Inyecciones de insulina causan acumulación de grasa corporal sin un aumento de la ingesta energética (en ratones)
«Exposure to excess insulin (glargine) induces type 2 diabetes mellitus in mice fed on a chow diet«
Experimento en ratones. Durante 8 semanas reciben inyecciones diarias de insulina «glargine», una insulina de acción lenta.
As shown in Fig. 1A, mice treated with glargine consumed slightly more diet at the first week and then tended to consume slightly less diet when compared with control mice although the changes did not reach a statistical significance. Mice treated with glargine gained slightly more body weight than control mice although the gain reached a statistical significance only on week 7 (Fig. 1B). However, the percentage of epididymal fat (white adipose tissue, WAT) over the wholebody weight was significantly increased in mice treated with glargine
Como se muestra en la Fig. 1A, los ratones tratados con glargine consumieron un poco más de dieta en la primera semana y luego tendieron a consumir un poco menos de dieta cuando se compararon con los ratones control, aunque los cambios no alcanzaron una significación estadística. Los ratones tratados con glargine ganaron un poco más de peso corporal que los ratones de control, aunque la ganancia alcanzó una significación estadística solo en la semana 7 (Fig. 1B). Sin embargo, el porcentaje de grasa del epidídimo (tejido adiposo blanco, WAT) sobre el peso total se incrementó significativamente en ratones tratados con glargine
Sin diferencias en la ingesta de comida:
Sin diferencias en el peso corporal:
Pero el grupo tratado con insulina tiene más grasa corporal que el grupo control:
¿Por qué han acumulado grasa corporal? Sabemos que esos ratones no han comido «de más», sea cual sea la definición que empleemos para ese «de más». Insisto: si, como dice la hipótesis CICO, acumulamos grasa corporal porque consumimos más calorías de las que necesitamos, ¿por qué han acumulado grasa corporal estos ratones?
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Por supuesto, ante la evidencia científica que pone en cuestión nuestras creencias, siempre podemos tratar de buscar una interpretación que sea compatible con ellas. La cuestión, una vez más, es ¿por qué nos empeñamos en interpretar la realidad desde un paradigma que no tiene más justificación que errores de pensamiento, ignorando y despreciando que hay otras posibles explicaciones que no pertenecen a ese paradigma? ¿Por qué nos empeñamos en reinterpretar la realidad con tonos de rojo, sin reconocer abiertamente que, porque sí, estamos poniendo un filtro de color rojo delante de nuestros ojos? Los científicos del campo de la nutrición/obesidad cometieron un error brutal hace décadas: interpretaron incorrectamente lo que dicen las leyes de la termodinámica, ¿a qué responde el empeño, a estas alturas, en tratar de hacer encajar la realidad en un paradigma que ya sabemos que es pseudocientífico? ¿Por qué se busca mantener vivo ese paradigma?
En definitiva, ¿pueden sólo 2 de los 3 términos de la ecuación del balance de energía en el cuerpo explicar los cambios en un tejido concreto, el tejido adiposo, aún cuando no lo hacen en ningún otro caso? (ver,ver) Hipotéticamente puede ser, pero, ¿por qué el empeño en encajar los resultados científicos en esa hipótesis cuyo origen son errores de pensamiento? ¿Por qué ese empeño en agarrarse a frases que no significan nada —«las calorías importan»— para defender un paradigma que no se puede defender con argumentos rigurosos?
Si la hipótesis CICO no habla del tejido adiposo sino del peso corporal, ¿es correcta esa hipótesis cuando ganamos peso porque crece un tumor? Desde el mismo momento en que no podemos contestar ciertas preguntas sin delatar las inconsistencias en nuestra ideología, sabemos que nuestra ideología es inválida. Quizá podemos ocultar ese hecho a los demás, pero nosotros sí lo sabemos.