Un día interesante. Segunda parte
Hoy he vuelto a hablar con uno de los dos chicos de ayer, el segundo, del que yo creía haber entendido que había bajado de peso comiendo menos y haciendo más ejercicio.
Y sí, así lo logró. Me ha contado que lleva manteniendo el peso desde agosto pasado, más o menos. Y está hecho un palillo. Me ha contado que cuando tenía 16-17 años pesaba casi 100Kg, pero que realmente cuando adelgazó hace un par de años bajó de 88 a 68 Kg, o sea unos 20 Kg, en un año. Dice que ha sido muy estricto con las calorías, quitando hasta la grasa del jamón serrano, y no dejando de hacer dieta en ningún momento. Trataba de compensar si comía en exceso con el ejercicio. Dice que, aunque no le gusta nada, sale a correr todas las semanas. Se levanta a las 5 de la mañana para irse a correr, tres días a la semana. Hora u hora y media cada vez. No le gusta, pero no piensa dejarlo porque cree que ha sido clave para bajar de peso, y no quiere volver a engordar. Incluso ha participado en alguna carrera corta y se plantea correr media maratón. Antes de adelgazar no hacía ejercicio de forma regular.
En la conversación estaba la misma mujer que ayer comentó que el yogur griego tenía muchas calorías. Según ha dicho, cuando pasen estas fiestas quiere ponerse a dieta, pero cree que ya a nuestra edad el cuerpo se resiste a perder peso. Y también estaba el «cuarto hombre» del almuerzo de ayer. Que yo sepa no ha adelgazado. Es muy alto y le pueden sobrar unos kilitos, pero no está gordo. Ante mi comentario de que las dietas no sirven, en general, para adelgazar, sino más bien para ganar peso, ha dicho que no funcionan porque la gente las abandona. Es curioso cómo ciertos mensajes, falsos de toda falsedad, arraigan en la mente de la gente y se convierten en «sabiduría» popular.
Ya para acabar, ésta es la foto que hay en mi carné de conducir (es de hace cuatro años):
El de la foto no tenía ni idea de qué le había puesto así ni de cómo salir de esa situación.