Las leyes de las matemáticas y las tautologías

Supongamos que a tu hija le das una paga semanal de 20 euros. De ese dinero, ahorra semanalmente 5 euros, gastando el resto.

Lo que ahorra = lo que le das menos lo que gasta

Supongamos además que el ahorro que hace tu hija te parece escaso y quieres que ahorre más.

«Si quieres que ahorre más, dale más dinero»

¿Crees importante saber en qué piensa tu hija para entender cómo hacer que ahorre más? ¿O por el contrario crees que las matemáticas demuestran que si le das más dinero tiene que ahorrar más?

Lo que ahorra = lo que le das menos lo que gasta

¿Dicen las leyes de las matemáticas que si aumentas la paga va a ahorrar más?

Imagina que alguien te dice que tu hija sólo ahorra el dinero que le das en forma de monedas, porque lo introduce en la hucha, y que gasta todo el dinero que le das en formato billete. ¿Crees que viola eso las leyes de las matemáticas? ¿Crees que la persona que te dice eso está negando que el ahorro se pueda calcular a partir de los ingresos y los gastos?

Te puede resultar razonable que si tu hija dispone de más dinero, ahorre más, y que si dispone de menos, ahorre menos. Pero no depende de ti, sino de tu hija y sus criterios. Quizá con más paga semanal se aventura a hacer un gasto mayor, como por ejemplo comprarse una tablet de última generación, y acaba con menos ahorros de los que tenía. Y, quizá, si le das una paga menor, no encuentra cosas interesantes en las que gastar ese dinero y ahorra más. O no ahorra nada, si piensa que con tan poca paga ahorrar no tiene sentido. O como decía antes, quizá es el formato del dinero, y no el montante total, lo que está determinando a qué se destina ese dinero. También puede suceder que al principio ahorre más, pero una vez vea que tiene suficientes ahorros decida aumentar su gasto y no ahorrar tanto. No puedes saber el resultado final sin saber cuáles son sus criterios. Sólo entender a tu hija te puede ayudar a encontrar una solución. Aunque sepas que lo ahorrado es la resta entre ingresos y gastos.

¿Qué te parecen estas afirmaciones?

Para que tu hija ahorre tienes que darle más dinero del que gasta.

¿Es cierto? Sí, pero no es más que una tautología (i.e. repetición de un mismo pensamiento expresado de otra manera) que no da ninguna información útil. ¿Es realmente eso lo que necesitas saber para conseguir que ahorre? ¿Hay alguna utilidad práctica en ese consejo? ¿Sabe esa tautología cómo es tu hija?

Para que tu hija tenga un mayor ahorro, auméntale la paga y/o redúcele el gasto.

¿Puedes reducirle el gasto o, por el contrario, la realidad es que es tu hija la que decide si gasta más o menos, si ahorra más o menos, a la vista del dinero que le das y de otros criterios que desconoces? ¿Tiene sentido expresar las cosas como si el gasto que hace tu hija estuviese bajo tu control?

«El dinero que le das determina el ahorro que se produce»

¿Crees que el dinero que le das a tu hija va a determinar el ahorro que se va a producir? Dicho de otra manera: ¿puedes predecir con exactitud cuál será el ahorro a partir del conocimiento de cuánto dinero le estás dando?

Imagina que alguien te dice es la cantidad de dinero que le das lo que determina el ahorro. Y te explica que si por ejemplo le das 20 euros y ahorra 5 eso es porque ha gastado 15. Y te dice que se cumple que 20=5+15, lo que para esa persona demuestra que es el dinero que le das a tu hija lo que determina el ahorro. ¿Entiendes tú el razonamiento? Yo no. Nadie pone en duda que el ahorro es la diferencia entre lo que se ingresa y lo que se gasta. Comprobar que eso se cumple, y se cumple siempre, no demuestra que sea posible controlar a voluntad el ahorro de nuestra hija alterando el dinero que le damos, que es la única variable bajo nuestro control. A lo mejor es posible, pero a lo mejor no lo es.

«¡Si le dejas sin paga, seguro que no ahorra!»

