El alto coste de la falsa esperanza en el tratamiento de la obesidad (2 de 2)
«If at First You Don’t Succeed. False Hopes of Self-Change«
Artículo de 2002. Algunos extractos del artículo, y mi traducción a continuación:
the primary internal attribution used by failed dieters is (lack of) effort. Dieters conclude that they did not try hard enough or try hard for long enough. The “not long enough” attribution is fostered by the dynamic of dieting, which usually involves an initial phase of gratifying weight loss followed by a second (asymptote) phase in which weight loss slows and then stops, and then by a third phase of weight regain. […] Because the defense of body weight is usually not activated until some considerable weight has been lost, the relatively easy first phase gives way to the more difficult second phase; the same effort that produced noticeable weight loss in the first phase may produce no weight loss in the second phase. Yet the delayed onset of resistance to weight loss is easy to misinterpret as a matter of exhaustion of effort. Dieting becomes more difficult as it progresses, even if a constant effort is maintained, but the dieter may be tempted to assume that the difficulty of dieting remains constant and that therefore the problem must stem from declining effort. Thus, the stage is set for an attribution of insufficient effort; in fact, those who fail at resolutions to change actually claim to have less willpower than do those who succeed (Norcross et al., 1989).
the promoters of the diet in question have a vested interest in blaming the dieter rather than the diet. If the dieter consults the diet promoter—be it her doctor, her friend, or the clinic where the diet program was obtained—she is likely to be told that she is at fault, in what amounts to a classic instance of blaming the victim (Ryan, 1976). The victim, who has supposedly failed to make the full effort required for success, has before her the opportunity to redeem herself by trying harder next time. Failure is due to an attributionally unstable characteristic (effort) and is therefore correctable.
Confidence would appear to conduce toward success in cases where, without the effort inspired by confidence, failure would be the likely outcome. Confidence, however, is not omnipotent; some obstacles cannot be overcome, despite the prevalent belief that if one tries hard enough, one can achieve anything.
Overconfidence is at the heart of the false hope syndrome. If it were possible, realistically, to accomplish the goal, then the hope would not be false. What we have described, however, is a process whereby the indicators that the task may be beyond one’s capacity are ignored, rebutted, or distorted, with the result that people convince themselves that they can in fact do it, no matter how solid the evidence to the contrary may be. Thus, whereas optimism is generally associated with positive outcomes, optimistic beliefs that turn out to be wrong can be costly
la atribución interna primaria utilizada por los que han hecho dieta y no han tenido éxito es (falta de) esfuerzo. Esas personas concluyen que no se esforzaron suficientemente o no se esforzaron durante el tiempo suficiente. La atribución «durante tiempo insuficiente» es fomentada por la dinámica de la dieta, que suele implicar una fase inicial gratificante de pérdida de peso seguida de una segunda fase (asíntota) en la que la pérdida de peso se ralentiza y luego se detiene, y luego por una tercera fase de recuperación de peso. […] Debido a que la defensa del peso corporal por lo general no se activa hasta que se ha perdido un peso considerable, la primera fase relativamente fácil da paso a la segunda fase más difícil; el mismo esfuerzo que produjo una pérdida notable de peso en la primera fase puede no producir pérdida de peso en la segunda fase. Sin embargo, el retraso en la aparición de la resistencia a la pérdida de peso es fácil de interpretar como una cuestión de agotamiento del esfuerzo. La dieta se vuelve más difícil a medida que progresa, incluso si se mantiene un esfuerzo constante, pero el que está haciendo la dieta puede estar tentado a asumir que la dificultad de la dieta sigue siendo constante y que, por lo tanto, el problema debe derivar de un esfuerzo en declive. Así, la escena está preparada para una atribución de esfuerzo insuficiente; de hecho, aquellos que fracasan en las resoluciones para cambiar realmente afirman tener menos fuerza de voluntad que los que tienen éxito (Norcross et al., 1989).
los promotores de la dieta en cuestión tienen un interés investido en culpar al obeso en lugar de a la dieta. Si el obeso consulta al promotor de la dieta — ya sea su médico, su amigo, o la clínica donde se obtuvo el plan de dieta — es probable que le digan que él es culpable, en lo que equivale a una instancia clásica de culpar a la víctima (Ryan, 1976). La víctima, que supuestamente no ha realizado el esfuerzo completo necesario para el éxito, tiene ante sí la oportunidad de redimirse esforzándose más duro la próxima vez. El fracaso es debido a una culpabilizable característica inestable (esfuerzo) y es, por lo tanto, corregible.
