¿Calorías o metabolismo? (2/2)
Las preguntas que planteé en la primera parte fueron:
- ¿Podemos entender la epidemia de obesidad pensando solo en la energía?
- ¿Podemos entender la epidemia de obesidad pensando solo en las hormonas y en nuestro metabolismo?
En esta segunda parte voy seguir exponiendo mi punto de vista, que es que la energía no puede explicar la obesidad. Analizo por separado los dos paradigmas: energía y metabolismo.
1. El metabolismo no importa: en los adipocitos entra más energía de la que sale
When energy input is greater than expenditure, the balance is positive, which can lead to weight gain and obesity. When the balance is negative, weight is lost.
Cuando la entrada de energía es mayor que el gasto, el balance es positivo, lo que puede llegar a ganancia de peso y obesidad. Cuando el balance es negativo, se pierde peso.
Y los que defienden este planteamiento creen que comemos de más. Porque la comida es barata, porque es adictiva, porque está demasiado rica o porque de repente nos hemos vuelto unos glotones y unos vagos.
No estoy en desacuerdo con algunas de estas ideas. Puede que sea cierto que la comida es ahora más barata que hace 100 años y que eso aumente el consumo. Y creo que ciertos productos (azúcar, galletas, pan, pasta y cereales) generan comportamientos que hacen pensar en una adicción. Ambos hechos pueden ser ciertos, pero siguen sin ser una explicación de por qué se produce la obesidad. Si aumentamos el consumo, nuestro cuerpo podría aumentar el gasto energético disipando más calor y no engordaríamos. El gasto energético del cuerpo humano no es fijo, ni depende únicamente de cuánto ejercicio hacemos o de cuánto músculo tenemos. Presuponer el gasto energético es fijo es uno de los múltiples y graves errores de este planteamiento.
En principio, como tantas otras cosas, son los sistemas de autoregulación de nuestro cuerpo los que se encargan de mantenernos en un peso saludable. Aunque por excesiva gratificación de la comida, por decir algo, comiéramos más que hace unas décadas, eso no explica por sí mismo la epidemia de obesidad. Una cosa no necesariamente lleva a la otra.
En cuanto a lo de que los humanos nos hemos vuelto de repente vagos y glotones, eso es sencillamente una estupidez que solo se le puede ocurrir a alguien con mucha arrogancia y muy poca materia gris. Puede que llevemos vidas más sedentarias que nuestros antepasados, pero eso tampoco explica que nuestro cuerpo no ajuste el gasto energético a la ingesta, por ejemplo disipando más calor. Esta teoría, la de que comemos «de más» no ofrece una explicación para cómo las células grasas acaban acumulando grasa.
La energía no permite explicar la obesidad porque no tiene en cuenta los mecanismos autoregulatorios ni los adaptativos de nuestro cuerpo. La energía no determina el metabolismo.
Y reitero el salto cualitativo que se da en este planteamiento: esta idea propone que la ingesta/gasto en todo el cuerpo provoca el exceso de acumulación de grasa en los adipocitos. Sin ningún hilo conector entre ambos sucesos. Cuando la persona come «de más» los adipocitos deciden acumular grasa por arte de magia. Esta teoría no es capaz de explicar porqué no genero músculo cuando como de más o porqué nuestro cuerpo simplemente no convierte el exceso en mayor pérdida térmica.
«Comer más» no es ni suficiente ni necesario para engordar
La obesidad es causada por un balance energético positivo
¿Desarrollar el músculo es causado por un balance energético positivo?
¿Meter más comida en tu cuerpo hará que en los adipocitos entre más grasa de la que sale? No necesariamente. Teóricamente esa comida adicional puede ser convertida en calor corporal o músculo. Comer más no es condición suficiente para engordar. Pero ni siquiera es necesario: se puede estar quemando músculo al tiempo que se acumula grasa, y por tanto engordar sin que la ingesta haya aumentado. En breve hablaré en el blog de un experimento en el que pasaba exactamente eso.
¿Qué sucede en los experimentos científicos en los que se da un «exceso» de comida a los participantes? Pues que no todos reaccionan igual. Unos participantes suben más de peso que otros. El cuerpo reacciona de una forma que las calorías no pueden explicar.
Es evidente que si el exceso de comida es muy grande probablemente sí se producirá acumulación de grasa (ver), pero no se puede deducir que eso demuestra el efecto de las calorías, pues habrá cambios metabólicos asociados a ese exceso que explican el efecto. La cuestión es que en la vida real, una dieta con 2000 kcal diarias no tiene porqué engordar más que una con 1900 kcal diarias pero distinta composición y por tanto distintos efectos en nuestro metabolismo (ver).
«Comer más» no explica cómo se produce la obesidad
Fat accumulation is determined by the balance between fat synthesis (lipogenesis) and fat breakdown (lipolysis/fatty acid oxidation).
La acumulación de grasa es determinada por el balance entre síntesis de grasa (lipogénesis) y desglose de grasa (lipólisis/oxidación de ácidos grasos)
¿Cómo exactamente un aumento de la ingesta acaba produciendo que los adipocitos tengan una tasa de lipólisis (liberación de grasa) menor que de lipogénesis (incorporación de grasa)? ¿Cuál es el mecanismo?
Contar calorías no permite predecir los cambios en el peso corporal
Reducir la ingesta calórica y forzar un gasto energético en forma de ejercicio no permite bajar el peso corporal a largo plazo. La restricción calórica provoca cambios hormonales que van a tratar de evitar la pérdida de reservas de grasa y optimizar su uso, oponiéndose por tanto a la pérdida de peso. Contar calorías ignora el metabolismo y por tanto no es capaz ni de predecir ni de evitar esa reacción de nuestro cuerpo.
