«Comer menos» no es un método de adelgazamiento basado en evidencia científica
El único secreto para adelgazar es que no hay secreto: comer menos y moverse más es lo único que funciona
Las dietas que funcionan lo hacen porque te llevan a comer menos. No existen los milagros
¿Suena razonable? No lo es. Es quackery.
«The Results of Treatment for Obesity. A Review of the Literature and Review of a Series«
Artículo del año 1959, es decir, de hace 57 años. Es posiblemente el primer artículo en el que se constata en una revista científica que el «come menos» no es útil para adelgazar (ver). El autor principal del artículo estaba mosqueado con las dificultades que tenía para ayudar a adelgazar a sus pacientes. No le cuadraban sus propios resultados con la presunción de que el método era sencillo y efectivo. Al principio pensó que había tenido mala suerte con los pacientes que le habían tocado, pero hizo una revisión de lo que se había publicado al respecto en los 30 años anteriores, desde 1930 hasta ese momento. Encontró cientos de artículos científicos relativos a adelgazamiento, pero en general eran un desastre, por falta de rigor a la hora de reportar los datos (por ejemplo dando valores medios en lugar de datos individuales u ocultando que gran parte de los participantes habían dejado el tratamiento). Quitando los artículos con deficiencias, llegó a quedarse con únicamente 8 estudios científicos. El resultado fue devastador: únicamente un 25% de los participantes llegaban a perder más de 9 kg en algún momento, porcentaje que se reducía al 5% de los participantes si se trataba de haber llegado a perder 18 kg. Los autores se plantearon que si ése era el resultado obtenido por «expertos» en obesidad en sus experimentos, el resultado medio del médico de a pie podía ser aún peor.
Los autores decidieron hacer su propio estudio. Iban a analizar el resultado obtenido por 100 pacientes obesos a los que se sometería a una dieta hipocalórica (800-1500 kcal/día). Se hizo un seguimiento durante dos años y medio. El resultado fue el siguiente (100 pacientes):
- Sólo 12 pacientes llegaron a perder más de 9 kg en algún momento.
- Sólo 1 paciente llegó a perder más de 18 kg en algún momento.
- 39 pacientes nunca volvieron al hospital, tras la visita inicial en la que se les instruyó sobre la dieta a seguir.
- De los 12 pacientes que habían perdido al menos 9 kg, un año después de acabar el tratamiento únicamente 6 se mantenían al menos 9 kg por debajo de su peso inicial. Dos años después, únicamente 2 pacientes se mantenían al menos 9 kg por debajo de su peso inicial.
Los autores se plantearon que si el médico era incapaz de ofrecer resultados, los pacientes acabarían acudiendo a cualquier entidad no-médica que se los prometiera. Y entendían que la proliferación de ese tipo de entidades era la prueba de que los médicos estaban fallando a sus pacientes. Su propuesta era reconocer las dificultades del proceso y tratar a los pacientes con respeto:
«un paciente respetado por su médico tiene pocas razones para buscar tratamiento en otro sitio«.
«Respetado por su médico…»
Como decía, este artículo es de hace 57 años. Lo que ya entonces se sabía que no funcionaba, ha seguido fracasando una y otra vez (ver,ver,ver,ver). Pero el dogma no cambia: «comer menos funciona, sin que importe qué se come, pero la gente no mantiene la restricción calórica porque no es consciente de que come demasiado o porque se cansan de hacer dieta«.
¿Por qué nuestra sociedad forma «profesionales» que recetan dietas hipocalóricas para adelgazar y que engañan a sus clientes ocultando que el método es inefectivo o que directamente afirman que el método funciona? Como mínimo, deberían estar obligados por ley a informar a sus clientes de que su práctica «profesional» NO está basada en evidencia científica. O, en otras palabras, que su actividad profesional es engañar a la gente por dinero.
We live in an era of evidence-based medicine; the evidence does not support the efficacy of diet therapy for maintenance of weight loss in obesity (artículo)
Vivimos en una era de medicina basada en la evidencia: la evidencia no respalda la eficacia de las terapias dietarias para el mantenimiento del peso perdido en la obesidad
Salvo, quizá, cuando dejemos de ser unos linces que creen que las leyes de la física dicen que «intervención dietaria» equivale a «dieta hipocalórica».
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En ni un solo estudio científico se ha demostrado que el método funcione para perder una cantidad importante de peso y mantener lo perdido a largo plazo. Al contrario: la evidencia científica dice que no funciona. Pero estoy abierto a que alguien me presente esos estudios que demuestran el «indudable éxito».
En mi opinión, el problema de obesidad que tenemos es causado por un tejido adiposo que está recibiendo un mensaje equivocado. El obeso cree que el tejido adiposo habla la lengua de las calorías, e intenta comunicarse con él empleando ese mismo lenguaje, pero no es así y no hay entendimiento.
El obeso ha cometido el error de confiar en los mensajes procedentes de los «expertos».
Corregir la causa raíz del problema es complicado: los que llevan años divulgando un mensaje estúpido no van a reconocer de un día para otro que son unos incompetentes o unos corruptos. En la era de la información, sus mensajes están en todo tipo de documentos, digitales o impresos, que son evidencia imborrable de haber causado un problema de salud. La presión que tienen para no entender es enorme. Es más fácil hacer pasar el camello por el ojo de la aguja.
Estamos recibiendo información errónea por parte de los expertos, pero no necesitamos corregir eso para evitar el problema. Es suficiente con ignorarles. Su incompetencia es su problema y los ciudadanos debemos dejar de pagar sus carencias con nuestra salud.
Justo la misma causa que tiene el crecimiento de un tumor, como a buen seguro respaldan esos mismos estudios metabólicos.