Más ratas y más balance energético

«Sustained exposure to diets with an unbalanced macronutrient proportion alters key genes involved in energy homeostasis and obesity-related metabolic parameters in rats»

Experimento con ratas. Tres dietas: control, HF y HP. Las dietas control y HF tienen la misma proporción de proteína, y se diferencian en el porcentaje de carbohidratos y grasa. La dieta HP tiene muy poca grasa y mucha proteína y carbohidratos:

Control animals were fed a normolipidic diet […] containing 70% of energy (kcal) from carbohydrate, 10% from fat and 20% from protein. HF animals were fed a high-fat diet […] containing 20% of energy from carbohydrate, 60% from fat (40% saturated and 60% unsaturated fat) and 20% from protein. HP animals were fed a high-protein diet (Research Diets) containing 45% of energy from carbohydrates, 10% from fat and 45% from proteins (mainly casein).

Tras 4 meses, las ratas del grupo control han consumido algo más de energía que las del grupo HF, pero tienen menos grasa corporal:

diazrua

Menor ingesta calórica, más grasa corporal. Distinta dieta.

Los autores nos dicen:

Macronutrient composition has a deep impact on energy metabolism with the coherent adaptive physiological response in the selected organs and tissues.

La composición en macronutrientes tiene un impacto profundo en el metabolismo de la energía con la respuesta adaptativa coherente en los órganos y tejidos seleccionados.

La composición en macronutrientes ha tenido un impacto en la acumulación de grasa corporal, que las calorías ingeridas no pueden explicar.

¿De verdad dicen las leyes de la física que unos alimentos no pueden engordar más que otros, a igualdad de calorías?

Si engordar no es cuestión de calorías, como demuestran una y otra vez los experimentos científicos, hay que dejar de hablar de energía y hacer lo mismo que se hace con el crecimiento de cualquier otro tejido en un animal: hablar de biología, hormonas, fisiología, etc. Hablar de calorías en nutrición es pseudociencia nacida de los prejuicios contra los obesos.

 

    • Vicente

      Hola Sergio,
      depende de lo que estemos hablando. Si hablamos de establecer una forma de comer saludable, sin duda tienes razón. Lee los dos últimos comentarios que me he autoescrito en el blog: uno y dos. También puedes leer, si te apetece, este otro comentario, más antiguo:

      para mis hijas les digo que no se preocupen de cuánta grasa, ni de cuántos carbohidratos, ni de cuánta proteína tienen los alimentos. Simplemente que coman comida de verdad, sin alimentos procesados con listas de ingredientes, sin azúcar y sin trigo. Y que si quieren o tienen que comer arroz o patata, que lo hagan sin preocuparse, porque posiblemente en el contexto de una alimentación saludable y para una persona sana, esos alimentos no son ningún problema.

      Hablar de macronutrientes, incluso hablar de dietas bajas en hidratos de carbono (definidas por tanto por la cantidad de un tipo de macronutrientes) es erróneo en el mismo sentido que hablar de calorías: no todo es lo mismo, y hablar de macronutrientes hace parecer que sí lo es.

      Tengo previsto publicar en los próximos días el análisis de cómo, en ratones, dietas isocalóricas pueden producir más o menos acumulación de triglicéridos en el hígado en función del tipo de carbohidratos o ácidos grasos. Misma composición en términos de macronutrientes, diferentes efectos en el metabolismo. Efectivamente, hay que dejar de hablar de macronutrientes y centrarnos en hablar de alimentos. Más hablar de comida de verdad frente a productos procesados, y menos de macronutrientes y calorías.

      Si hablamos de lo que es una dieta saludable, ésa es mi opinión. Pero si hablamos de presentar estudios científicos que demuestran que la teoría del balance energético es un fraude, ahí no sólo me interesan las calorías de las dietas. Que la composición en términos de macronutrientes sea la misma refuerza las conclusiones y, en su defecto, constatar que el contenido en proteína de las dietas es el mismo, sirve para poner en evidencia la mentira de que el distinto efecto engordante de las dietas sólo depende de las calorías y, en su caso, del efecto termogénico de la proteína.

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