2. Las calorías no importan: es la biología la que va a determinar si engordamos o no
Según este enfoque, los cambios que la comida o el ejercicio produce en nuestro metabolismo, y cómo esto afecta a nuestras células, es la clave para entender por qué engordamos.
¿Importan las calorías? No, importan todas las características de los alimentos, no solo su energía. Importa la cantidad de carbohidratos, proteínas y grasas. Importa el tipo concreto de carbohidratos, proteínas y grasas. Importan los nutrientes no energéticos. Importa cuándo se consumen esos alimentos. Importa el estado metabólico de la persona que los consume. Las calorías importan de la misma forma que el peso, el volumen o la textura de la comida: son un dato más, pero no nos cuentan toda la historia. Hablar de calorías es como decir que has comido cinco piezas de fruta: se pierde información relevante. ¿Eran cinco cerezas o cinco plátanos? La energía de la comida solo es una forma simplificada de medir la cantidad de la comida en la que se pierde la información relevante, que es qué estamos comiendo. Y las calorías de la comida no nos dicen nada de cómo está nuestro metabolismo ni de cómo va a responder ante los alimentos. También la dieta que has llevado en las últimas semanas o el ejercicio físico que haces importan, pues afectan a tu estado metabólico.
¿Por qué hablamos de calorías y no de kilos o litros? El argumento podría ser el mismo que con las calorías: si consumo 2 Kg diarios de comida posiblemente engorde más que si consumo solo 1 Kg. ¿Por qué no pesamos cuánto comemos y si estamos engordando reducimos la cantidad? Pues porque nuestros adipocitos no deciden acumular grasa o no en función de cuántos kilos comemos, ni de cuántos litros, ni de cuánta energía tiene la comida ingerida. Engordar o no depende de qué consumimos y de cuál es nuestro estado metabólico en ese momento y en definitiva de cómo esos alimentos afectan a nuestro metabolismo. Posiblemente más energía produzca más ganancia de peso corporal, pero no se puede saber porque la energía de la comida o la del ejercicio físico no nos cuenta toda la historia, del mismo modo que no lo hacen los kilos o los litros de comida. No comemos calorías, ni kilos, ni litros: comemos alimentos. Y hacer ejercicio no solo quema energía (ver).
Los cambios hormonales inducidos por la comida son necesarios para engordar, aunque pueden no ser suficiente
Los adipocitos solo entienden las «señales» que les llegan. Si han de almacenar más grasa, tendrá que haber alguna hormona o alguna sustancia que les haga cambiar su comportamiento. Pero no solo importan las entradas que reciben: el estado de los adipocitos también es relevante, por ejemplo si son más o menos resistentes a la insulina. Importan las hormonas, pero también el estado en el que se encuentra nuestro cuerpo.
En definitiva, ciertos cambios en los niveles hormonales serán necesarios para cambiar la respuesta de los adipocitos, pero si son suficientes o no para engordar depende tanto de las características de dichos cambios como del estado de esas células. No todos reaccionamos igual ante los mismos estímulos. Por ejemplo, hay gente que no sabe qué hacer para engordar un poco (ver).
El metabolismo sí puede explicar porqué se produce la obesidad
Aunque nuestro conocimiento del metabolismo humano es limitado, al menos el «enfoque metabólico» sí puede explicar cómo engordamos. El tejido adiposo está continuamente cambiando entre almacenamiento neto de grasa tras una comida, y liberación neta de grasa en periodos de ayuno. Entender cómo la dieta puede alterar las tasas de acumulación/liberación de grasa en cada uno de esos estados es entender cómo se produce la obesidad.
Leer más:
- Calories In Calories Out (1 de 2)
- Calories In Calories Out (2 of 2)
- Force Up Force Down (español)
- Por qué las dietas hipocalóricas no funcionan para perder peso
- ¿Qué engorda más, 100 Calorías de mantequilla ó 100 Calorías de pan?
Como siempre, interesantísima la entrada.
Yo he leído recientemente esta basura de artículo y quería compartirlo contigo, a ver qué te parece o a ver qué le parece a tus seguidores.
Este es el artículo en cuestión http://www.elmundo.es/yodona/2015/08/15/55cdb596ca474156048b4585.html
Besitos y nos leemos en la próxima.
Hola Elena,
gracias por el enlace.
Desde luego el estudio original no sirve para sacar esas conclusiones. Lamentablemente el estudio parece hecho con intención de que se publiquen artículos como el que referencias y que nos sigan engañando con las dietas low-fat unos años más.
En mi opinión, se trata de una dieta radical, peligrosamente baja en grasa, y que en solo 6 días ha proporcionado tan poca diferencia con la dieta restringida en carbohidratos que los autores han tenido que deducir las ventajas de sus modelos matemáticos, y no de las medidas reales. Pero no hay que descartar que sea una opción en el futuro para perder peso, si de alguna manera la dieta garantiza que no va a haber carencias en nutrientes esenciales. Y si así fuera, me pregunto qué iban a comer las personas que perdieran peso con esa dieta, tras haberlo perdido. Demasiadas incógnitas. Parece que hay gente que quiere promocionar unos modelos matemáticos que han preparado y su forma de hacerlo ha sido este estudio. Es un tanto ridículo que presenten una predicción a largo plazo de cómo funcionaría la dieta super baja en grasa que proponen, sin que hayan aportado ninguna evidencia de que esa predicción encaja en los datos reales. A mí me parece muy poco serio.
Mi opinión al respecto.
Besos 🙂