El limbo y la celestial tercera fase
Esta entrada es una ampliación de: ¡Qué conveniente y nada sospechosa casualidad!
Hago primero un pequeño repaso de las fases 1 y 2 de la charlatanería caloréxica y luego hablo del limbo caloréxico y de la idílica fase 3.
La fases 1 y 2 de la charlatanería caloréxica
Según vimos, en la fase 2 los caloréxicos ya no defienden que las leyes de la física respalden sus postulados, pero siguen asumiendo que
el tejido adiposo es pasivo, sin comportamiento ni regulación fisiológica, acumulando como grasa la energía que le ha sobrado al resto del cuerpo
Es decir, creen lo mismo que los de fase 1, con la diferencia de que los de fase 1 creen erróneamente que esa idea —esa causalidad, ese comportamiento fisiológico— deriva de las leyes de la física, mientras que los de fase 2 creen que han tenido la fortuna de que sea así en la práctica, lo que les permite salvar sus carreras y les evita la humillación de reconocer públicamente que han estado defendiendo pseudociencia durante años. Una nada sospechosa casualidad.
Ambos grupos de caloréxicos afirman que el problema de la obesidad es «complejo y multifactorial» porque tiene en cuenta múltiples términos en el gasto energético —hablan de TEE, NEAT, TEF, BMR, EPOC, etc— y en la ingesta energética —hablan del cerebro, de la saciedad, del apetito y de todos los factores que influyen en nuestra conducta, como el entorno lleno de productos ultraprocesados— pero toda esa complejidad, todos esos factores que creen estar teniendo en cuenta y que creen que hacen difíciles las estimaciones, siguen dando por supuesto de forma injustificada que el tejido adiposo no actúa por su cuenta. Puesto que siguen manteniendo el error de base, siguen creyendo que a final de cuentas todo se reduce al balance energético, que es lo que, según ellos, en última instancia causa la ganancia de masa grasa:
si comes menos y haces más ejercicio, tienes que adelgazar. Si dejas de adelgazar, o bien has estimado incorrectamente el gasto energético o éste se ha visto reducido por una reacción metabólica. No importa mucho cuál es la causa, porque la solución es la misma: reduce aún más la ingesta energética y haz más ejercicio físico. Si no lo consigues te estás engañando sobre la cantidad de calorías que ingieres.
Según los caloréxicos, ingesta y gasto energéticos son complejos y dependientes de muchos factores, pero —importante— asumen que el otro término de la ecuación no lo es: se asume que el tejido adiposo es pasivo y no regulado fisiológicamente, y, por ello, determinado por los otros dos términos de la ecuación, no por su propia fisiología y su relación con el medio hormonal. En este modelo el tejido adiposo no puede crecer/decrecer por sí mismo, sólo los otros dos términos de la ecuación pueden hacerlo. Ahí nace la injustificada causalidad del modelo CICO. Importantísimo.
En definitiva, una vez se supone que el tejido adiposo no puede crecer/decrecer por sí mismo, siempre se llega a la conclusión de que el peso corporal se puede controlar pensando en términos de cantidad.
El limbo caloréxico
Algunos caloréxicos no se aclaran si están en la primera fase o en la segunda. Tan pronto defienden los postulados de una como recurren a los postulados de la otra, según por qué lado de la cama se levanten ese día.
Limbo: un lugar imaginario para personas o cosas perdidas, olvidadas o no deseadas
La tercera fase de la charlatanería caloréxica
La tercera fase es hipotética. No tiene habitantes, que yo sepa. Antes muertos que fuera de la tribu.
En esta fase el caloréxico ya no es caloréxico. Se ha dado cuenta del problema de la causalidad (ver). Se plantea que, por ejemplo, es posible que
el cuerpo acabe disponiendo de lo que el tejido adiposo no ha almacenado
Y no necesariamente al contrario, que es lo que anteriormente creía. Si sucediera así, algo que no viola ninguna ley de la física, la causa de engordar o adelgazar no tendría nada que ver con el balance energético o las calorías, y habría que centrar la atención en la regulación fisiológica del tejido adiposo, algo que su ideología anterior asumía injustificadamente como inexistente o irrelevante. Antes ni siquiera era consciente de la presencia en su ideología de premisas infundadas.
En esta fase, la solución a la obesidad ya no se ve tan clara: si el tejido adiposo, por las señales hormonales que recibe y/o por su estado fisiológico, tiende a acumular unos gramos de grasa cada día (ver), por iniciativa suya, alterar la ingesta energética o el nivel de actividad física sólo afectarían a la cantidad de metabolito disponible para el resto del cuerpo una vez el tejido adiposo ha retenido la grasa que ha querido. Alterar los términos del balance energético no sería otra cosa más que cambiar síntomas, no la causa real por la que se está produciendo ese engorde. Sólo en casos extremos esas medidas afectarían realmente al engorde. Conocer la existencia de las proteínas desacopladoras ayuda al ex-caloréxico a entender que esto es posible (ver,ver,ver).
