Fructosa e hígado graso no alcohólico
an increasing body of evidence indicates that fructose in the diet itself causes NAFLD (ver)
un creciente conjunto de evidencias indica que la fructosa dietaria por sí misma causa hígado graso no alcohólico
He hablado del hígado graso no alcohólico (NAFLD, de sus siglas en inglés) varias veces en el blog:
- Mata la mosca a cañonazos y deja los palillos para los nutricionistas a sueldo de la industria
- Algunas ideas sobre el hígado graso
- Los artículos científicos no siempre son científicos
Se ha publicado recientemente un nuevo artículo hablando del posible papel causal de la fructosa en el NAFLD.
«Role of Dietary Fructose and Hepatic De Novo Lipogenesis in Fatty Liver Disease«
Empiezan con la burrada de rigor:
positive energy balance, driven by increased caloric intake and decreased activity, is a prerequisite.
un balance energético positivo, desencadenado por una ingesta calórica aumentada y una actividad física reducida, es un prerrequisito.
The major risk factor for development of NAFLD is excess calorie intake, which is mainly derived from overconsumption of high-fat foods and increased intake of sugar sweetened beverages.
El principal factor de riesgo para desarrollar hígado graso (NAFLD) es una ingesta calórica excesiva, lo que se produce como consecuencia de un sobreconsumo de comidas altas en grasa y una ingesta aumentada de bebidas azucaradas.
Como dice Tom Naughton: Head. Bang. On. Desk. Es increíble que gente con formación universitaria cometa estos errores de parvulario. Y es gravísimo. Pero no me entretengo con la estupidez del balance energético. Si alguien necesita una explicación de por qué es una burrada, puede encontrarla muy detallada en el librito (gratuito) que hay accesible desde el menú del blog, o en muchas de las entradas del blog (ver,ver,ver).
Como vamos a ver, en este artículo por un lado atribuyen el problema a la cantidad («ingesta calórica excesiva»), pero por otro las explicaciones que dan a continuación no mencionan EN NINGÚN MOMENTO las calorías, sino únicamente la composición de la dieta, las enzimas, la fructosa, la insulina, los carbohidratos, etc. ¿A alguien le suena la historia? Tampoco dan argumentos para mencionar la grasa dietaria como posible causa del hígado graso. Pero claro, como el balance energético dice que el problema es comer mucho y moverse poco… (ver). Patético.
Vamos con la exposición que hacen:
Hepatic lipids may be derived from dietary intake, esterification of plasma free fatty acids (FFA) or hepatic de novo lipogenesis (DNL).
Las grasas que se acumulan en el hígado podrían venir de la grasa dietaria, de la esterificación de ácidos grasos libres (FFA) plasmáticos o de la de novo lipogenesis hepática (DNL).
A central abnormality in NAFLD is enhanced DNL. Hepatic DNL is increased in individuals with NAFLD, while the contribution of dietary fat and plasma FFA to hepatic lipids is not significantly altered.
Una anormalidad destacada del NAFLD es el aumento en la DNL. La DNL hepática está aumentada en los individuos con NAFLD, mientras que la contribución de la grasa dietaria y de los FFA a los lípidos hepáticos no se ve alterada significativamente.
Esto último lo ilustran con la siguiente figura, en la que se muestra cómo de los triglicéridos sintetizados en el hígado, la proporción de los que proceden de la comida es la misma tengas o no hígado graso (5%), pero muchos más vienen de la de novo lipogenesis (23% frente a 10%) cuando tienes hígado graso comparado con si no lo tienes:
Se sabe que una dieta alta en carbohidratos y baja en grasa aumenta la de novo lipogenesis (ver). Básicamente, lo que cuentan en el artículo se puede resumir así:
Según cuentan, las rutas metabólicas por las que la fructosa aumenta la de novo lipogenesis son:
- A diferencia de las grasas dietarias, que entran en la circulación sistémica a través del conducto torácico del sistema linfático y que no afectan al hígado más que a otros órganos del cuerpo, la fructosa es absorbida del intestino y llevada, a través del vena portal hepática, directamente hasta el hígado. El hígado es sometido a concentraciones de carbohidratos y de insulina hasta 10 veces mayores que los que se producen en la circulación sistémica (ver). Más del 90% de la fructosa ingerida es procesada directamente por el hígado.
- Activación de los lipogénicos factores transcripcionales SREBP1c y ChREBP. Los ácidos grasos no aumentan esos factores transcripcionales.
- De forma indirecta, induciendo estrés en el retículo endoplasmático, resistencia a la insulina y metabolismo mitocondrial reducido, lo que llevaría a la producción de ácido úrico y especies reactivas de oxígeno (ROS).
Lo ilustran con la siguiente gráfica:
Aunque el tema del artículo es la fructosa, también hablan de la insulina en la parte final:
Insulin strongly promotes hepatic DNL through activation of the major transcriptional regulator of lipogenesis, sterol regulatory element binding protein (SREBP)-1c, which induces the entire cascade of genes necessary for the synthesis of fatty acids. Insulin in a concentration dependent manner also stimulates hepatic uptake of FFA, which further supports DNL
La insulina promueve fuertemente la DNL hepática a través de la activación del principal regulador transcripcional de la lipogénesis, la proteína de unión al elemento regulador de esteroles (SREBP)-1c, lo que induce toda la cascada de genes necesarios para la síntesis de ácidos grasos. La insulina, de una forma dependiente de la concentración, también estimula la absorción de ácidos grasos libres por parte del hígado, lo que ayuda aún más a la de novo lipogenesis.
