Hambre (II)

Como decía en la primera parte, el paradigma energético es una estructura mental preestablecida, un paradigma, un molde, en la que se recolocan los resultados, contando un relato que es coherente con ese molde, pero no necesariamente correcto. ¿Por qué es importante explicar que CICO es una teoría fraudulenta y pseudocientífica? Pues porque de otro modo cerramos la puerta a otras formas de pensar que quizá pueden ser más parecidas a la realidad o más útiles en nuestros intentos de no engordar o de adelgazar. Si no somos conscientes de los errores en los que se basa CICO, nunca vamos a considerar alternativas en nuestros intentos de comer bien o evitar la obesidad.

Hecho este pequeño preámbulo, a continuación voy a hablar de una hipótesis. Esa hipótesis no viola ninguna ley inviolable, pero sí es diferente del pensamiento único caloréxico:

¿Se puede perder peso sin que nuestro cuerpo se sienta amenazado? Ésa es la hipótesis que planteo acerca de los experimentos que hemos visto en la primera parte.

Como decía, un caloréxico no puede explicar qué hay de erróneo en el esquema anterior, porque sencillamente no entiende que la causalidad de CICO no es la única posible. Cree que lo anterior se puede reinterpretar como esto:

Pero los esquemas son diferentes. Lo que expresa el primer esquema es incompatible con CICO.

En los experimentos que hemos visto en la primera parte rompen esta última cadena de causalidad, pues no había hambre que explicase por qué el cuerpo tiraba de grasa corporal. Como decía, los caloréxicos ponen parches para intentar explicar esos experimentos, pero lo que están haciendo es crear argumentos ad-hoc, que son rápidamente guardados en el cajón de los olvidos, pues son inconsistentes con sus creencias reales.

Aunque no es lo que ellos dicen, añado una hipótesis de mi cosecha en lo que dicen los caloréxicos: matar de hambre a tu cuerpo va a provocar que se defienda. Si atacas a tu cuerpo, se va a rebotar.

Pero reconozco que sólo es una hipótesis y que las causas de la recuperación del peso pueden ser más complejas o adicionales a la reacción a la falta de comida (ver,ver).

En cualquier caso, ¿qué es mejor, adelgazar sin hambre, sin ataque a nuestro cuerpo, o con hambre, con ataque a nuestro cuerpo? Y no hablo de adhesión a la dieta, por favor, no llevemos la pregunta al esquema mental de CICO. Hablo de en qué situación nos parece más probable que exista una reacción fisiológica que se oponga a la pérdida de peso.

El hambre podría ser un síntoma, un indicador, de que nuestro cuerpo protesta por la falta de comida, o del exceso de ejercicio, y el anticipo, el preaviso, de que se va a defender. (fuente)

No es la primera vez que hablo del hambre con el mismo mensaje de esta entrada, pero me apetecía volver a hacerlo. Nótese que en algunos de los siguientes enlaces hay más ejemplos de dietas bajas en carbohidratos con las que se redujo la ingesta, aunque no se le pidió a los participantes que lo hicieran:

 

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