El ex-caloréxico entiende el problema de la causalidad inventada que asume un comportamiento del cuerpo que sencillamente no está justificado (ver,ver,ver):
Cualquier energía que queda después de que el cuerpo ha utilizado lo que necesita es almacenada como grasa corporal. Stephan Guyenet, PhD
En esta fase el ex-caloréxico entiende que a lo mejor el cuerpo a veces se comporta de forma más parecida a la teoría CICO (e.g. primeras semanas tras iniciar una dieta hipocalórica) y a lo mejor en otros casos el comportamiento es casi como en la idea alternativa (e.g. pasados unos meses de dieta hipocalórica, [ver]). Lo que ve claro ahora es que la estrategia de controlar las calorías, o sea «comer menos», no tiene fundamento real y sólo funcionaría para control del peso corporal SI la teoría CICO se demostrara útil en la práctica, o dicho más claro, funcionará si funciona.
En esta fase al ex-caloréxico ya no le caigo tan mal. Ahora entiende lo que explico en el blog (y en el librito) y no puede comprender por qué ha tardado tanto en reaccionar. ¿Qué le impidió darse cuenta antes? ¿Qué hizo saltar la chispa que le hizo despertar?
Como decía, todavía no se han dado casos. O muy pocos.
Podríamos fundar Caloréxicos Anónimos, para ayudar a los caloréxicos a abandonar la charlatanería. Con ayuda de ex-caloréxicos seguro que es más fácil.
Leer más:
Los caloréxicos sólo conciben «comer menos» como solución:
Y mucho me temo que Ted también anda en el limbo.
¿Por qué no se considera influir directamente en la variación de la energía almacenada? (nótese cómo dicen energía almacenada pero sólo se aplica esta idea a los triglicéridos almacenados en el tejido adiposo)
Hay una reunión de urgencia en musclecoop para debatir el asunto con la profundidad que merece.
Si ante los argumentos que explican por qué tu ideología es pseudocientífica tu respuesta es el silencio, y enlazas un artículo de Hall para demostrar que sigues siendo parte de la tribu y sigues difundiendo la misma charlatanería como si nada, mi pregunta es: ¿por qué no tienes respeto por ti mismo?
Diálogo entre dos caloréxicos:
— Debido al poder saciante, unos alimentos serán más exitosos que otros a la hora de mantener una ingesta calórica reducida, pero finalmente la reducción del peso es debida a una menor ingesta calórica, al menos en gran medida
— Eso es tan cierto como clínicamente poco útil
No nos quedemos con las apariencias: muchos de los que presumen de ser críticos con la teoría CICO en realidad no son críticos con la teoría CICO. No la cuestionan, se limitan a decir que es complicado.
Falacia de petitio principii: la conclusión a la que se quiere llegar se incluye como premisa injustificada en el planteamiento. En esas condiciones es inevitable llegar a la conclusión deseada.
Con la premisa de que el tejido adiposo tiene un papel pasivo en el proceso de engordar, es inevitable concluir que se puede controlar el peso controlando los otros dos términos del balance energético (o «comiendo menos», como queramos expresarlo). La premisa injustificada de que no hay un papel de la fisiología en el engorde siempre va a llevar a la conclusión de que engordar es un problema de energía.
Hola,
me llamo Vicente y fui caloréxico.
Llevo 1621 días sin contar calorías. Desde el 2/02/2014, según consta en fatsecret. Son 4 Años, 5 Meses, y 10 Días.
Lo que no sé decir es cuándo me di cuenta de que la teoría CICO era una estafa intelectual. En ese momento es cuando realmente dejé de ser caloréxico. Supongo que fue la primera vez que vi un vídeo o un escrito de Taubes, pero no tengo ni idea de cuándo fue la primera vez.
Yo resaltaría que no tiene en cuenta la posibilidad de que la grasa almacenada varíe en respuesta a estímulos fisiológicos. Ésa es la clave sobre la que se construye el fraude CICO.
Alejandro Ruíz nos aclara que la causalidad que propone CICO no deriva de la Primera Ley de la Termodinámica, sino que se deduce de los resultados empíricos aplicando los criterios de causalidad de Hill. Alejandro Ruiz ya está en la fase 2. Ya sabe que ha tenido la gran suerte de que lo que dice su pseudociencia ha coincidido con lo que sucede en la práctica. Qué afortunado.
Alejandro Ruíz reconoce que en CICO hay una causalidad que no deriva de las leyes de la física. Se deduce que todos aquellos que dicen que CICO es una ley de la física esán equivocados: CICO y la Primera Ley de la Termodinámica no son lo mismo.
Un caloréxico de fase 2 es un caloréxico de fase 1 que ya sabe que estaba equivocado en sus creencias, pero que quiere seguir creyendo en lo mismo ahora por unas razones diferentes.