Modelo de pequeña señal y falacia de la falsa analogía
Si quiero hacer que un yoyó se balancee de un lado a otro en forma de péndulo, necesito elevar la mano que sostiene el yoyó. Sólo si elevo la mano suficientemente, el yoyó se balanceará como esperamos. Y el movimiento de balanceo no tiene que ver con cuánto hemos elevado la mano.
Polarización y modelo de pequeña señal
Algunos circuitos electrónicos, típicamente los que emplean dispositivos activos como los transistores, necesitan para su correcto funcionamiento ser «polarizados«. El concepto es muy sencillo: en la analogía del movimiento pendular de un yoyó la polarización sería situar elevada la mano. La «polarización» es necesaria para que el sistema haga lo que tiene que hacer, pero es ciertamente irrelevante en la comprensión de cómo se mueve el péndulo que hemos creado con el yoyó.
Como decía, ciertos circuitos electrónicos necesitan ser polarizados, es decir llevados a una situación en la que ya pueden funcionar correctamente. Una vez establecida esa polarización, el comportamiento del diseño no necesariamente guarda relación con el punto concreto de polarización. La idea es muy intuitiva. De forma gráfica la polarización es ubicar el punto negro que vemos en la gráfica en un lugar suficientemente elevado de la curva roja. En el esquema, estamos amplificando (i.e. aumentando la amplitud) la señal.
Una vez establecido el punto de polarización, el comportamiento real del amplificador se mueve en los alrededores de ese punto, un tramo que tiene que ser lo más recto posible para minimizar la distorsión (i.e. hay distorsión si la señal de salida no es una copia a escala de la entrada). Si colocamos el punto negro demasiado bajo o demasiado alto en la curva, ya no dispondremos de un tramo totalmente recto para la señal (dibujada en azul) y la salida estará distorsionada respecto de la entrada (o en otras palabras, ya no tendrá exactamente la misma forma).
Una vez el circuito ha sido polarizado, su comportamiento vendrá marcado por todos los componentes del diseño, y el circuito se analiza empleando el «modelo de pequeña señal«, que es simplemente analizar el circuito dando por supuesto que ya está correctamente polarizado. En la analogía del yoyó, lo que haríamos sería dar por supuesto que la mano está suficientemente elevada y a partir de ahí ignorar la altura de la mano porque es irrelevante en el comportamiento del péndulo.
Insisto en que las oscilaciones del péndulo no dependen de la altura de la mano, es decir no dependen de la polarización escogida. Del mismo modo, el circuito electrónico funcionará esencialmente igual al margen del punto concreto de la recta que escojamos, siempre que nos encontremos en un tramo recto de la curva roja. Plantear que la altura de la mano «importa» para entender el movimiento pendular porque «si no elevo la mano el péndulo no oscila» es una falacia.
Falacia de la falsa analogía
Una de las principales falacias empleadas para defender la pseudociencia del balance energético es plantear situaciones de extrema ingesta como –supuesta– demostración de que «las calorías importan«. Por ejemplo:
He doesn’t grow taller because he consumes more calories; he consumes more calories because he’s growing taller. But of course, that’s not the same as “calories have nothing to do with it.” If you starve the kid, he won’t grow to his potential. Tom Naughton
No crece por consumir más calorías; consume más calorías porque está creciendo. Pero, por supuesto, no podemos decir que «las calorías no son relevantes». Si matamos de hambre al niño no crecerá como debiera.
La falacia es triple:
- Se compara la situación de interés con una situación extrema que no es la situación de interés ni tiene sus mismas características. Las personas no engordamos consumiendo a propósito cantidades extremas de comida.
- Se atribuye arbitrariamente a las calorías el resultado obtenido en la –improcedente– situación extrema. No se dice que el niño consume poca comida, pocos gramos o pocos litros, se dice que consume pocas calorías, atribuyendo el resultado a esa medida concreta de la cantidad de comida. Es más relevante de lo que parece, pues la falta de rigor no hace sino apuntalar la pseudociencia del balance energético.
- Se emplean términos de definición inexacta o ambigüa como «importan» (ver,ver). Esto es típico de las pseudociencias, que rehúyen emplear expresiones falsables para sus dogmas.
Olvidemos la dieta occidental y pensemos en una alimentación tradicional del ser humano (paleo, evolutiva o sencillamente sin poner inventos del ser humano en la dieta). Tengo serias dudas de que con una ingesta normal de huevos, carne, vegetales de hoja y frutas alguien vaya a desarrollar obesidad, al margen de que consuma más o menos comida. Repito: ingesta normal, no situación forzada y falazmente extrema. Comer poquísimo o comer «claramente en exceso» no demostrarían que la idea anterior es falsa porque no son la situación normal en la que una persona engorda: son casos extremos o forzados que no se rigen por la respuesta normal de nuestro cuerpo y, por tanto, no son una analogía válida para entender por qué engordamos.
En la analogía lo que planteo es que para entender por qué engordamos tenemos que entender cómo funciona el «modelo de pequeña señal» de nuestro cuerpo, mientras que las falaces situaciones extremas lo que hacen es plantear hipotéticas situaciones en las que la polarización es defectuosa y el modelo de pequeña señal no es aplicable.
Conclusión
En definitiva, la idea que quiero contar con esta entrada es que con una dieta saludable (alejada por tanto de la dieta de las harinas que promocionan los «expertos» en nutrición) no tengo nada claro que comer un poco más o un poco menos tenga ninguna influencia en nuestro peso corporal. Nuestro cuerpo tiene mecanismos para adaptarse a variaciones en la cantidad de comida. Las naturales e inevitables alteraciones en la cantidad de comida simplemente nos harían trabajar en un punto de polarización diferente, pero el «circuito» seguiría trabajando correctamente, es decir, sin engorde. Por el contrario, y siguiendo con la analogía, deteriorar la calidad de lo que comemos afectaría al comportamiento de pequeña señal de nuestro cuerpo. El problema no sería una incorrecta polarización, es decir una cantidad de comida inapropiada, y plantear que sin polarización el circuito no funciona no contradice esa idea y no es otra cosa que una falacia.
¿Engordamos más cuanta más comida basura consumimos? Posiblemente sí, seguro que sí, pero el problema no sería el «exceso», sino la mala calidad, que posiblemente también lleva a mayor cantidad de comida, agravando aún más el problema.
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pero los chicos pierden grasa y ganan músculo y las chicas engordan. ¿Qué tiene que ver el acto de comer en exceso con eso? ¿OK? Sabemos por qué crecieron: estaban secretando hormona del crecimiento. Sabemos por qué consumieron más calorías de las que gastaron: estaban creciendo. Necesitaban esas calorías para construir nuevos tejidos, nuevos tejidos conectivos, nuevos huesos, nuevos músculos, etc. Las hormonas sexuales determinaban si ganaban grasa o la perdían y a dónde iba a parar la grasa. ¡El hecho de comer en exceso, este desequilibrio calórico que es el núcleo de nuestras creencias sobre la regulación del peso, es irrelevante! Es un efecto: comen en exceso porque están creciendo. Y su crecimiento estaba determinado por hormonas y dónde ponían su grasa estaba determinado por hormonas.
Mi mundo se acabó, no tiene ya valor, si ya no estás conmigo porque acabas de decirme adiós
Ted Naiman cubriéndose de gloria: saca conclusiones sobre el consumo de grasa de un experimento de 24h en personas no adaptadas que además consumen casi el doble de calorías de lo normal (un 78% extra).
¡Bravo, Ted!