Partiendo de premisas injustificadas se llega a conclusiones fraudulentas (II)
¿Cómo se introducen las premisas injustificadas en la hipótesis CICO?
La fórmula del balance energético (BE), a la que se recurre frecuentemente para explicar cómo deberíamos proceder en el caso de querer perder, ganar o mantener peso, es tan sencilla como cito a continuación:
BE= ingesta calórica (IC) – gasto calórico (GC).
La ecuación anterior está basada en la Ley de la Termodinámica
Espero que al finalizar esta entrada todos veamos en la cita anterior la misma trampa argumentativa que veo yo.
Principio de conservación de la energía
Empezamos. Principio de conservación de la energía: la energía presente en los enlaces químicos de lo que comemos (CI), o bien acaba siendo usada por el cuerpo para generar movimiento/calor (CO), o acaba almacenada en un tejido/órgano del cuerpo (Tejido Adiposo, GLucógeno, Tejido Muscular, TUMor, etc.):
Como nota importante en este momento, suponiendo una ingesta energética determinada, hipotéticamente la energía almacenada en el tejido adiposo puede variar respondiendo a las señales fisiológicas/hormonales que le llegan, y eso, lógicamente, se traduciría en que o bien el gasto energético sería diferente o la energía almacenada en el resto de órganos/tejidos sería diferente. Nada en la ecuación del balance de energía dice que eso no pueda suceder. ¿Por qué digo que es importante resaltar esta posibilidad? Porque una de las cosas que quiero que veamos en esta entrada es cómo en la hipótesis CICO esta posibilidad se hace desaparecer «mágicamente». Intentaré aclarar en esta entrada cómo sucede esa «magia».
Hacemos una definición
Definimos el balance energético (BE) como calorías que entran (CI) menos calorías que salen (CO):
Y, habiendo hecho esa definición, tenemos ahora dos expresiones para BE acopladas, es decir, dependientes la una de la otra:
Las igualdades anteriores para BE sólo son correctas en conjunto. En conjunto son la ecuación de conservación de la energía. No es posible considerar de forma aislada una de las igualdades, porque la otra igualdad también contribuye a establecer los valores correctos de esa igualdad. Con rigor, nunca pueden usarse por separado.
¿Qué sucede si centramos la atención en sólo una de las dos igualdades anteriores? Resalto que eso es exactamente lo que hace la cita con la que he empezado:
BE= ingesta calórica (IC) – gasto calórico (GC).
Al considerar de forma aislada la primera igualdad, caemos en el error de interpretar que el término BE viene determinado por CI menos CO. ¿Es que la igualdad anterior no dice eso? ¡¡No, no lo dice!!, ¡porque estamos ignorando la segunda igualdad! BE no es un término «muerto» en esta primera igualdad, determinado por CI y CO: si lo pensamos un momento, la realidad es que BE podría variar de acuerdo con los cambios en la segunda igualdad y CO adaptarse a ese cambio. Al ignorar la segunda igualdad e interpretar BE=CI-CO como la fórmula para calcular BE, hemos llegado a la errónea conclusión de que CI y CO son los términos importantes para BE, los términos que lo «determinan» y, por tanto, los únicos términos en los que tenemos que fijarnos. Al aislar la primera igualdad, se ha creado una falsa causalidad. ¡Y lo grave es que no nos damos cuenta de que cometemos un error!
El balance calorías ingeridas – calorías gastadas determina el peso. Óscar Picazo
Resumiendo: interpretamos erróneamente que BE viene determinado por CI y CO. Asumiendo que la ingesta es controlable, eso señala al gasto energético (CO) como el parámetro responsable de establecer un valor para el balance energético (BE).
Aunque ya sepamos que estamos cometiendo un error, vamos a seguir con el planteamiento para ver a qué conclusiones nos lleva esta forma errónea de proceder. Con un BE que ha sido determinado (fraudulentamente) por CI y CO, ahora sí nos vamos a la segunda igualdad.
