Low-carb versus low-fat

«A Randomized Trial Comparing a Very Low Carbohydrate Diet and a Calorie-Restricted Low Fat Diet on Body Weight and Cardiovascular Risk Factors in Healthy Women» (2003)

Estudio de seis meses de duración (ver). Dos dietas:

  • Low-fat. Alta en carbohidratos y restringida en calorías
  • Low-carb. Baja en carbohidratos y NO restringida en calorías

Primer resultado interesante: durante el estudio los dos grupos acaban ingiriendo más o menos la misma cantidad de comida. Y la low-carb no limitaba las calorías…

Segundo resultando interesante: a pesar de comer la misma cantidad, la evolución del peso corporal fue mejor con la dieta low-carb

Sabemos que la restricción calórica no sirve para adelgazar a largo plazo, pues, en general, permite perder peso durante seis meses, y lo recuperamos en los meses siguientes (ver). La dieta low-fat con restricción calórica ya muestra en la gráfica el estancamiento de peso y la parte inicial de la recuperación. La dieta low-carb, por el contrario, permitió perder más del doble de peso y, aunque hay ralentización en la pérdida de peso, no hay recuperación de peso.

En la dieta low-carb la pérdida de peso diaria fue mayor a los 3 meses, cuando consumían 41g de hidratos de carbono, que a los 6 meses, cuando consumían 97g de hidratos de carbono. El aumento de la cantidad diaria de hidratos de carbono podría explicar la ralentización de la pérdida de peso. 100g/día de hidratos de carbono son, probablemente, demasiados para perder peso (ver). Con esa cantidad cabe esperar mantenerlo, pero no perder.

Pero no quería hablar del éxito a largo plazo de las dietas, sino de cómo es posible que el grupo low-carb perdiese 4.6Kg más que el low-fat, si consumían las mismas calorías. Según los investigadores, para que eso fuera posible tendrían que haber consumido 300 Calorías/día menos que el grupo low-fat, o haber aumentado su gasto energético en esa misma cantidad, pero no hubo esa diferencia en la ingesta.

A los autores del artículo les pareció poco probable que las participantes de un grupo (low-fat) inflaran los datos de ingesta calórica y/o que los del otro grupo (low-carb) dieran datos de ingesta por debajo de la realidad. Se deduce, por tanto, que con la dieta low-carb, a igualdad de ingesta calórica, el gasto energético fue mayor y eso redundó en una mayor pérdida de peso a corto-medio plazo. Y quizá sostenible a largo plazo.

Los mismos investigadores quisieron comprobar si había existido ese aumento del gasto energético e hicieron un segundo estudio similar al anterior, pero esta vez centrado en analizar ese aspecto.

«The Role of Energy Expenditure in the Differential Weight Loss in Obese Women on Low-Fat and Low-Carbohydrate Diets» (2005)

Experimento de 4 meses de duración (ver). Cuarenta mujeres con obesidad divididas en dos grupos. Cada grupo sigue una dieta:

  1. Low-fat. Alta en carbohidratos y restringida en calorías
  2. Low-carb. Baja en carbohidratos y NO restringida en calorías

lowfatcarb

El grupo low-carb baja de peso 3.6Kg más que el low-fat, consumiendo las mismas calorías. Según los investigadores, para que eso fuera posible tendrían que haber consumido 225 Calorías/día menos que el grupo low-fat (o haber aumentado su gasto energético en esa misma cantidad), pero no hubo esa diferencia en la ingesta. Las medidas de actividad física (vía pedómetro) fueron similares en ambos grupos, por lo que tampoco explican la diferencia de efectividad de ambas dietas.

Si no es la ingesta, y no es el ejercicio, la diferencia tenía que estar en el gasto energético. Los investigadores midieron el gasto energético en reposo (REE) de ambos grupos y no encontraron diferencias. Pero solo realizaron la medida por «calorimetría indirecta, tras pasar la noche en ayunas, haciendo las suposiciones estándar y extrapolando el resultado a 24h«. O en otras palabras, en realidad no midieron el gasto energético total. Y como ya hemos visto en otros estudios (ver o ver), la extrapolación de una medida puntual a 24h puede ser errónea.

No podía ser que ingiriendo lo mismo y con el mismo gasto energético, la bajada de peso fuera tan diferente con ambas dietas. Aun reconociendo que sus datos tenían limitaciones, entre las que destacaron la extrapolación de una única medida de gasto energético a 24h, los investigadores dieron por buena su estima del gasto energético. Esa suposición sin fundamento les llevo a hacer otra con menos fundamento aún: que los datos de ingesta calórica eran falsos. Rescataron la hipótesis que habían descartado en el estudio anterior: que las mujeres de la dieta low-fat dieron datos de ingesta por debajo de la realidad. ¡Tenían que estar comiendo más de lo que decían! ¿Es posible que sucediese eso en ambos estudios? ¿Es posible que sucediese eso, cuando las participantes anotaban semanalmente lo que comían y un dietista lo revisaba con ellas cada quince días, durante las sesiones de seguimiento individual? ¿Gran parte de las participantes de un grupo, pero no las del otro, falsearon los datos, de forma espontánea y no coordinada por nadie, durante toda la duración del estudio y siempre en el sentido de registrar una ingesta menor de la real? La hipótesis de los investigadores es que a las que tenían un límite de calorías les les dio vergüenza saltarse la dieta y falsificaron el registro de comidas para ocultarlo.

Si la hipótesis de la vergüenza fuera cierta, nos encontraríamos con un estudio científico de muy baja calidad, en el que no sabemos exactamente cuál fue la ingesta calórica ni cuál fue el gasto energético, pues ambos se midieron de forma deficiente.

Si eso fuera cierto concluiríamos que con la dieta low-carb se comía menos cantidad de forma natural, sin pasar hambre. Bajo el erróneo paradigma del «come menos y muévete más» eso la haría preferible a una dieta low-fat con restricción de calorías. ¡Si quieres comer menos, come grasa! Para variar, todo lo contrario de lo que dicen los «expertos»…

Pero, ¿es cierto?

¿Qué es más probable, que un grupo de mujeres haya dado datos falsos y el otro no, o que haya habido un aumento del gasto energético diario en el grupo low-carb? Este mismo resultado, que la dieta low-carb adelgaza más ingiriendo lo mismo, o que tiene un efecto diferente al de otras dietas sobre el gasto energético, lo hemos visto en ratones (ver), que no nos engañan al rellenar un cuestionario, y lo hemos visto en experimentos en los que a los participantes se les da la comida, y no un cuestionario (ver,ver), por lo que los participantes tampoco nos engañan sobre cuánto comen. Si a eso le añadimos que ya hemos visto antes (ver) cómo la tasa metabólica basal, medida únicamente una vez en el día, no sirve para predecir el gasto energético total en 24h, y añadimos que esta misma diferencia ha existido en experimentos en los que ambos grupos tenían un mismo límite calórico (ver), en los que el argumento de la «vergüenza» es indefendible, ¿qué conclusión sacamos? ¿Que mintieron las participantes de uno de los grupos, porque sí, o que la composición de la dieta afecta al gasto energético? ¿Repiten el estudio y vuelven a mentir solo las de un grupo?

Edito (30/12/2016): uno de los enlaces a artículos ha dejado de funcionar. El estudio referido en este enlace era el de Greene comentado en esta entrada.

Un Comentario

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