Cierto, pero ese caso irreal sigue sin ayudar a entender cuáles son los criterios que usa tu hija para decidir en qué medida dedica a gasto o ahorro el dinero que recibe en condiciones normales, cuando sí lo recibe.

«Si ha ahorrado más…»

Imagina que descubres los criterios que emplea tu hija para decidir cuánto dedica a ahorrar del dinero que le das. Por ejemplo, has descubierto que ahorra todo lo que le das como monedas. A partir de ese momento aumentas la proporción de dinero que le das en ese formato, y efectivamente consigues que ahorre más.

Los que creen que las «leyes de las matemáticas» son la clave para conseguir un mayor ahorro te dicen que esa explicación es una tontería, que las leyes de las matemáticas dicen que si has conseguido que ahorre más es «porque se ha incrementado el dinero que recibe respecto del que gasta«. ¡Lo que ellos decían desde el principio!

¿Es realmente ésa la razón de que ahora tu hija ahorre más, que ha aumentado la diferencia entre el dinero que le das y el que gasta? ¿Es esa forma de pensar la que te ha permitido obtener el resultado que buscabas?

El balance energético

Evidentemente estaba hablando del balance energético y las calorías. Y lo que digo es que las leyes de la física, las leyes de la termodinámica, no dicen que las calorías de la comida sean lo que determina si vamos a engordar o no. No hay ninguna razón para que la composición de la dieta no juegue un papel relevante en la ganancia/pérdida de grasa corporal. Ni los estudios científicos que corroboran que es así están necesariamente mal hechos, ni se ha violado en ellos ninguna ley universal.

No estoy diciendo que los carbohidratos, especialmente las harinas de cereales y el azúcar, sean los (únicos) culpables de la epidemia de obesidad que sufrimos a nivel mundial. Pudiera ser un problema detonado por otro factor de la dieta, como por ejemplo la ingesta de aceites de semillas (girasol, soja, etc.), un producto inexistente en la alimentación tradicional de la humanidad. Lo que quiero decir es que otras causas son posibles, aparte de «comer demasiado» y «moverse poco», como Gary Taubes explica en este artículo publicado en el BMJ:

«The science of obesity: what do we really know about what makes us fat? An essay by Gary Taubes«

 

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Un Comentario

  1. aliseya

    Lo que es de perogrullo es que «si comes poco, adelgazas»,para eso no hace falta hacer estudios, es ley de vida. Otra cosa es adecuar ese «comer poco y nutrirse bien», que es el ideal. Estar sano, con el porcentaje de grasa ideal y la musculatura adecuada, sin anemias ni déficits vitamínicos, ni alteraciones hormonales. ¡Qué fácil es escribirlo, qué fácil resulta todo en el papel!

    Mi búsqueda es esa; comer poco, no estar «atada» a la comida (no tener que cumplir con comer cada cierto número de horas, o estar pendiente del reloj para hacer deporte, etc, etc) pero a la vez nutrirme bien, estar sana, compatibilizando mis gustos con la comida con ese estado de bienestar físico y mental.

    Por eso, no renuncio a, por ejemplo, comer chocolate o unas galletas de vez en cuando, eso sí, puedo pasar olímpicamente, porque nunca me gustó especialmente, del arroz o la pasta… hacer que la ingesta sea la necesaria para la nutrición y los pequeños gustos o «placeres» sean sólo eso, «pequeños» momentos. Negar lo que gusta eternamente es ir abocado al fracaso y a la permanente frustración.

    • Vicente

      Hola aliseya,
      no es de perogrullo: es mentira. Si comes poco pierdes peso a corto plazo, pero tu cuerpo va a cambiar reaccionando ante la escasez y lo vas a recuperar a largo.

      Negar lo que no le conviene a mi cuerpo es inteligencia y permanente satisfacción.

    • johnny

      Antes de adoptar low carb, un pequeños gustos o “placer” que tenia era tomarme un vaso de wisky junto con 1-3 cigarrillos. Ahora no solo estoy mas saludable y delgado, el cigarrilo me da asco y el wisky me sabe a trementina.

      El cuerpo saludable pide alimentos saludables. no antojos.

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