No es culpa tuya que no puedas ser como Rocky
«You need in some cases a superhuman effort to reduce your food intake. Is that their fault? I don’t think it is.» (fuente)
En algunos casos hace falta un esfuerzo sobrehumano para reducir la ingesta de comida. ¿Es eso su culpa? No creo que lo sea.
¿Quién tiene la culpa de la epidemia de obesidad? ¿La tiene el individuo o es inocente porque las circunstancias son tan difíciles de contrarrestar que adelgazar es pedirle un imposible?
¿Vemos la falacia del planteamiento? Estamos limitando los posibles culpables a las víctimas. «¿Son los obesos los culpables de su condición, sí o no?» Pues va a ser que el problema está en la pregunta, porque los culpables son otros y esa pregunta no nos deja asignarles la culpa que les corresponde.
Imagina que vas al dermatólogo porque tienes un sarpullido en el brazo. El dermatólogo te examina, te dice que desconoce la causa del sarpullido, y te receta una pomada de uso tópico. Te advierte de que esa pomada nunca ha demostrado ser útil para ese tipo de sarpullidos: los alivia un poco al principio, pero con el tiempo vuelven incluso con más fuerza. Te dice además, que la pomada huele realmente mal.
Al cabo de unos meses vuelves a la consulta del dermatólogo y le dices que te pusiste la pomada y que efectivamente el sarpullido mejoró al principio, pero que al poco tiempo volvía a estar igual que antes. Siendo que el olor era insoportable, dejaste de aplicar la pomada. El dermatólogo te dice que no te preocupes, que no es culpa tuya que tu brazo no haya mejorado, que no todo el mundo tiene la fuerza de voluntad necesaria para mantener el tratamiento a largo plazo. «¡No es culpa tuya que no puedas ser como Rocky!«, te dice.
¿No todo el mundo puede ser como Rocky? No sabe qué ha causado el sarpullido, te da un remedio que se sabe que no funciona, ¿y el problema es que no tienes tanta fuerza de voluntad como Rocky? ¿Qué sabrá ese mendrugo de si tienes o no fuerza de voluntad? ¿Qué clase de zoquete asocia fuerza de voluntad con «Rocky»? Te levantas a primera hora todas las mañanas para ganarte el jornal y cuando llegas a casa aún tienes que hacer frente a las tareas del hogar y a las necesidades de tus hijos, ¿y es Rocky el ejemplo de fuerza de voluntad? Pero todos contentos, porque nos perdonan la vida: «no es culpa tuya que no puedas ser como Rocky»
¿Quién es culpable de la epidemia de obesidad? Los que propagan pseudociencia: los que nos hablan del balance energético, de la pirámide alimentaria basada en las harinas y de las dietas hipocalóricas. Todos esos conceptos son pseudociencia: parece ciencia pero no lo es. La culpa es de los que nos dicen que la obesidad es causada por consumir demasiada energía y/o llevar estilos de vida sedentarios y proponen como solución las dietas hipocalóricas, que no son más que dietas milagro. Como en la analogía del sarpullido, la culpa es, esencialmente, de los «profesionales» que no entienden la causa del problema, que lo agravan con sus recomendaciones carentes de fundamento científico y que recetan un remedio que ha demostrado sistemáticamente en los experimentos científicos que no funciona. No es que todavía no haya pruebas de ese remedio funcione, es que ya se sabe que no funciona.
No sólo no hay que agradecer a los «expertos» que nos perdonen la vida: hay que señalarles con el dedo.
Leer más:
Nota importante: el esfuerzo es para reducir la ingesta de comida. Lo que hay que cuestionar es a los «expertos» y sus recomendaciones, y dejar en paz a las víctimas de sus errores.
Cuando uno de esos profesionales afirma que las dietas hipocalóricas funcionan, ya no hablamos de la ignorancia de gente con buenas intenciones, sino de engaño consciente.
Hola que piensas de éste artículo ??? Porfavor si lo leer me gustaría que dieras tu opinión sobre ésto
http://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1550413115003502
Saludos y gracias !!
Ana
Hola Ana,
ese estudio sólo demuestra el fanatismo de sus autores. Cualquiera que haya analizado un poco los estudios publicados hasta la fecha sobre dietas de adelgazamiento sabe que los resultados a corto plazo no tienen nada que ver con los resultados a largo plazo. A corto plazo plazo simplemente con la más estúpida de las dietas (i.e. comiendo menos) puedes perder unos kilos, aunque los resultados científicos vaticinan que en general no van a ser muchos (ver). Pero esa pérdida de peso se ralentiza progresivamente y al cabo de unos seis meses, más o menos, la pérdida se convierte en paulatina recuperación de lo perdido. Nunca ha pasado otra cosa en un estudio científico, cuando la duración del mismo es suficiente para ver el efecto de la reacción metabólica provocada por la restricción calórica.
Algunos ejemplos:
https://novuelvoaengordar.com/2016/04/18/es-esto-adelgazar-i/
https://novuelvoaengordar.com/2016/04/23/es-esto-adelgazar-ii/
https://novuelvoaengordar.com/2016/05/24/es-esto-adelgazar-iii/
https://novuelvoaengordar.com/2016/05/29/es-esto-adelgazar-iv/
https://novuelvoaengordar.com/2016/03/27/y-ahora-que/
Si no recuerdo mal, ese estudio no llegaba a la semana de duración. A mí me parece irrelevante lo que suceden los primeros seis días de seguir una dieta. Ni siquiera un experimento de seis meses, una duración 30 veces mayor, me parece suficiente para sacar conclusiones. Como mínimo nos tenemos que ir a los tres o cuatro años para saber si la pérdida de peso ha sido transitoria o si se ha adelgazado de verdad.
