Resistencia a la insulina (2 de 3)

«Development of hyperinsulinemia and insulin resistance during the early stage of weight gain«

Este estudio es interesante porque los participantes tienen peso normal en todo momento: 10 hombres que pesan una media de 71 kg. Se les hace engordar unos 6 kg, de los cuales la mitad es grasa corporal:

The fractional increase of fat in the present study was 3.2 kg, which accounts for 52% of total weight gain.

Lo veo interesante por lo siguiente: la teoría dominante en el campo de la obesidad es que engordamos porque comemos «más de la cuenta». Y como los «expertos» creen entender cuál es la causa de engordar deducen que diabetes, hígado graso, resistencia a la insulina, etc., efectos asociados estadísticamente a engordar, son causados por la obesidad.

Pero en este experimento los participantes no se han vuelto obesos y ni siquiera han llegado a tener sobrepeso. Sólo han ganado unos kilos de forma forzada y pesan 77 kg. Si la razón de desarrollar resistencia a la insulina hepática fuera la obesidad, en este experimento no debería aparecer resistencia a la insulina. Y sin embargo sí se desarrolló resistencia a la insulina hepática.

En las gráficas se puede ver cómo para mantener similares niveles de glucemia, tras ganar 3 kg de grasa corporal se tuvo que segregar más insulina: son los síntomas de resistencia a la insulina hepática o muscular.

 

The elevation in both basal insulin levels and the insulin response to ingested or injected substrates is an indication of insulin resistance when glucose levels are unchanged or the elevation of insulin is disproportionally higher than that of glucose

La elevación en los niveles de insulina basal y la respuesta de insulina a los sustratos ingeridos o inyectados es una indicación de resistencia a la insulina cuando los niveles de glucosa no cambian o la elevación de insulina es desproporcionadamente más alta que la de glucosa

insulin resistance, indicated by increased HOMA-IR, higher postprandial insulin concentrations associated with an unchanged rise of glucose, and the reduced amount of iv glucose required to maintain a defined elevation of plasma glucose levels in the presence of increased insulin concentrations, is an early phenomenon in the course of weight gain, and it starts already within the normal range of body weight

la resistencia a la insulina, indicada por aumento de HOMA-IR, concentraciones de insulina postprandial más altas asociadas con un aumento constante de glucosa, y la cantidad reducida de glucosa intravenosa requerida para mantener una elevación definida de los niveles de glucosa en plasma en presencia de mayores concentraciones de insulina, es un fenómeno temprano en el curso del aumento de peso, y comienza ya dentro del rango normal de peso corporal

«…comienza ya dentro del rango normal de peso corporal…»

No es una demostración de que la resistencia a la insulina incremente los efectos de una dieta engordante, pero sí parece descartar la idea de que la resistencia a la insulina es una simple consecuencia de la obesidad, el resultado, por ejemplo de anormales concentraciones de ácidos grasos libres en la vena portal (ver).

Que tengamos exceso de peso no significa que nuestros niveles de insulina estén necesariamente elevados

Niveles de insulina en ayunas (C) y en dos instantes (D,E) tras un test oral de glucosa en función del IMC:

En término medio sí, los niveles de insulina son más elevados si el IMC es elevado, pero no es así en todos los casos.

Si tenemos exceso de peso posiblemente tenemos resistencia a la insulina

Resistencia a la insulina medida con el HOMA-IR (ver).

En personas de avanzada edad:

En mujeres de mediana edad:

Hombres y mujeres de mediana edad:

En rojo, resistencia a la insulina frente a IMC:

gr2

Que tengamos un tipo de resistencia a la insulina no implica que tengamos también los otros

En la gráfica se muestra:

  • Parte izquierda: resistencia a la insulina en el tejido adiposo frente a la resistencia a la insulina hepática y
  • Parte derecha: resistencia a la insulina en el tejido adiposo frente a sensibilidad a la insulina del tejido muscular esquelético.

El tipo de engorde afecta a la resistencia a la insulina del tejido adiposo

Como he comentado en la primera parte del artículo, aunque la resistencia a la insulina (hepática y muscular) puede potenciar la acumulación de grasa corporal, a medida que los adipocitos se llenan de grasa se vuelven resistentes a engordar y menos propensos a seguir «obedeciendo» las órdenes de la insulina. No obstante, si se produce la creación de nuevos adipocitos (hiperplasia del tejido adiposo) el resultado puede ser que el tejido adiposo gane sensibilidad a la insulina, pues aparecen adipocitos «deseosos» de captar grasa corporal para adquirir un tamaño normal.

Creo que el siguiente resultado es muy ilustrativo: ante la misma dieta engordante los adipocitos que están más llenos aumentan de tamaño menos que adipocitos más pequeños. Cuando engordamos por hipertrofia nuestro tejido adiposo se hace resistente a engordar.

Nota: con ese cambio en diámetro el incremento de volumen es mayor en el adipocito de la izquierda que en la de la derecha.

Nótese además cómo ante el mismo incremento en las calorías de la comida el resultado viene marcado por la sensibilidad del tejido adiposo a la insulina. Nuestro cuerpo funciona según marca la fisiología y lo que comemos, no según la ecuación del balance energético.

