La solución a la obesidad pasa por mejores profesionales, no por mejores pacientes

Tal y como comenté en una entrada reciente del blog (ver), un dogma nuclear del nutricionismo oficial es que la composición de la dieta no importa, que lo único relevante a efectos de pérdida/ganancia de grasa corporal es la cantidad total de calorías consumidas. Esa idea se defiende con las siguientes mentiras:

  • Las leyes de la termodinámica dicen que no importa el origen de las calorías
  • Cuando el experimento está bien hecho se demuestra que sólo las calorías importan, y no así la composición de la dieta

Una cosa que hay que tener clara es que estamos hablando de dogmas, no de ciencia. Las mentiras anteriores no tienen un fundamento real, y difícilmente a la gente que las propaga se la va a convencer con razonamientos («No se puede hacer entrar en razón a quien no ha llegado a su postura razonando«). Los experimentos con animales, por ejemplo, demuestran la falsedad de los dogmas anteriores, pues esos experimentos están totalmente controlados y lo que se comprueba es que la composición de la dieta sí puede afectar a la acumulación de grasa corporal (ver). ¿Ningún «experto» contador de calorías ha visto la contradicción? ¿A cuántos «expertos» has visto reconocer que estaban equivocados y que no van a parar hasta entender dónde está su error? Al contrario, la reacción suele ser evadir la realidad y aferrarse al dogma. Por ejemplo, se escudan en la idea de que la proteína sí tiene efectos que van más allá de lo que dicen sus calorías, porque eso les permite seguir viviendo dentro del paradigma de la energía (hablan del efecto termogénico de la comida, o TEF, de sus siglas en inglés). Pero no es más que una artimaña para seguir sin rectificar. La realidad es que en experimentos en los que no hay diferencias en la ingesta de proteína también se demuestra que el resultado depende de la composición de la dieta (ejemplo). En definitiva, hablar del TEF es un engaño que se usa para no reconocer otro engaño. Es una huida hacia adelante. Y no estoy diciendo que la cantidad de proteína de la dieta no importe, al contrario, lo que digo es que toda la composición de la dieta importa, no sólo la cantidad de proteína y en ningún caso importan las calorías (ver).

Pero no sólo es la evidencia científica sobre la importancia de la composición de la dieta lo que echa por tierra las teorías del balance energético. En el blog hemos visto, por ejemplo, que sin cambiar la composición de la dieta, forzando una restricción calórica se puede acabar engordando (ver,ver,ver,ver). Menos comida, más grasa corporal. La teoría del balance energético no sabe no contesta. Y los «expertos», con la mirada perdida en el infinito.

¿Es importante hablar de la composición de la dieta? Absolutamente, en mi opinión. Negar su importancia conduce a los «expertos» a decir que si algo nos hace engordar tiene que ser por la cantidad, y por lo tanto el problema es comer «en exceso» y a partir de ahí nos hablan de apetito, sedentarismo, etc. No ha lugar a hablar de calidad, de qué comemos o de si unas formas de comer engordan más que otras, a igualdad de calorías. Admiten la importancia de la composición de la dieta al hablar de salud, pero lo niegan hablando de peso corporal, porque no ven más allá de las calorías. En conjunto, nos encontramos con una tormenta perfecta de incompetencia, arrogancia y falta de inteligencia. Los «expertos»:

  • Interpretan erróneamente, desde varios puntos de vista, las leyes de la termodinámica (ver,ver,ver,ver)
  • Ignoran que la teoría del balance energético únicamente se usa con la obesidad, cuando su uso es claramente estúpido aplicado a cualquier crecimiento en un ser vivo (ver)
  • Ignoran los experimentos con animales, los cuales dejan en evidencia la falsedad de la teoría del balance energético (ver,ver,ver,ver,ver,ver,ver,ver),
  • Se inventan que los experimentos con humanos que demuestran la importancia de la composición de la dieta son erróneos (ver,ver)
  • Adoptan explicaciones incoherentes con sus propios postulados (e.g. «las dietas low-carb son más efectivas a corto plazo, pero igual de efectivas a largo plazo», algo imposible desde la óptica del balance energético. E.g las dietas low-carb son «difíciles de seguir» pero funcionan mejor que el resto de dietas porque «la adherencia a ellas es mayor»)
  • Ignoran que la variabilidad interpersonal demuestra la falsedad de la teoría del balance energético (ver,ver)
  • Ignoran que la teoría del balance energético es una «teoría milagro» incapaz de ofrecer una explicación sobre su mecanismo de actuación (ver)
  • Ignoran que la eficiencia energética del cuerpo humano es variable (ver,ver)
  • Mienten sobre los resultados obtenidos en humanos en experimentos controlados (ver,ver)
  • Ocultan que sus recomendaciones para perder peso nunca han demostrado funcionar para ese fin (ver,ver,ver)
  • Se inventan que sus recomendaciones para perder peso no funcionan porque la gente abandona la dieta (ver,ver)
  • Ignoran la literatura científica que describe la reacción de nuestro cuerpo oponiéndose a la pérdida de peso (ver,ver)
  • Ignoran los resultados positivos obtenidos con dietas que no hablan de calorías (ver,ver)
  • Difaman y mienten sobre planteamientos que se salen de sus dogmas (ver)
  • Ignoran a todo aquél que dice que se están equivocando (y eso es un problema adicional que agrava los anteriores)
  • Y además de lo anterior se dedican a hacer recomendaciones basadas en una evidencia científica que nunca han visto, porque no existe (ver)