Respecto de lo que decía del fanatismo de los autores, ellos concluyeron que habían demostrado que una dieta era mejor que otra para adelgazar, y sacaban esa conclusión de un experimento de seis días de duración. No ha lugar a pensar que es simple ignorancia, pues esa gente investiga en temas de adelgazamiento y no pueden ignorar los efectos a largo plazo de la restricción calórica en el organismo de un animal.
De hecho no hay duda sobre las creencias de los autores, pues el primero de ellos claramente dice que el no funcionamiento de la restricción calórica es debido a que la gente deja de seguir la dieta (ver). Según los modelos matemáticos que él ha programado, no hay reacción metabólica. Supongo que en su fanatismo no se le ha ocurrido pensar que si hubiera programado esa reacción metabólica, entonces sus modelos si mostrarían reacción metabólica. Lo de las máquinas que se vuelven inteligentes y hacen cosas que no están programadas sólo pasa en las películas.
Sin ir más lejos, no hace mucho se publicó un artículo (ver) del que este señor es coautor, con el que este señor quedaba en evidencia: predijo que los participantes del experimento podrían mantener el peso con un cierto consumo energético y haciendo ejercicio, pero la realidad es que el gasto energético se desplomó. No he leído en ningún sitio que Hall haya pedido disculpas por su incompetencia. A lo mejor ha escrito un algoritmo que le vaticina su nivel de incompetencia y el algoritmo le dice que es un tipo fantástico.
Un par de detalles más sobre el estudio: el primero es que los resultados de pérdida de grasa que se midieron directamente no mostraron diferencias entre dietas, pero los autores sacaron sus conclusiones a partir de datos que se calcularon de forma indirecta, con suposiciones y fórmulas matemáticas. Cabe plantearse que si tan buenos eran los modelos matemáticos de Hall, el experimento no se debería haber llevado nunca a cabo, pues éste debería de haber sabido de antemano que el resultado de la medida directa (por DXA) no iba a servir de nada. ¿Por qué hicieron entonces un experimento predestinado, por su corta duración, a no poder dar resultados reales fiables?
Otro detalle sobre el estudio: los autores sabían que en la dieta más baja en carbohidratos estaban midiendo una reacción transitoria (en la que se estaban vaciando las reservas de glucógeno), en lugar de quemar grasa corporal. No les importó a la hora de escribir grandilocuentes conclusiones. ¿He dicho ya que son unos fanáticos?
Como último comentario, este estudio proclamaba que a efectos de pérdida o ganancia de grasa corporal, la composición de la dieta importaba: «con las mismas calorías, se pierde más grasa corporal con la dieta baja en grasa«, dice el título. Este artículo fue aplaudido con las orejas por los defensores del fraudulento balance energético, los que dicen que a efectos de ganancia o pérdida de grasa corporal lo único que importan son las calorías. Han pasado los meses y todo sigue igual, con esa gente defendiendo el «balance energético» como si fuera una verdad inviolable. A mí, sin embargo, no me cuesta nada aceptar que el resultado pueda ser ése (aunque como he dicho, no se sabe, pues no se midió): una dieta bajísima en grasa puede ser mejor para pérdida de peso, a cortísimo plazo, que una dieta no demasiado baja en hidratos de carbono, con las mismas calorías. ¿Posible? ¿Por qué no? Esa conclusión, que es la que se deduciría del estudio si los datos inventados fueran reales, mata y entierra el balance energético. No he visto que se haya celebrado el entierro, y sin embargo estos fanáticos vuelven a la carga una y otra vez con los dogmas de siempre.
En su momento escribí sobre este estudio:
https://novuelvoaengordar.com/2015/08/17/hubo-intencion-de-enganar-en-el-estudio-de-hall-et-al/
https://novuelvoaengordar.com/2015/08/18/mas-sobre-el-gol-que-nos-han-metido/
https://novuelvoaengordar.com/2015/08/30/taubes-escribe-sobre-el-estudio-de-hall-et-al/
Vicente, es una pena que estos individuos –llamarlos científicos sería minusvalorar el significado de la palabra– no apliquen lo que Richard Feynman recomendaba: buscar los errores de tus propias teorías y no engañarte a ti mismo. Acabo de encontrar un audio en Cadena SER que merece la pena escuchar http://cadenaser.com/programa/2016/06/10/hora_25/1465584623_341072.html
Hola Óscar,
lo que sucede en el mundo de la nutrición es inimaginable para los profanos en el tema. Es un escándalo.
El problema es que fanáticos como Guyenet o Hall presumen de hacer las cosas que Feynman dice. Adoptan el discurso de la ciencia, adoptan su forma de expresarse, adoptan su terminología, hablan como si fueran científicos, pero no son más que zoquetes arrogantes. No demasiado diferentes de trolls como carbsane o Nigel Kinbrum.
La falsa defensa de los que tenemos problemas de peso: se nos perdona que no tengamos fuerza de voluntad.
Lo que nunca nos cuentan es la evidencia científica en la que se basa el tratamiento por el que cobran. El foco de atención siempre puesto en por qué falla el cliente.
Y, por cierto, los dietistas NO son portavoces de las personas que tenemos problemas de peso.