Si los adipocitos se llenan demasiado es posible que la hiperplasia se vea favorecida:

a small overfeeding study in obese Pima Indians showed no change in mean adipose cell size but rather an increase in small adipose cell number, presumably because the large adipose cells were already enlarged to capacity (fuente)

Aparentemente, la «resistencia a la insulina» del tejido adiposo no sólo se opone al engorde, lo que en principio la descarta como causa, sino que es consecuencia y síntoma del engorde. No obstante, la causa real de dicho engorde puede ser tener niveles de insulina anormalmente altos.

En definitiva, ¿qué cabe esperar si una persona ya tiene resistencia a la insulina en los adipocitos? Pues que no tenga facilidad para engordar más (salvo que llegado el momento se desarrolle hiperplasia del tejido adiposo):

Findings of the present study indicate that IR attenuates the risk of BF% and weight gains in middle-aged women over time. (fuente)

Los resultados del presente estudio indican que la resistencia a la insulina atenúa el riesgo de ganar con el tiempo grasa y peso corporales en mujeres de mediana edad.

Insulin-resistant subjects gained less weight than insulin-sensitive subjects (fuente)

Los sujetos resistentes a la insulina ganaron menos peso que los sujetos sensibles a la insulina.

Un hecho que, como he comentado en la primera parte, no contradice la idea de que la resistencia a la insulina periférica fomente la acumulación de grasa corporal. Y no debemos confundir el proceso durante el cuál se desarrolla el engorde con el momento en que ya tenemos kilos de sobra y posiblemente resistencia a la insulina.

Intensidad del estímulo y sensibilidad al estímulo

En el siguiente experimento tenemos dos grupos dietarios formados por personas ya obesas (95 kg en media siendo parte mujeres) que siguen dietas distintas durante 6 meses. Mismas calorías pero un grupo bebe agua y el otro bebe una bebida azucarada. Al cabo de esos 6 meses se mide su resistencia a la insulina mediante un test OGTT que consiste en ingerir una carga de glucosa y observar la glucemia y la insulinemia durante las 2h siguientes a la ingestión de ese producto. Los autores del experimento dicen que no se aprecia una gran diferencia en la resistencia a la insulina de ambos grupos. En las siguientes gráficas estamos comparando el grupo en verde con el grupo en azul. Se puede apreciar que el grupo en verde precisa más insulina para mantener la glucemia más elevada que el grupo en azul, por lo que el grupo en verde SÍ tiene mayor resistencia a la insulina (hepática y/o muscular), aunque el resultado no alcanza significación estadística.

Algo que no nos debe engañar de la gráfica anterior es que ésa no es la insulinemia que han tenido ambos grupos dietarios durante el experimento: es su respuesta a una bebida de test que es idéntica para ambos grupos. Es decir, estamos comparando la respuesta ante una «comida» idéntica, no estamos comparando sus niveles hormonales durante todo el experimento con la dieta específica de cada grupo. Es decir, perfectamente uno de los grupos ha podido tener niveles de insulina postprandiales mucho más elevados que el otro, día tras día, porque la composición de la dieta era diferente.

El grupo que consumía una bebida azucarada ha ganado grasa corporal y ha perdido músculo, algo que no ha sucedido en el grupo que bebía agua (ver). Y, además, como hemos visto ha desarrollado mayor resistencia a la insulina que el otro grupo, algo que se probablemente se vería mejor si en lugar de sólo dos puntos temporales se hubiesen registrado más valores durante las 5 horas siguientes a la ingesta. Pero, en cualquier caso, reitero que lo que se ve en la gráfica no es la insulinemia de ambos grupos durante el experimento, sino la respuesta a una misma carga de glucosa.

¿Es previsible encontrar una relación estadística entre tener más o menos resistencia a la insulina y engordar más o menos? No. En primer lugar porque la resistencia a la insulina sólo habla de lo sensible que se es al estímulo, no de la magnitud del estímulo, que en este caso vendría marcado por la composición de la dieta. Pero, además, como he comentado en la primera parte del artículo, con el estímulo adecuado una persona puede engordar mientras sus adipocitos son sensibles a la insulina y dejará de hacerlo con la misma facilidad cuando se llenen.

Al hinchar un globo soplando, conforme el globo se va hinchando cada vez cuesta más seguir hinchándolo. Se hace resistente a ser hinchado con soplidos, pero está claro que ha sido soplar lo que lo ha hinchado.

Que esa persona sea resistente a la insulina (en el tejido adiposo) una vez ha engordado no necesariamente es indicativo de que la resistencia a la insulina (hepática) no haya jugado un papel facilitador en el proceso de engordar. Y tampoco la fisiología de sujetos ya obesos tiene por qué ser informativa sobre el proceso fisiológico de engordar en una persona que pasa de peso normal a ser obeso.

Como lo considero relevante, reitero que consumiendo las mismas calorías el grupo que consumía una bebida azucarada ganó grasa corporal y perdió músculo, algo que no le sucedió al grupo que bebía agua. ¡¡Con las mismas calorías!!

Ir a la primera parte.

Ir a la tercera parte.

Leer más:

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