A mí no me preguntes cómo pueden actuar así. Yo no tengo una explicación.

Basándose en prejuicios contra los obesos, diagnostican mal las causas de la obesidad y proponen soluciones que no funcionan. Y, ¿de quién es la culpa del fracaso del método? Del cliente, claro, lo que viene a confirmar que sus prejuicios eran correctos. Un círculo vicioso que roba a las personas obesas una solución efectiva a su problema, y que las condena a seguir sufriendo el problema.

prejuicios

Hay cierta parte de los «expertos» que en lugar de darse cuenta de que se están equivocando, intentan buscar formas de que el obeso coma menos, pero sin que haga falta fuerza de voluntad. Es decir, tratan de buscar soluciones a la obesidad que eviten lo que siempre han creído que era la causa real de la misma. Algo así como «la falta de fuerza de voluntad no es el problema, porque no vamos a conseguir que los obesos tengan fuerza de voluntad«. Más de lo mismo.

The majority of people gain it [the lost weight] back. Are we really to believe they are all weak? I mean, it doesn’t even make sense. I am a social psychjologist. In social psychology when we see a large majority of people behaving all the same way we know it’s not about the person. We know it’s about something bigger than the person. Something about the environment, physical, whatever… it’s not the person’s own will. That’s definitely the case with dieting. […] Willpower is not which separates the thin from the fat. Traci Mann.

La mayor parte de la gente recupera el peso perdido. ¿Tenemos que creer que nadie tiene fuerza de voluntad? No tiene ningún sentido. Soy psicóloga social. En psicología social cuando vemos que la gran mayoría de la gente se comporta de la misma forma, sabemos que no tiene que ver con la persona. Sabemos que la causa trasciende a la persona. Será algo del entorno, algo físico, lo que sea, pero no es por la fuerza de voluntad de la persona. Eso es aplicable sin duda a hacer dieta. […] No hay diferencias en fuerza de voluntad entre gordos y delgados.

Es de sentido común.

Los prejuicios podrían ser ciertos y los obesos (como yo lo he sido) podríamos ser los principales culpables de nuestro exceso de peso, por un problema en nuestra personalidad que nos impide esforzarnos. A mí me parece una barbaridad sólo el hecho de plantear esa hipótesis (ver). Pero aun llenos de prejuicios contra los obesos, lo que en ningún caso deberían hacer los «expertos» es ignorar el sentido común y la evidencia científica, que dicen que se están equivocando. No un poco, sino completamente, de principio a fin. Las evidencias científicas están ahí: sólo hace falta querer verlas.

Un Comentario

  1. AnaMuñiz (@megustastarbien)

    Totalmente de acuerdo contigo
    Infinitas personas saltan de dieta en dieta sin saber que es lo mismo pero pagando a diferentes personas. Quienes solucionan su problema de forma definitiva no es solo quien sigue una dieta por mandato, es quien entiende qué hace y porqué debe hacerlo. Se involucra más allá de hacer caso ciegamente.
    Si el «ambiente profesional» fuese más correcto fisiológicamente hablando, sería infinitamente más fácil el que las personas supiesen que les conviene.
    Por ahora no será en ese país….

  2. ginebra

    Buenas noches

    Aún estoy intentando describir la cara del»profesional» médico q no entiende q se puede perder peso sin hacer «dieta» de X calorías (teniendo en cuenta q ha hehco acto de presencia la menopausia)…jajajaja
    Al decir lo q desayuno ,las grasas saturadas q me meto entre pecho y espalda y lo rico q son mis huevos en formato mousses y bizcochos con rico chocolate..mantequillas,coco,cocos y mas coco…Y me pregunta pq tengo tan bajo los triglicéridos ,colesterol (rango medio)..etc,etc,etc

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