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Dietas bajas en grasa y el patrón de partículas LDL

La próxima vez que tomes una tostada con mantequilla, ten en cuenta que la mantequilla es en realidad el ingrediente más saludable (David Ludwig, ver)

Estudio de 1994, titulado «Low-density lipoprotein subclass patterns and lipoprotein response to a reduced-fat diet in men»

Pequeña introducción:

  • patrón-B del LDL: partículas densas y pequeñas. Se cree aterogénico (ver,ver)
  • patrón-A del LDL: partículas poco densas y grandes. Se cree no peligroso para la salud

Los participantes siguieron dos dietas, una alta en grasa (46% de las calorías) y una baja en grasa (24% de las calorías). Cada dieta se mantuvo durante seis semanas.

Número de participantes con patrón-A o patrón-B en cada una de las dos dietas, así como los niveles medios de HDL y triglicéridos (ver):

 Dieta Patrón-A Patrón-B HDL (mg/dl) TG (mg/dl)
Alta en grasa (High-fat)  87 18  49  100
Baja en grasa (Low-fat)  51  54  42  141

En la gráfica se muestra una clasificación de los participantes en función del diámetro de las partículas LDL:

highfatlowfat

Como se observa, con la dieta baja en grasa empeoró el patrón de partículas LDL. En general las partículas se convierten en más densas y pequeñas.

51 participantes mantuvieron el patrón-A con ambas dietas, pero hubo 36 sujetos (el llamado grupo «cambio») a los que les fue bien con la dieta high-fat, tenían patrón-A, pero que cambiaron a un patrón-B cuando siguieron la dieta low-fat. Esta última dieta les redujo el colesterol LDL, pero manteniendo el número de partículas y por tanto vaciándolas de colesterol y conviertiéndolas en densas y pequeñas. ¿Es bueno bajar el LDL si al hacerlo pasas a tener el patrón de partículas asociado a un mayor riesgo cardiovascular?

This was most pronounced in the change group, where there was conversion of cholesterol-enriched pattern A LDL to cholesterol-depleted pattern B LDL without change in particle number.

Esto fue más pronunciado en el grupo «cambio», donde hubo una conversión del patrón A del LDL, rico en colesterol, al patrón B, reducido en colesterol, sin cambios en el número de partículas.

Y por cierto, la dieta high-fat tenía tres veces más grasa saturada que la dieta low-fat.

En un estudio posterior (ver), el mismo grupo de investigadores obtiene el mismo resultado. Esta vez había 238 participantes. 62 de ellos dejaron de tener patrón-A al pasarse a una dieta con menos grasa en la dieta. Se ve claramente en la gráfica cómo el número de participantes con patrón-B (barras negras) aumenta con la dieta más baja en grasa.

Selección_303

En este estudio hubo 118 participantes que mantuvieron el patrón-A incluso con la dieta low-fat. De entre ellos se seleccionaron 38 para una prueba adicional: una dieta con tan solo un 10% de grasa, que fue comparada con la dieta habitual (<32% de grasa). El resultado es el que cabía esperar: 12 de los participantes vieron como su patrón de partículas se convertía en patrón-B, el menos recomendable:

Selección_304

La dieta «usual» tenía cuatro veces más grasa saturada que la dieta «10% de grasa». Y nuevamente el HDL y los triglicéridos fueron claramente mejores con la dieta con más grasa saturada y más grasa total:

 Dieta HDL (mg/dl) TG (mg/dl)
Alta en grasa (Usual)  57  84
Baja en grasa (10%)  49  131

Cuantos menos carbohidratos y más grasa hay en la dieta, mejor es el HDL, los triglicéridos y el patrón de partículas LDL:

Selección_305

Uno de los autores de los artículos anteriores relata en una entrevista cómo encontraron justo lo contrario de lo que esperaban:

De hecho, para mí los más importantes avances y los más interesantes ciertamente son los que surgen con un resultado opuesto a lo que supones, donde esperas un resultado y sale otro diferente. Y eso sucedió cuando estudiamos por primera vez las dietas bajas en grasa, pensando que serían beneficiosas para los individuos con mayor riesgo cardiovascular, como por ejemplo las personas que tienen el patrón de colesterol LDL más peligroso, el patrón B, el de pequeñas partículas. Lo que encontramos, para nuestra sorpresa, al principio, fue que cuando usábamos estas dietas bajas en grasa y reducíamos la grasa a cambio de añadir carbohidratos, lo que entonces era y hoy en día sigue siendo el paradigma en vigor, no logramos lo que queríamos lograr. Había alguna mejora en el colesterol total en el pequeño porcentaje de individuos que ya tenían grandes cantidades de partículas LDL en su sangre, pero lo realmente impactante para mí en ese momento fue la mayor parte de la gente que estudiamos, de ellos un gran porcentaje de los que tenían el patrón A, el más seguro, el de partículas LDL grandes, de hecho pasaron a tener el patrón B, el de mayor riesgo, cuando se redujo su consumo de grasa saturada (Ronald Krauss, ver)

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