Más calorías ingeridas, más pérdida de peso
«Effects of a low-carbohydrate diet on weight loss and cardiovascular risk factor in overweight adolescents«
Estudio con 39 participantes. 12 semanas de duración. Un grupo de participantes (LC) es instruido para que coma cuanto quiera, pero que no sobrepase los 40 g/día de hidratos de carbono. El otro grupo (LF) tiene que limitar su ingesta de grasa a no más de 40 g/día.
The study group (LC) (n = 16) was instructed to consume <20 g of carbohydrate per day for 2 weeks, then <40 g/day for 10 weeks, and to eat LC foods according to hunger
Los datos de ingesta muestran un 32% de kcal procedentes de proteína en ambos grupos.
El grupo LC perdió más peso que el otro, ingiriendo más calorías (1800 kcal/d frente a 1100 kcal/d). Y los autores del estudio, lejos de pensar que es un resultado imposible, dicen que es lo normal con la restricción de carbohidratos:
the LC group lost more weight despite a higher reported energy intake. The results are consistent with previous studies describing the effectiveness of LC diets in promoting weight loss
Of those considered for final analysis, adolescents in the LC group lost 9.9 ± 9.3 kg compared with 4.1 ± 4.9 kg for teens in the LF group
Datos individuales de pérdida de peso en ambos grupos de participantes:
Los datos de este estudio dicen que se perdió más peso corporal con 1800 kcal/día de dieta baja en hidratos de carbono, que con 1100 kcal/día de dieta baja en grasa. ¿Datos erróneos? Seguro que sí. Siempre lo son, porque de lo contrario la teoría del balance energético no sería más que una patraña. Como los «expertos» en nutrición no son idiotas, los datos de este estudio no pueden ser correctos. ¡Será agua lo que han perdido!
Si alguien siente la imperiosa necesidad de inventarse que los datos de este estudio son incorrectos, la pregunta que hay que hacerle es: ¿lo dices
- a) porque tienen que serlo, porque así lo marcan leyes inviolables de la física, o es
- b) porque en la práctica se demuestra que este resultado no se produce y que la pérdida de peso viene determinada por las calorías ingeridas?
Si dice que es por la primera razón, supongo que también tienen que ser erróneos los cientos de estudios científicos absolutamente controlados hechos con animales que hemos visto en el blog y que demuestran que la teoría del balance energético es una estafa. Si, por el contrario, contesta que se trata de un resultado empírico, que cualquier resultado es a priori posible, pues no viene preestablecido por las leyes de la física, eso equivale también a reconocer que la teoría del balance energético es una estafa, pues en tal caso se reconoce que no se basa en inviolables leyes de la física. No esperes su respuesta, sino más bien que tu interlocutor abandone la conversación.
«Disonancia cognitiva«: incomodidad, tensión o ansiedad que experimentan los individuos cuando sus creencias o actitudes entran en conflicto
Para aliviar esa incomodidad se recurre al autoengaño y a evitar los hechos que generan la incomodidad (ver):
los sujetos por lo general viven en consonancia cognitiva entre su pensar y actuar y si por algún motivo no pueden ser congruentes, intentarán no hablar sobre los hechos que generan la disonancia, evitando así aumentar ésta y buscarán reacomodar sus ideas, valores y/o principios para así poder autojustificarse, logrando de esta manera que su conjunto de ideas encajen entre sí y se reduzca la tensión
Leer más:
Hola, Vicente. Al leer el artículo
Ver en Medium.com
me vino a la mente el hecho de que muchas veces los considerados»expertos» no son los que tiene realmente «experiencia» en los hechos relevantes. Por ejemplo, me resultó muy interesante la experiencia de los ganadores del premio Nobel de Medicina en 2005, los australianos Robin Warren y Barry Marshall. Os animo a que veáis los discursos que hicieron en la entrega de los premios, donde se ponen de manifiesto las discrepencias de sobre los (considerados) «expertos» y sobre los que tiene realmente «experiencia» en el tema. La presentación de J. Robin Warren (https://www.nobelprize.org/nobel_prizes/medicine/laureates/2005/warren-slides.pdf) se tituló «THE EASE AND DIFFICULTY OF A NEW DISCOVERY», que me hace recordar una frase –de la que no me acuerdo el autor– que venía a significar que «los verdaderos avances se producen cuando se mueren los ‘expertos’ en el tema, porque en ese momento es cuando las nuevas teoría encuentran menos oposición». Y también me hizo recordar una fragmento del delicioso libro «¿Está usted de broma, señor Feynman?», que incluyo al final del comentario [*].
La presentación de Barry J. Marshall (https://www.nobelprize.org/nobel_prizes/medicine/laureates/2005/marshall-slides.pdf), contiene una frase
“The greatest obstacle to knowledge is not ignorance, it is the illusion of knowledge.”
Daniel Boorstein – Historian
que creo que representa muy bien uno de los grandes problemas en el tema de la obesidad.
