«Adelgazar comiendo poco no es posible. O podría no serlo»
Es importantísimo que seamos conscientes de que lo que muchos de nosotros creemos saber sobre las causas y soluciones a la obesidad carece de fundamento (ver,ver). Y las consecuencias de esas falsas creencias están siendo muy graves para la salud física y mental de todo el mundo, pero especialmente para la de los más jóvenes.
En mi opinión, tenemos que empezar a «ver» a la gente que tiene un problema de peso de otra manera (ver):
- Se nos ha dado información errónea sobre qué hacer para no engordar
- Se nos está dando información errónea sobre qué hacer para adelgazar
No se trata de tolerar ni de ser comprensivos, sino de todo lo contrario: plantearnos que posiblemente somos nosotros los que hemos estado equivocados dando por supuesto que esas personas conocen un tratamiento efectivo para su condición y juzgándolas débiles o desinteresadas en remediarla. De tener que excusar algún tipo de incapacidad, estaríamos hablando de la nuestra, no de la suya.
Pero la creencia popular —lamentablemente también la de los propios afectados— es que una persona que tiene exceso de peso sabe lo que tiene que hacer y no lo hace.
La industria de la dieta (y también la del fitness) crea presión social y fomenta la estigmatización de los obesos, aunque, por supuesto, de palabra alardeen de hacer todo lo contrario: presumen de ser héroes que entienden y perdonan a los obesos su —supuesta— debilidad de carácter. Es el discurso que todos conocemos, el que nos dice que es muy difícil tener fuerza de voluntad en un entorno que nos ofrece productos que son muy apetecibles a precios muy baratos. Esa actitud «perdonavidas» de la industria no sólo no hace ningún favor sino que busca afianzar la estigmatizante idea de que la responsabilidad del problema es de la víctima, por no aplicar el remedio que sabe que funciona (ver,ver,ver). La campaña de estigmatización ha llegado al punto de afirmar que la obesidad es «contagiosa», que si tu hijo/a tiene amigos obesos de forma consciente o inconsciente puede querer ser también obeso. Nótese cómo se atribuye controlabilidad sobre la condición, la base sobre la que se construye el estigma de peso. Imagina las medidas que pueden tomar unos padres «responsables» para proteger a sus hijos, en caso de creer cierta esa majadería. Sé que resulta increíble, pero no me lo estoy inventando.
Dime qué dieta sigues, pero al final lo que funciona es lo de siempre, la restricción calórica
Mentir sobre la efectividad real del tratamiento, sea cual sea la excusa, nunca va a ayudar, sino todo lo contrario. No sólo como sociedad dejamos de buscar un tratamiento que sí funcione, es que la víctima se culpa de no conseguir bajar de peso. Pensemos por un momento en cuáles son las consecuencias de combinar
- la presión social que crea la industria de la dieta y
- el tratamiento inefectivo promocionado por esa misma industria.
Sí, está claro, el resultado va a ser mayores ingresos para quienes viven de la dieta hipocalórica, pero a costa de destruir, en base a falsedades, la autoestima de las personas que sufren obesidad. Quizá también la salud. Mentir sobre la efectividad de un tratamiento no puede ser visto NUNCA como una estrategia válida para combatir una condición física/médica. Nadie tiene derecho a mentir a sus clientes, tampoco en temas de salud.
…urge un cambio de relato. Nuestros alumnos, nuestros hijos, nuestros jóvenes, las próximas generaciones, se lo merecen. Porque si no, van a seguir sufriendo un problema muy muy muy grave. Y, además, no sólo eso, van a seguir sufriendo la culpabilización, la estigmatización que están sufriendo hoy en día. Porque a las personas con sobrepeso y obesidad se las tacha de vagas, de perezosas y de glotonas. Como no son capaces de comer poco y moverse más, de alguna manera se merecen lo que les está pasando. Miguel Franco
Esto va más allá de la salud física: es una cuestión también de humanidad y respeto. ¿Se nos ha ocurrido pensar cómo decir la verdad sobre la inefectividad del tratamiento va a ayudar a esas personas a sobrellevar sus problemas e incluso a resolverlos? Acabemos ya con los tratamientos médicos basados en prejuicios y mentiras: no podemos seguir ocultando que el tratamiento no funciona poniendo como excusa que esas personas «van a dejar de esforzarse». Eso es justificar la mentira con más insultos. Los prejuicios y las excusas no buscan ayudar a la víctima, sólo buscan que no se sepa que desde hace décadas se está tratando la obesidad con charlatanería. La industria de la dieta se protege a sí misma a costa de la salud de los obesos.
¿Es posible adelgazar «comiendo poco»? Digamos la verdad, para variar, a quienes desean perder peso.
Miguel lo explica mucho mejor que yo:
Leer más:
«Hyperinsulinemia: a Cause of Obesity?»
Una mayor educación nutricional no resolverá el problema de la obesidad mientras los «expertos» no se den cuenta de que ellos no son los que nos tienen que educar a los ciudadanos, sino los que necesitan esa educación.
las medios de comunicación y las campañas de salud pública podrían afianzar la creencia de que la obesidad es debida a factores del individuo y consecuentemente aumentar el estigma si presentan el comportamiento individual como causa de la obesidad
Changing attitudes towards obesity – results from a survey experiment
Cuando la charlatanería es denunciada, los charlatanes adaptan el discurso para eludir ser identificados con la crítica. Ahora dicen que «la culpa no es de la persona», que es normal que no pueda resistirse al «entorno obesogénico». Es decir, la culpa es de la persona porque sabe lo que tiene que hacer y no lo ha hecho.
https://novuelvoaengordar.com/2017/04/01/seamos-honestos-con-el-pacientecliente-obeso/
— La dieta hipocalórica sí que funciona
— ¿Vas a mostrarnos evidencia científica en la que se demuestra que los participantes pierden 20 ó 25 kg y mantienen lo perdido a largo plazo, 3 ó 4 años, simplemente controlando la ingesta calórica?
— No tengo esa evidencia, pero lo puedo explicar
— No tienes evidencia científica de funcionamiento, ¡qué bien empiezas en tu defensa de un tratamiento médico!
— Mira, si mantienes un déficit calórico a largo plazo no puedes recuperar el peso perdido
— Lo tuyo no es inteligencia, ¡es un don! Así que si funciona funcionará. ¡Bravo!
— ¿Es que estás negando el cumplimiento de la primera ley de la termodinámica?
— Como te digo, lo tuyo es un don. No me extraña que creas que estás defendiendo la primera ley de la termodinámica. ¿Cuál es la causa de que un niño que sufre gigantismo crezca de forma anormal, de acuerdo a la primera ley de la termodinámica? ¿Y el remedio? No espero tus respuestas, me digas lo que digas te voy a contestar «pero si no come más de lo que gasta no puede crecer en exceso, luego la causa es obviamente un exceso calórico y la solución lógica es reducir la ingesta por debajo del gasto energético«. Venga, sigue, que nos vamos a reír.
La primera ley de la termodinámica establece que de donde no hay no se puede sacar.
Cuando alguien nos hable de «déficit calórico» hay que estar muy atentos al cambio de significado. Se introduce en el argumento con un significado (el tautológico e inútil), pero sin advertirlo se le da otro significado a la hora de extraer conclusiones.
«Ganaron peso corporal en ausencia de exceso calórico«
Quiero hablar con una endocrino
Si tienes diabetes: lee, piensa y decide
http://www.carecloud.com/continuum/should-doctors-ever-lie-to-their-patients/
https://twitter.com/joderconleo/status/983375225021661184