?
— Se lo empiezo a notar
— Pero no son tan estrictos como tú
— No. Cuando lo hablé con mi marido una de las cosas en que estábamos de acuerdo es que si nos gastábamos el dinero en esto, era también para concienciarnos de que había que cambiar a comer de otra forma. Ya en casa nuestros hijos comen de otra forma
— ¿Menos McDonalds?
Menos McDonalds. A lo mejor cada dos semanas sí vamos a McDonalds, pero el resto de comidas comen bien.
— ¿Han protestado por el cambio de hábitos?
— No. Es que la comida está buena. Unas judías con jamón serrrano, si lo sofríes con cebolla, está muy bueno. No es un hervidito. Los niños ahora comen muy bien.
— ¿Tienes que seguir yendo al médico?
— Yo le he pedido seguir durante un año. Él dice que este primer año es muy importante, que el cuerpo tiene efecto memoria y quiere recuperar el peso. Yo creo que estaré un año más.
Edit: ver fotos de «antes» y «después»
A la pregunta «¿Por qué crees que engordaste?» y su respuesta «Porque comía mucho» me extraña que no le preguntases qué comía, aunque tras una hipocalórica supongo que sería exactamente lo mismo que antes de la dieta.
«Lo único que echo de menos es el pan. Intento no comer pan todos los días, intento comer pan integral, intento controlar la cantidad de pan.»: Esperemos que el pan integral no le fastidie el resultado obtenido… es más, con fibromialgia por en medio quizás no debería ni olerlo. Ya lo de probar con vitamina D o yodo… depende de lo experimentalista que esté.
Un saludo.
Hola Andrés,
muchas gracias por leer la entrevista y por el comentario.
No quería repreguntar para contradecir sus opiniones. Al finalizar la entrevista sí que hablamos (o más bien hablé) de ese «comía mucho», del «si ingieres 2000 kcal y gastas 1000» y de la importancia de cuidar lo que se come.
Su explicación para la primera vez que bajó de peso (de 95 a 70) es que «dejó de hacer dieta» en cuanto alcanzó su peso objetivo. (¿Qué es seguir haciendo dieta cuando has hecho dieta hipocalórica?)
Estoy de acuerdo con el tema del pan y la fibromialgia. Se lo he dicho varias veces. A ver si con un poco de suerte, siendo que ahora come poco, da el salto y lo deja por completo.
Gracias por el apunte de la vitamina D y el yodo. Lo miro y cuando la vea se lo comento.
Gracias 🙂
Aunque se desvíe un poco del tema, en cuanto a la fibromialgia, creo que es interesante echarle un vistazo a la página web de Arturo Goicoechea:
https://arturogoicoechea.com/2017/06/05/fibromialgia-terapias/
https://arturogoicoechea.com/2014/12/03/fibromialgia-expectativas-y-creencias/
Ya expresé mi opinión sobre los «sobres» en esta otra entrada
https://novuelvoaengordar.com/2017/01/12/es-esto-adelgazar-xvi/
Y en su momento le enseñé esas gráficas a Teresa, con el mensaje de que si vuelve a lo de antes, lo que cabe esperar es que vuelva a lo de antes. A lo mejor si mantiene la nueva forma de comer también, pero bajo mi punto de vista es lo mejor que puede intentar.
Hola Vicente: gracias por la entrevista.
Sigo tu blog con especial atención y acuerdo con tu visión del asunto. Luego de 40 años de subir y bajar de peso, seguir todo tipo de dietas, y sufrir, me estás dando una explicación sobre la cuestión de la obesidad.
La entrevista complementa bien el contenido del blog y celebro que no haya conclusiones de tu parte. Esto hay que analizarlo cuidadosamente.
Hace algunos meses que sigo una alimentación baja en HC y comparto muchas de las sensaciones que menciona tu entrevstada. No calculo macros ni peso la comida pero he disminuido mucho la cantidad total a lo largo del día. El cambio mayor ha sido, además de dejar ciertos alimentos, prescindir del desayuno.
Los HC procesados o industriales están en la base del problema. Y no hablo de las calorías… hablo de la cascada de reacciones físicas y mentales que provocan. Pero no hay una única realidad, claro. Está lleno de gente que los consume sin problemas. Para mi son un grave problema…
Nuevamente gracias por tu blog. Un cordial saludo
Hola Pablo,
gracias a ti por visitarlo.
Yo a posteriori podría decir que también eran un problema para mí, pero soy consciente de que es un pensamiento tramposo (falacia hoc ergo propter hoc): dejé de comer comida basura, sólo consumo alimentos de verdad y estoy siendo capaz de mantener un peso perfecto durante ya 3 años y medio (empecé a perder peso hace cuatro), luego la culpa era de la comida basura. Es mi convencimiento absoluto, pero claro, siendo estricto no puedo asegurarlo. A veces las cosas que cambiamos no son las que producen los efectos, sino otras asociadas a ellas e incluso cosas que no somos conscientes de que han cambiado. Pero insisto, pasar a comer comida de verdad y hacer HIIT o deporte en ayunas son los cambios a los que yo atribuiría el buen resultado que estoy obteniendo.
Más que la cantidad de comida, en mi caso me doy cuenta de que lo que ha desaparecido es la culpabilidad, el sentirte mal por comer algo o por pensar que comes demasiado. Como cuando tengo hambre y alimentos saludables: pase lo que pase con mi cuerpo, no tengo nada que reprocharme y estoy haciendo todo lo que está en mi mano y según el esfuerzo que he hecho para aprender a alimentarme. Doy el 100% de mi capacidad para que todo vaya bien y no puedo exigirme más.
Muchas gracias por leer la entrevista. Teresa ya me ha pasado fotos del «antes». Cuando me pase el «después» las publicaré. Es un cambio espectacular.