Más sobre el efecto rebote

Ante una dieta hipocalórica, el cuerpo reacciona. Por un lado,

  • reduce el gasto energético, por otro lado
  • aumenta el hambre

Algunos autores (ver,ver) postulan que la reducción del gasto energético puede estar ligada al cambio en la masa grasa. El cuerpo se resiste a perder sus reservas de energía.

Y por otro lado, los mismos autores creen que el aumento del hambre podría estar relacionado con la disminución de la masa no-grasa, básicamente la pérdida de músculo. Es posible que nuestro cuerpo tenga predisposición a comer de más, hambre, en tanto no recupere la masa no-grasa perdida con la restricción calórica.

Además hay otra consecuencia de la restricción calórica, que es que el cuerpo se pone en modo de acumulación de grasa. La restricción calórica no solo produce el efecto rebote: durante el efecto rebote se recupera en mayor proporción grasa, y no músculo.

Si nos fijamos en la gráfica, vemos con línea discontinua la evolución de los niveles de restricción calórica en una dieta. Sin que se abandone la restricción calórica, se empieza a recuperar grasa y masa no-grasa, pero la recuperación de grasa está «acelerada»: se recupera antes la grasa que el músculo. Y algo que me parece relevante resaltar: en ningún momento se abandona la restricción calórica y HAY efecto rebote. Una vez más se ve que el efecto rebote no se produce como consecuencia de abandonar la restricción calórica, sino por hacer la restricción calórica.

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En la gráfica anterior, llega un momento en el que ya se ha recuperado toda la grasa perdida (grasa en 100% de los valores de control), pero la masa no-grasa (FFM) todavía está por debajo del valor inicial (marcado en la gráfica con una flecha de doble punta). Los autores del artículo que cito dicen que hasta que el cuerpo retorna a los niveles de masa no-grasa inicial (100% del valor de control), lo que va a hacer es aumentar todavía más la masa grasa. En el punto R20 de la gráfica tenemos la misma masa no-grasa que al principio del experimento, pero más grasa corporal. Mirando la gráfica anterior podemos ver que los valores de «energy intake» entre los puntos C12 y R12 siempre se mantuvieron por debajo del 100%: estábamos comiendo menos de lo normal y nuestro cuerpo no solo no perdió peso, sino que lo pusimos en una situación que acabó con más grasa y más peso que antes de empezar. En la gráfica se muestra que el exceso de ingesta (hiperfagia) solo duró mientras la masa no-grasa estaba por debajo del nivel de partida. A la vista de la evolución de las curvas, me parece que es indiferente que la última etapa permitiese (ingesta ad libitum) la hiperfagia, pues todo conducía a acabar como se acabó: sin perder peso y con más grasa que al principio.

Interesante, ¿verdad?

Pero tengo algún comentario que hacer. Estos autores dicen que la reducción del gasto energético puede estar ligada al cambio en la masa grasa. Pero la evidencia científica es abrumadora en el sentido de que las dietas bajas en hidratos de carbono y altas en grasa, no reducen el gasto energético en la misma cantidad que dietas isocalóricas con mayor contenido en hidratos de carbono. Si lo pensamos bien, las dietas que más grasa corporal hacen perder son también las que menos reducen el gasto energético, por lo que la reducción en el gasto energético no parece estar ligada a la pérdida de masa grasa, sino quizá simplemente a la falta de comida y a los cambios hormonales asociados a tal restricción. Quizá también influya la pérdida de grasa, pues la grasa no es un órgano inerte, pero creo que la cantidad de grasa perdida no es el único factor que condiciona la reducción del gasto energético.

En cuanto a que exista hambre o apetito aumentado, en tanto no se recupere la masa no-grasa que había inicialmente, lo que creo es que las dietas low-carb tendrían nuevamente un efecto positivo, pues conservan la masa no-grasa mejor que otras dietas. Y es un hecho las dietas low-carb no producen hambre. Eso en sí mismo es un síntoma de que hay diferencias con otras dietas que van más allá de si se ingieren más o menos calorías. Si en un estudio en el que se comparan dos dietas isocalóricas, en la low-carb los participantes no pasan hambre, y en la otra sí, hay algo diferente a nivel metabólico entre ambas dietas.

Conclusiones

En conjunto, según algunos autores, en una dieta hipocalórica se junta a) una marcada disminución del gasto energético con b) una necesidad fisiológica de recuperar la masa no-grasa perdida. Como ya hemos visto otras veces, por un lado estas dietas dejan de producir pérdida de peso a los pocos meses, y por otro nos ponen en un modo de «recuperación preferente de grasa corporal». Se recupera el peso, pero gran parte de lo que se recupera es grasa. Según estos autores, puesto que la recuperación del músculo es más lenta que la recuperación de la grasa, cuando ya hemos recuperado toda la grasa perdida, el cuerpo todavía nos hace comer de más, buscando recuperar el músculo perdido. El hecho de que el metabolismo cambie y nuestro cuerpo se ponga en modo de recuperación de grasa sería clave para que acabemos con más grasa que antes de hacer dieta. La curva de recuperación de grasa corporal se adelanta a la de recuperación de la masa no-grasa y eso da lugar a la etapa final de aumento de la masa grasa por encima de los niveles iniciales.

En pocas palabras, con las dietas basadas en la restricción calórica:

  • Pasas hambre
  • No pierdes peso
  • Acabas con más grasa que antes
  • Acabas con el metabolismo «tocado»

Con una dieta baja en hidratos de carbono:

  • Hay estudios científicos en los que los participantes no sufren ralentización de la pérdida de peso, cuando son fieles a la dieta low-carb, por lo que cabe pensar que no hay una reducción del metabolismo comparable ni cualitativa ni cuantitativamente a la inherente a una dieta hipocalórica. Hay experiencias personales (ver enlaces al final del texto) que hacen pensar en su efectividad para mantener el peso perdido en el largo plazo.
  • No se pasa hambre
  • Se mantiene la masa muscular más que con otras dietas
  • Se pierde más grasa corporal que con otras dietas

Leer más:

Un Comentario

  1. Pingback: Minnesota Starvation Study | No vuelvo a engordar

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