[*] Incluyo aquí el fragmento del libro sobre Richard Feynman:
—
Conocí también a Niels Bohr. En aquellos tiempos se hacía llamar Nicholas Baker, y vino a Los Álamos acompañado por Jim Baker, su hijo, cuyo nombre verdadero es Aagen Bohr. Procedían de Dinamarca, y como ustedes saben, era físicos muy famosos. Incluso para los peces gordos, Bohr era grande como un dios.
En su primera visita estábamos en una reunión, y todos querían ver al gran Bohr. Había allí un montón de gente que estaba analizando los problemas de la bomba. Yo estaba atrás, en un rincón. Bohr iba y venía, pero lo poco que pude ver de él fue por entre las cabezas de los demás.
Por la mañana del día en que se esperaba su siguiente visita recibí una llamada telefónica.
«Hola. ¿Feynman?».
«Al aparato».
«Soy Jim Baker —era su hijo—. A mi padre y a mí nos gustaría poder hablar con usted».
«¿Conmigo? Yo soy Feynman. No soy más que…».
«No hay error. ¿Le va bien a las ocho?».
Así que a las ocho de la mañana, antes de que nadie se despertase, bajo hasta el lugar acordado. Entramos en una oficina de la zona técnica, y Bohr me dice: «Hemos estado pensando cómo hacer que la bomba sea más eficiente, y se nos ha ocurrido la siguiente idea».
Yo digo: «No, no va a funcionar. No es eficiente… Bla, bla, bla».
Entonces él replica: «¿Y qué me dice de esto y esto?».
«Me suena un poco mejor —respondo—. Pero sigue inspirándose en la misma idea absurda de antes».
La conversación siguió más o menos así como un par de horas, adelante y atrás sobre montones de ideas, una y otra vez, discutiendo. El gran Niels estaba todo el tiempo encendiendo la pipa; se le apagaba continuamente. Y hablaba de una forma casi incomprensible, como farfullando; resultaba difícil saber lo que decía. A su hijo se le podía comprender algo mejor.
«Bueno —dijo finalmente, encendiendo su pipa—. Me imagino que ahora ya podemos hacer pasar a los peces gordos».
Entonces el hijo me explicó lo que había pasado. La última vez que estuvo en Los Álamos, Bohr le comentó a su hijo: «¿Te acuerdas del nombre de aquel tipo insignificante que estaba en el rincón? Es el único que no me tiene miedo, y el único que me dirá si lo que he pensado es una bobada. Así que la próxima vez, cuando tengamos necesidad de analizar ideas, no podremos hacerlo con esos que no hacen más que decir sí, sí, Dr. Bohr. Echa mano del chico ese, y hablaremos primero con él».
Siempre he sido torpe en ese aspecto. Nunca he tenido conciencia de con quien estaba hablando. Siempre he estado preocupado por la física. Si la idea me parecía una porquería, pues sin el menor tacto decía que era una porquería. Y si parecía buena, decía que era buena. Sencillo.
Siempre he vivido de ese modo. Es bonito, es agradable, si se puede hacer. He tenido en mi vida la suerte de poder hacerlo.
—
Y si admitís un consejo, leed este libro y la biografía que James Gleick escribió sobre Richard Feynman (Genius. The Life and Science of Richard Feynman). Os encontraréis, además de unos libros deliciosos, un espiritu científico modélico, como los que esperarías encontrar en aquellos que se dedican a cualquier rama de rama de la ciencia.
Lo leí hace tiempo y me ha encantado volver a leer ese capítulo.
Yo que estoy criando a un niño a veces me como la cabeza pensando cómo hacerle entender que la manada y sus líderes importan lo justo y que saber analizar las cosas le puede llevar al ostracismo.
Hola oscaretu,
me ha gustado esa anécdota.
La teoría de que las cosas cambiarán cuando los cantamañanas mueran cae por su propio peso cuando ves que gente joven ha cogido el relevo de esos cantamañanas de mayor edad. Igual de arrogantes, igual de obtusos, e igual de dañinos para nuestra salud.
Hola, Vicente. Sjpongo que quien hizo la afirmación estaba expresando una condicion necesaria, no una suficiente. Y supongo que los jóvenes cachorros, por ahora, siguen la estela de sus viejos predecesores…
Vicente, revisando hoy un artículo del año pasado de Malcolm Kendrick me ( https://drmalcolmkendrick.org/2019/08/22/what-causes-heart-disease-part-64-not-changing-your-mind/#comment-143327 ) encontré la cita al inicio del articulo:
A new scientific truth does not triumph by convincing its opponents and making them see the light, but rather because its opponents eventually die, and a new generation grows up that is familiar with it.’ Max Plank
Buenas,
el debate de cómo acabar con la pseudociencia del balance energético sigue tan actual como siempre. ¿Cómo se acaba con una pseudociencia que es fomentada desde instituciones oficiales y que de ser reconocida como lo que es, pura estupidez y pura charlatanería, crearía gravísimos problemas a «profesionales» que han sido formados en esa charlatanería?
Socialmente los nutricionistas son un problema de casi imposible solución. Parece más sencillo convencer a un accionista de Boiron de que la homeopatía es una tomadura de pelo que convencer a un nutricionista de que se dedica a engañar a sus clientes con charlatanería.