La confianza podría conducir hacia el éxito en los casos en que, sin el esfuerzo inspirado por la confianza, el fracaso sería el resultado probable. Sin embargo, la confianza no es omnipotente; algunos obstáculos no pueden ser superados, a pesar de la creencia predominante de que si uno se esfuerza lo suficiente, uno puede lograr cualquier cosa.
La sobreconfianza está en el corazón del «síndrome de la falsa esperanza». Si fuera posible, realista, lograr la meta, entonces la esperanza no sería falsa. Sin embargo, lo que hemos descrito es un proceso mediante el cual los indicadores de que la tarea puede estar más allá de la capacidad de uno son ignorados, refutados o distorsionados, con el resultado de que la gente se convence de que pueden hacerlo, sin importar cuán sólidas sean las pruebas de lo contrario. Por lo tanto, mientras que el optimismo se asocia generalmente con resultados positivos, las creencias optimistas que resultan ser erróneas pueden ser costosas
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Mi comentario
los indicadores de que la tarea puede estar más allá de la capacidad de uno son ignorados, refutados o distorsionados, con el resultado de que la gente se convence de que pueden hacerlo, sin importar cuán sólidas sean las pruebas de lo contrario
Decirle a alguien que la meta es alcanzable con esfuerzo, puede ayudar cuando es cierto que es cuestión de esfuerzo. Pero cuando no se sabe si es así, ocultar la evidencia, los datos, que dicen que el objetivo puede estar más allá de lo alcanzable con simplemente proponérselo, no sólo no ayuda, sino que hace daño.
El hecho de que la dieta hipocalórica produzca pérdida de peso los primeros meses (ver) permite que se engañe al obeso haciéndole creer que con esfuerzo puede lograr el objetivo. Todo está preparado para que cuando, al cabo de unos pocos meses, la dieta deje de funcionar, exista un claro culpable: el obeso ha decaído en su esfuerzo.
La industria de la dieta culpa a la víctima del fracaso de la dieta. Eso es lo que significa hablar de todas las tentaciones que se tienen alrededor (de forma nada inocente usan el término «entorno obesogénico«) y perdonar la vida al obeso diciéndole que es muy difícil resistir la influencia del entorno. El mensaje, que podemos resumir como «no puedes ser como Rocky» (ver,ver), no es ninguna ayuda, sino todo lo contrario: refuerza el dogma de que el objetivo es alcanzable con esfuerzo: es insistir en la atribución de control. Pero la realidad es que se le están ocultando al obeso todos los datos que indican que perder peso no es algo que esté bajo su control, al menos con el método «oficial» (ver,ver,ver,ver,ver,ver,ver). Además de saber que la evidencia científica dice que el método no funciona, el obeso NECESITA saber que ese método —la dieta hipocalórica— no deriva de las leyes de la física, sino que es pseudociencia fruto de graves errores de razonamiento.
Leer más:
VICENTE, MUCHAS GRACIAS POR TU BLOG, ES UN REGALO INTELIGENTE PARA PERSONAS QUE ESTAMOS DESEOSAS DE APRENDER, DE ENTENDER.
HE LLEGADO A TI DESDE LA PÁGINA DE ANA (MEGUSTAESTARBIEN.COM), A LA CUAL ADMIRO PROFUNDAMENTE.
PERSONAS COMO TU, SON LAS QUE CAMBIAN EL MUNDO. SIGUE ASÍ.
Hola Rocío,
te agradezco sincera y enormemente tus amables palabras.
En esto de la nutrición no te puedes fiar de nadie. De mí tampoco. En mi opinión, estamos en la situación en la que estamos por haber confiado en que los científicos sabían lo que hacían, y son unos ineptos que llevan décadas cometiendo brutales errores de razonamiento con el tema del balance energético, por haber confiado en que nuestras instituciones públicas velaban por nuestra salud, y en temas de nutrición y obesidad no pueden ser más incompetentes. En mi opinión, la confianza nos está destrozando la salud y lo más grave es que la mayoría de nosotros vivimos tan engañados que ni siquiera sospechamos que es así. Pero si te puedes fiar de alguien, es de Ana. Y yo creo que eso la gente lo nota.
