Sucks 2009 y su demostración de que la restricción calórica permite adelgazar

Ya hablé hace un tiempo de un estudio de 2009 (ver) en el que se comparaban cuatro dietas prácticamente idénticas (algo, a priori, no demasiado interesante). Los autores de ese estudio llegaron a la sorprendente conclusión de que «the specific macronutrient content is of minor importance»: el reparto de macronutrientes es poco importante. ¿A ninguno de los 17 autores se le ocurrió pensar que para extraer esa conclusión, tendrían que haber variado un poco la composición de las dietas?

En realidad, lo malo que es ese estudio lo vuelve interesante. Por ejemplo, porque los autores se inventaron los datos (ver). ¿Qué sucedía si un participante se dejaba el estudio y no le volvían a ver el pelo? Pues que los autores se inventaban la evolución de su peso: «A ver, éste que se dejó el experimento a los 7 meses, anota que recuperó 300g al mes desde que se fue. Eso sí, si eso hace que al final gane peso, déjalo en su peso inicial. Y si cuando se fue estaba ganando peso, anota que ha llegado al final del estudio con el peso que tenía el día que desapareció. Respecto de aquellos que se apuntaron en el estudio pero no aparecieron por aquí, anota que su peso no cambió al cabo de dos años. Y para los datos de la cintura, lo mismo: los que se dejaron el estudio, calcula que ganaron 3mm de cintura al mes, hasta llegar a los dos años«. Así describen los autores cómo se inventaban los datos que no tenían.

Teniendo en cuenta que al final del estudio solo tenían datos de unas 160 personas por grupo, frente a las 200 que tenían inicialmente, los datos del 20% de los participantes están contaminados. En las gráficas y tablas del estudio se dice «missing values were imputed», que en castellano significa: «cuando no teníamos datos, nos los hemos inventado». Como dice Richard D. Feinman, en su último libro, hay que plantearse la de dinero que podríamos ahorrar en estudios científicos si en lugar de pagar a los participantes y recopilar datos, los científicos directamente se inventan el resultado. Económico sí sale.

Aun dando por buenos los datos (auténtico acto de fe), en este estudio, al cabo de dos años los participantes no habían perdido más que 3.5 Kg.

Tras los primeros seis meses la pérdida de peso era de 6Kg. En los 18 meses siguientes recuperaron la mitad del peso perdido, quedándose en una pérdida de global 3.5 Kg. No habían conseguido mantener a largo plazo el irrisorio peso perdido en los primeros seis meses.

Algunos «expertos» nos dicen que el efecto rebote, o efecto «yo-yo», se produce porque vuelve a haber una «ingesta excesiva» de alimentos, es decir, porque la gente no tiene fuerza de voluntad y abandona la restricción calórica. El método no falla, pero las personas obesas somos débiles de carácter.

¿Abandonaron los participantes la dieta? Al contrario: los participantes estaban consumiendo 400 kcal/día menos que al inicio del estudio.

Dieta 1 2 3 4
6 meses −477 −353 −456 −385
2 años −554 −402 −434 −389

Pérdida ridícula de peso y además para conseguir mantener esa mínima pérdida consumen 400 kcal/día menos de lo que consumían. No han abandonado la restricción calórica y el método no ha funcionado. No ha fallado porque hayan aumentado la ingesta.

La restricción calórica no funciona para adelgazar y además te deja el metabolismo «tocado».

Hay que ser conscientes de cómo funciona la «ciencia» en el campo de la nutrición: este artículo de 2009 es citado por otros autores como prueba de que «la restricción calórica es efectiva para adelgazar, independientemente de los macronutrientes de la dieta«.

Calorie restriction has been demonstrated to be effective in weight loss regardless of nutritional composition (ver)

Y a su vez ese segundo artículo es citado por otros (ver) en el mismo sentido.

Lo que en todo caso es una prueba de que la restricción calórica no funciona para adelgazar, es citado como evidencia de que sí es efectiva. Alucinante.

Leer más:

  1. Vicente

    let’s just say I haven’t been impressed with the scientific integrity of Dr. Frank Sacks. Some researchers use the tools of science to seek the truth, while others use those tools to design studies that will tell them what they want to hear. And if the studies don’t tell them what they want to hear, they hear it anyway.

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