Dado un BE ya establecido por la igualdad 1), ahora se hace otra trampa argumentativa en el planteamiento, que es dar por supuesto que sólo la energía almacenada en el tejido adiposo (TA) puede variar. No tiene ninguna justificación y es una trampa (como se evidencia si hacemos lo mismo con cualquier otro término de la segunda igualdad):
Y, a la vista de esta (falsa) segunda igualdad, se deduce que el balance energético (BE) establecido por CI y CO va a obligar al tejido adiposo a almacenar o liberar energía. Como ya anticipé que iba a suceder, al usar las 2 igualdades de forma aislada y secuencial (i.e. una tras la otra), en lugar de usarlas siempre en conjunto, se ha impuesto una premisa injustificada: se ha eliminado la posibilidad de que el término TA varíe por sí mismo y el resto de términos de la igualdad se adapten a ese cambio. La secuencia de errores que hemos cometido ha convertido el tejido adiposo en pasivo: éste hace lo que le impone la diferencia entre las calorías que entran y las calorías que salen. No porque sea lo que la fisiología dice que sucede, ni porque sea lo que se deduce de las leyes de la termodinámica, sino como resultado de los errores de razonamiento que hemos ido cometiendo. Nótese que sin trampas y errores argumentativos no se puede llegar hasta esas conclusiones.
Si miramos de nuevo la cita con la que he empezado, ¿qué vemos?
La fórmula del balance energético (BE), a la que se recurre frecuentemente para explicar cómo deberíamos proceder en el caso de querer perder, ganar o mantener peso, es tan sencilla como cito a continuación:
BE= ingesta calórica (IC) – gasto calórico (GC).
La ecuación anterior está basada en la Ley de la Termodinámica
SI CI y CO determinan BE, sólo se está considerando una de las dos igualdades: la primera. Y, a consecuencia de ese error, el tejido adiposo ha desaparecido como tejido «vivo», capaz de variar por sí mismo y cuyos cambios afectarán a otros términos. El tejido adiposo no está, porque la segunda igualdad no está. CI y CO determinan BE, y punto. ¿Qué términos importan en el establecimiento de BE? Si sólo usas una de las dos igualdades, sólo importan los términos presentes en la igualdad que usas. Todo el enfoque del tratamiento de la obesidad a partir de este momento se centra en CI y CO. Y se deduce que si algo falla, es porque CI y CO son más complejos de lo que pensábamos. Pero ése no es el error de base.
Es muy fácil entender lo que estoy contando, sin más que empezar por la segunda igualdad, en lugar de por la primera, que es lo que hace CICO. Si en la segunda igualdad suponemos que TA varía por sí mismo, eso nos llevaría a la conclusión de que TA determina los cambios en BE:
Y al usar luego la segunda igualdad, concluiríamos que CO es irrelevante. ¿Se puede aplicar de forma aislada la igualdad anterior para calcular BE? No es una pregunta retórica. ¿Qué respondemos?
Esto mismo que estoy contando es lo que se hace en los argumentos que defienden la hipótesis CICO como la forma en que nuestro cuerpo se comporta: al argumentar se usa la primera igualdad dándole un valor al gasto energético y, por ello, al balance energético, y a continuación se recurre a la segunda igualdad, deduciendo que el tejido adiposo se ve obligado a adaptarse a un balance energético que se ha establecido (desde el lenguaje) sin tener en cuenta al tejido adiposo. Lo vemos claramente en dos citas de Stephan Guyenet, PhD:
Any energy that’s left over after the body has used what it needs is stored as body fat. Stephan Guyenet, PhD
Cualquier energía que queda después de que el cuerpo ha utilizado lo que necesita es almacenada como grasa corporal
When calorie expenditure decreases and calorie intake increases, the energy balance equation leaves only one possible outcome: fat gain. We gained fat as we ate more calories than we needed to remain lean, given our physical activity level. In other words, we overate. Stephan Guyenet, PhD
Cuando disminuye el gasto calórico y aumenta la ingesta calórica, la ecuación del balance energético deja solamente un resultado posible: ganancia de grasa. Hemos ganado grasa porque hemos consumido más calorías de las necesitábamos para permanecer delgados, dado nuestro nivel de actividad física. En otras palabras, hemos comido de más.
Resalto nuevamente cómo en el comportamiento que describen las citas anteriores no es posible que el tejido adiposo cambie por sí mismo y eso afecte al balance energético (definido como CI-CO). Como hemos visto, esto sí es posible en la ecuación correcta, la ecuación de la conservación de la energía, pero no es posible en la hipótesis CICO.
Conclusión
Con los errores en los razonamientos que he comentado, se llega a la conclusión de que el balance energético es establecido por las calorías ingeridas (CI) menos el gasto energético (CO). Dado un balance energético establecido sin tenerle en cuenta, el tejido adiposo hace aquello a lo que se ve obligado por la (falsa) ecuación de conservación de la energía.