La palabra «caloría» no ha aparecido ni una sola vez en las explicaciones de cómo fructosa y otros carbohidratos aumentan una de novo lipogénesis que sugieren que puede tener papel causal en el hígado graso. Achacar el hígado graso a una ingesta calórica excesiva, como han intentado hacer un par de veces los autores del artículo, no está justificado. Salvo que lo expliquen, cosa que no han hecho.
Si el problema es un exceso de carbohidratos, y en particular de fructosa, el problema no es el «exceso de calorías». Y si hubiese otro elemento de la dieta que tuviese un efecto análogo, la grasa saturada, por decir algo, el problema seguiría sin ser el «exceso de calorías».
Como apunte final, no creo que haya que interpretar que es la fructosa la que causa el hígado graso no alcohólico. Es posible que la causa real sea la concurrencia de varios factores, aunque posiblemente fructosa y glucosa sí estén entre ellos (¿quizá agravado por una rápida absorción de ambos, especialmente en las bebidas azucaradas?).
Hola, Vicente.
En el libro de Robert Lustig que estoy leyendo ahora «Fat Chance: Beating the Odds Against Sugar, Processed Food, Obesity, and Disease» http://www.amazon.es/Fat-Chance-Beating-Against-Processed-ebook/dp/B0095ZMPTU el autor sí hace responsable a la fructosa del hígado graso no alcohólico (NAFLD), además de otros males.
Por otra parte, te incluyo en enlace al artículo «Does Science Advance One Funeral At a Time?» http://www.econ.upf.edu/~fonsrosen/images/planck_complete_12-02-2015.pdf porque aunque este artículo me lo he encontrado hoy, pero es la segunda vez que me encuentro la frase en estos últimos días.
NOTA: corrige la errata en la frase «Mata ***a*** mosca a cañonazos y deja los palillos para los nutricionistas a sueldo de la industria»
Hola oscaretu,
muchas gracias por los enlaces y por avisarme de la errata 🙂
Quiźa Lustig tiene razón. Yo creo que hay muchos indicios de que las bebidas azucaradas están implicadas. Hay mecanismos fisiológicos que lo explican y hay datos epidemiológicos que lo sugieren (ver,ver).
Por lo que he entendido, en lo que respecta al hígado, lo que Lustig dice es que la parte de glucosa no es dañina para el hígado porque se convierte en glucógeno. Es la parte de fructosa, que debe metabolizarse necesariamente en el higado la que pasa a convertirse en grasa en las vísceras.
Hola,
No me termina de convencer la idea de que en nuestro metabolismo lo que cuenta es la cantidad de «reactivo». Por ejemplo, no necesariamente la glucosa engorda porque se convierta a grasa, sino posiblemente porque promueve que grasa que de otra forma no entraría en los adipocitos, lo haga y en global exista una retención neta de triglicéridos en los adipocitos. Puede ser que la cantidad de reactivo (i.e. triglicéridos en este caso) también tenga un efecto, especialmente en casos extremos.
¿La fructosa engorda porque se convierte en grasa? A priori, desconfío de ese tipo de planteamientos. Una sustancia puede engordar sin que necesariamente sea porque ella misma se convierte en grasa.
Es como plantear que un edulcorante artificial no puede engordar porque no se transforma en grasa. Lo veo simplista, sea cierto o no.
Pero ya digo que igual tiene razón.
Hola, Vicente (no se por qué, pero no me aparece la opción de responder a tu último mensaje, por lo que tengo que escribirlo como un comentario suelto).
Piensa que la glucosa, si no se consume en el momento, pasa a rellenar los depósitos de glucógeno, que son limitados. Una vez rellenos, esa glucosa tiene que pasar a «otro almacén». Por tanto, en ese caso, la cantidad de «reactivo» haría que el efecto final sea muy distinto.
O esa cantidad que no se puede almacenar porque las reservas están llenas es quemada simplemente para disipar calor y no engorda nada.
No digo que la cantidad de reactivo sea irrelevante. Lo que digo es que no es la única forma, ni quizá la más importante, en la que una sustancia puede engordar. El cortisol, por ejemplo, no se transforma en triglicéridos.
¿Es la fructosa un arma de destrucción masiva? Si el problema es el azúcar o el sirope de maíz de alta fructosa, el problema no es la fructosa de la fruta.
«Carbohydrate intake and nonalcoholic fatty liver disease: fructose as a weapon of mass destruction«
Effect of a High-Fructose Weight-Maintaining Diet on Lipogenesis and Liver Fat
Dos dietas isocalóricas (supuestamente diseñadas para mantener el peso) con idéntica distribución en términos de macronutrientes, pero en una de ellas gran parte de los carbohidratos son fructosa (25% de la energía).
La dieta alta en fructosa provocó mayor acumulación de grasa en el hígado:

«The deadly effects of fructose«