1. Vicente

    cambiar las creencias puede suponer un doloroso golpe en la autoimagen. Además, te enfrenta a los que hasta ahora han sido tus «compis». Y fuera de la manada hace mucho frío. De acuerdo con el modelo de la disonancia cognitiva, la mente humana también puede tratar de reducir la tensión interna sin rectificar. Lo que hace en tal caso es adoptar un tercer pensamiento que alivie la tensión entre las dos cogniciones en conflicto. Por ejemplo:

    1. Prueba social: «si muchos creen lo mismo que yo, no puede ser tan erróneo ni yo soy tan tonto.» De hecho, ante la disonancia cognitiva se puede reaccionar tratando de crear aun más conversos a la pseudociencia. Otra reacción típica es enlazar en twitter algún artículo que defiende la calorexia: la reacción a la incapacidad para rebatir argumentos es difundir que hay más gente que cree lo mismo: no eres tan tonto ni necesariamente tu teoría es errónea.
    2. Atribuir maldad al crítico: «el que explica que esta teoría es pseudocientífica tiene intenciones ocultas y se mueve por odio hacia mi persona». Una vez autoconvencido de que el que hace la crítica es malo-malísimo, «se deduce» que la crítica está injustificada y así no es necesario cambiar nada.
    3. Sesgo de confirmación: buscas datos que creas que te dan la razón, ignoras los que no lo hacen y concluyes que las críticas «no son lo que dice la evidencia científica». Tensión aliviada.
    4. Racionalizar la evidencia: «aunque sea errónea funciona en la práctica, como demuestra la dieta twinkie o como se demuestra en los gimnasios». Cualquier dato, por flojo que sea, que creamos que nos da la razón es tomado como prueba de que se tiene razón. Algo se te ocurrirá para dar relevancia a resultados que realmente no la tienen.
    5. Usas la falacia del punto medio: no sólo no eres un charlatán, sino que en realidad eres mejor que los críticos, porque eres moderado: «decir que las calorías no importan es igual de erróneo que decir que lo son todo». No defiendes charlatanería: «integras» ideas de distintos autores. Porque todos tienen algo que aportar. ¿Ves qué fácil ha sido?

      Calorexia y disonancia cognitiva

  2. Saturnino

    Interesante, me llaman la atención dos párrafos, uno al comienzo, que creo que habla por si sólo:

    «Ni siquiera los 150 médicos, dietistas y entrenadores personales que encuestamos supieron resolvernos esa duda. Lo que la gente suele pensar es que la grasa se convierte en energía, pero el problema de esta teoría es que va en contra de la ley de conservación de la materia que siguen todas las reacciones químicas.» «…Solo tres de los encuestados respondieron correctamente. Esto quiere decir que el 98% de los profesionales de la salud de nuestro estudio no podrían explicar cómo se produce la pérdida de peso.»

    Y el segundo, en la conclusión, que lo echa todo a perder porque en ningún momento se dieron los datos para sustentar esa conclusión:

    «Cualquier dieta que nos proporcione menos “gasolina” de la que quemamos dará resultados, pero con tantas ideas equivocadas sobre cómo se produce la pérdida de peso… pocos entendemos el por qué.»

    • Vicente

      Pues sí, Saturnino, la facilidad con la que se justifica la pseudociencia del balance energético es acojonante.

      Losing weight requires unlocking the carbon stored in fat cells, thus reinforcing that often heard refrain of “eat less, move more.”

      Cualquier cosa que te pase en la vida refuerza «el come menos y muévete más». Hoy gana el At. de Madrid en Champions y ya ves confirmadas todas tus creencias. Y si pierde, pues también.

  3. Saturnino

    Que preocupante Vicente, Ni siquiera el 98% de los «expertos» adoctrinados en la burrada del balance calórico saben en detalle como funciona su supuesta teoría, no debería extrañarnos entonces de que no se den cuenta de que esto es sólo es palabrería circular sin sentido ni evidencias de sus resultados.

    Vaya nivel.

    • Vicente

      Es el «nivel científico Guyenet»: haces trampas al solitario y finges sorpresa al ver que ganas la partida.

      Cuando disminuye el gasto calórico y aumenta la ingesta calórica, la ecuación del balance energético deja solamente un resultado posible: ganancia de grasa. Stephan Guyenet, PhD

      1) Incluyes el gasto energético en las premisas, no como un resultado desconocido, algo que es una falacia pues no está bajo nuestro control (falacia de petitio principii). Injustificado.

      2) Das por supuesto implícitamente que el tejido adiposo no puede variar por sí mismo. Injustificado.

      3) Asumes que sólo la energía almacenada en el tejido adiposo puede variar. Injustificado.

      Y ya has conseguido crear una falsa causalidad desde el lenguaje que sustituye al comportamiento real del cuerpo. ¡Oh, qué sorpresa, podemos controlar nuestra adiposidad con la Teoría CICO!

  4. Vicente

    Marc, defiende la pseudociencia del balance energético con argumentos rigurosos y libres de falacias, o posiciónate en contra. La equidistancia entre charlatanería y ciencia no es aceptable.

    A ver si va a ser verdad que no tengo sentido del humor…

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