En definitiva, con esta larga explicación lo que pretendo que veamos es que en la hipótesis CICO el tejido adiposo es erróneamente convertido en pasivo: de ser un tejido vivo pasa a ser un término muerto, incapaz de variar por sí mismo. ¿Cómo se produce ese fraudulento cambio? Ese cambio, que es parte fundamental de la hipótesis CICO, es lo que intento explicar con esta entrada, aunque que veamos que esto sucede ya es un avance.
NOTA: si se contemplan las 2 igualdades de las que he hablado por separado, tener en cuenta multitud de factores que afectan a las igualdades no arregla el error que se está cometiendo en el planteamiento.
NOTA: BE=CI-CO es al mismo tiempo correcto como definición arbitraria pero erróneo —por las razones que he explicado en esta entrada— como fórmula que permite calcular BE. Como hemos visto, si se usa esa definición como fórmula aislada, el principio de conservación de la energía se está ignorando.
Leer más:
La Sociedad Española para el Estudio De la Obesidad (SEEDO) nos dice:
INGESTA – GASTO —> OBESIDAD
Pero eso no es lo que dice el principio de conservación de la energía.
Nuestro cuerpo no tiene disponible para gastar más energía que la diferencia entre lo que se ha ingerido y lo que se ha almacenado como grasa corporal.
¿Verdadero o falso?
https://novuelvoaengordar.com/2019/01/31/partiendo-de-premisas-injustificadas-se-llega-a-conclusiones-fraudulentas/
https://novuelvoaengordar.com/2018/07/09/que-dice-la-primera-ley-de-la-termodinamica-ii/
Partiendo de premisas injustificadas se llega a conclusiones fraudulentas:
La industria del azúcar defiende encantada la pseudociencia del balance energético. Si lo que nos engorda son las calorías, su producto siempre cabe en la dieta.
Aunque el desarrollo de la obesidad es multifactorial, la razón principal es siempre un balance energético positivo. Dicho balance de energía positivo se debe a una mayor ingesta de energía de los alimentos o bebidas (calorías), que excede el gasto de energía (incluido el metabolismo basal, la termogénesis o la actividad física)
Philip Prinz. German Sugar Association
Prestemos atención a la causalidad.
https://novuelvoaengordar.com/2017/10/01/la-fisiologia-de-engordar-3-de-9/
Bueno, ya éso es capricho.
He intentado dialogar algunas veces con él, pero no me contesta, él y otros mas en el mismo plan 😅. Calculo, debe ser por la fama de troll que me han hecho los denise100 y los tomatuaspirina que no pudieron otra cosa sino bloquearme. Debes hacerte cargo de éso, Vicente. 😂
Más allá del insulto no aporta nada.
https://novuelvoaengordar.com/2019/02/11/cronicas-calorexicas-danny-lennon-1-2/
CICO es estúpida pseudociencia. No se tiene por qué cumplir.
Y además la experiencia dice que es inútil.
Si esto se explica en un grado universitario, hay que cerrar ese grado. Parece que la única pseudociencia que molesta es la homeopatía.
Falacia de petición de principio: se da por supuesto un gasto energético que no depende lo que sucede en las reservas de energía del cuerpo (en cualquier formato). Eso crea la falsa causalidad en la que se basa esta estúpida pseudociencia.
Y llevamos más de un siglo adorando una resta como si fuéramos descerebrados. No hay explicación posible a lo que sucede con esta charlatanería.
Así se crea la charlatanería caloréxica: en las premisas se da por supuesta una diferencia entre CI y CO que no depende de la respuesta fisiológica del tejido adiposo, y esto hace que el tejido adiposo sea convertido de facto en un tejido «muerto» o pasivo, que se ve obligado a hacer lo que indica una resta para que las leyes de la física no sean violadas.
Esta falacia de petición de principio es la principal trampa dialéctica en la que se basa esta estúpida pseudociencia.
Esta ideología es la mayor estupidez cometida nunca por el ser humano.
¿Cuándo una ecuación se puede interpretar como una fórmula que indica cómo se calcula un término en esa ecuación? ¿Qué condición debe cumplirse?
¿Se cumple esa condición en sus ecuaciones, señor Naiman?