No creo que se pueda cambiar el mundo desde un blog, pero como mínimo me permite desahogarme y decir que esto tiene que cambiar. Supongo que no soy el único que tiene amigas o conocidas obesas, y es muy muy muy muy duro saber que ni puedes ni debes decirles nada, y estar viendo que o bien ya se han resignado o se embarcan en dietas con las que sabes que lo único que van a perder es el dinero. Como mínimo merecen tener información veraz sobre su problema.
Vuestra investigación es razonable, no está basada en estupideces y viene documentada. Eso es lo razonable, la documentación.
Yo llevo ocho meses intentando adelgazar. No van las cosas bien…, pero con la ayuda de Ana lo conseguiré. No obstante, aunque mi resistencia sea extraña, incomprensible (eso dice Ana) lo que si tengo claro es que comer así me hace sentirme mejor. Y estoy plenamente convencida después de leer vuestros estudios.
Así que Vicente, sigue ayudándonos con este magnífico blog.
Un saludo.
Hola Rocío,
justamente ahora estaba leyendo un comentario de una nutricionista «de las buenas» (es extranjera). Esta mujer estaba explicándole a alguien que ha dejado de perder peso que no se preocupe, que es normal y que a veces tu cuerpo necesita hacer ajustes. Dice que conforme te acercas a tu peso objetivo, cada vez cuesta más perder los kilos. Se ha creado una «cultura» de cómo funciona la pérdida de peso que es totalmente inventada: «no es bueno perder muchos kilos en poco tiempo», «cada vez cuesta más perder peso» (dando a entender que se sigue perdiendo peso, aunque sea a menor ritmo), «si consumes muy poca comida puedes mantener el peso a largo plazo, pero la gente se cansa de hacer dieta y vuelve a los viejos hábitos», etc. No digo que no haya parte de verdad tras esas afirmaciones, lo que digo es que se nos cuentan como si seguir ciertas pautas fuera la clave conocida para conseguir adelgazar, y no lo son. Y luego llega una persona como tú, que dice «esto no va bien» y automáticamente eres culpable de no conseguir resultados, porque «sabes lo que tienes que hacer». Pero tú importas poco frente a su negocio.
La culpabilización es tremenda. Yo sé que soy 100% fiel a mis ideas y sé que si fracaso en mi empeño de mantenerme delgado, no va a ser por ceder ante tentaciones. Eso evita que me culpe si en el espejo veo más grasa de la que quisiera, pero aun así, la «ilusión de control» creada por la industria de la dieta seguiría haciéndome culpable ante los demás de no conseguir tener mi peso controlado.
Soy yo el que está agradecido de que dediques tu tiempo a leer lo que escribo.
Discrepo!!! Parcialmente
A veces no es una forma inventada, simplemente son palabras fruto de la observación. Incompleta, irreal y a menudo llena de presunciones, pero observación al fin y al cabo.
Perder grasa, en más ocasiones de las que nos gustaría, es jugar contra la biología y en esa lucha la dieta es una carta más de una baraja donde los hombres son afortunados ya que sus cambios «hormonales» no son parecidos, ni por asomo, a los de una mujer. En pubertad, embarazo, lactancia, menopausia, no hay dudas de causa hormonal, ¿verdad? Pues hasta en un simple ciclo menstrual hay variaciones (naturales) tanto en peso como en porcentaje de grasa. Empiezas la dieta después que se vaya la menstruación y cuando te vuelves a pesar antes de la menstruación no sólo no has perdido ni un gramo sino que casi necesitas una talla más. ¿Es la dieta que falla o estás midiendo un proceso natural?
Con esto lo que quiero decir es que para el día que se destape el engaño de las calorías, de la moderación, de las harinas, tendremos que profundizar en el tema «hormonas femeninas» para no ser injustos con el 50% de la población, ya que la «dieta más perfecta» no evitará que nuestra composición corporal varíe según el momento que vivamos y sí una mujer de 80 años pierde grasa más rápido y de forma más sencilla que otra que esté en plena menopausia aunque ambas coman lo mismo a las mismas horas… lo que no es excusa para romper la baraja.
Lo que causa mucho daño de las dietas no es que fallen, sino que antes de fallar funcionan
Pero eso sólo hace daño si ese hecho se usa para estafar a la gente y culparla del fracaso del método.