¿Nos hemos vuelto terriblemente vaguetes y terriblemente comilones?

la obesidad es el resultado de un balance energético positivo, i.e. la ingesta energético supera al gasto energético. Una persona se volvería obesa si con un gasto energético «normal» su ingesta es excesiva o si con una ingesta energética «normal» su gasto energético es pequeño. (ver)

La obesidad es causada por un balance energético positivo.

Pongamos que un conocido te dice que está pasando dificultades económicas y te pide consejo. Tú le comentas que «las dificultades económicas se producen cuando los gastos son mayores que los ingresos. Una persona puede arruinarse si con unos gastos normales ingresa poco dinero, o si con unos ingresos normales gasta demasiado». ¿Crees que le ayudas? ¿Crees que es ésa la causa de sus problemas, que ingresa poco y gasta mucho? Pues eso es, ni más ni menos, lo que nos dicen los «expertos» sobre la obesidad. Y su consejo para superar los problemas económicos es que hay que aumentar los ingresos y reducir lo gastos. ¡Qué lumbreras! Pepe Gotera y Otilio estarían verdes de envidia.

En mi partido de tenis de esta mañana he tropezado y me he caído. Mi contrincante se ha interesado por mi estado y me ha preguntado si me había tropezado conmigo mismo. Yo le he contestado que no, que «la causa de la caída ha sido un balance de fuerzas negativo: mi fuerza hacia abajo ha sido mayor que mi fuerza hacia arriba«. ¿Acaso no lo ha visto? ¿Qué otra cosa puede causar una caída aparte de un desbalance de fuerzas?

Vale, lo reconozco, realmente le he dicho que sí, que me había tropezado conmigo mismo. Pero ahora me entran dudas, ¿me he caído por el tropezón o porque se ha establecido sobre mi cuerpo un balance de fuerzas negativo?

El tropezón ha provocado la caída. Y caerse es lo mismo que que exista un balance de fuerzas negativo (uno que no puedes controlar y que ya no existe cuando te estampas con el suelo). El balance de fuerzas negativo no es la causa de la caída, sino una forma de describir «caerse» desde el punto de vista de la física.

Comparemos ese ejemplo con «engordar». Engordar es aumentar la cantidad de grasa corporal. Si aumentamos la cantidad de grasa corporal, en nuestro cuerpo entra más energía de la que se gasta (si nuestra masa no-grasa no cambia). Pero es completamente estúpido afirmar que la obesidad es el resultado de un balance energético positivo. No, la obesidad puede ser el resultado, por ejemplo, de un desbalance hormonal (¿niveles de insulina crónicamente elevados?). El desbalance hormonal causa la acumulación de grasa, y engordar es lo mismo que tener un balance de grasa positivo (y si la masa no-grasa no cambia, el balance de grasa positivo se traduce en un balance de energía positivo).

Decir que hay un balance energético positivo es lo mismo que decir que estamos engordando, del mismo modo que decir que nos caemos equivale  decir que el balance de fuerzas ha sido negativo. Ni el balance de energía es la causa de engordar, ni el balance de fuerzas es la causa de caernos.

Resumiendo:

  • Mi tropezón causó la caída (y en toda caída siempre hay un balance de fuerzas negativo)
  • Un desbalance hormonal causa la obesidad (y cuando se engorda siempre hay un balance de grasa positivo)

Lo del desbalance hormonal solo es un ejemplo. Igual la causa de la obesidad es otra, o puede que haya varias causas, pero la causa no necesariamente es el desbalance energético. Es de cajón.

Un detalle más, siguiendo con la analogía: del mismo modo que al caerte no tienes control sobre el balance de fuerzas (no puedes evitar caer), cuando engordas tu control sobre el balance energético es pura ilusión. ¿De verdad crees que lo controlas comiendo menos y moviéndote más?

¿Todavía no lo tienes claro? Si es así, no verás nada raro en la siguiente afirmación:

El desarrollo muscular se produce por un balance energético positivo.

Y lógicamente llegarás a la conclusión de que para desarrollar músculo tienes que aumentar tu ingesta manteniendo tu gasto energético o reducir tu gasto energético manteniendo la ingesta. Vuélvete un glotón y/o un vago y vas a tener unos músculos de escándalo.

¿No crees que ser un vago y un glotón te vaya a ayudar a crear músculo? ¿No crees que eso sea lo que se deduce de las leyes de la física?

¿Pero sí crees que los gordos lo están por vagos y glotones? Pues tú verás, porque la ecuación que lo relaciona todo es la misma (ver):

Si de esa ecuación deduces que la causa de acumular grasa es vaguería y glotonería, yo no veo razón alguna para no aplicar el mismo razonamiento al desarrollo muscular. Es evidente que la termodinámica ni nos dice porqué engordamos ni porqué desarrollamos musculatura. Y por supuesto, tampoco nos da la clave para adelgazar.

¿Qué te parece ahora que el «experto» nos diga que estamos gordos por vagos y glotones?

Nos hemos vuelto, pues, vaguetes, terriblemente vaguetes y terriblemente comilones. (ver, minuto 26)

¿A quién se le pudo ocurrir la chorrada de que de repente la población mundial se había vuelto vaga y glotona? ¿Así porque sí? Es una chuminada de dimensiones olímpicas, sin ningún tipo de fundamento científico y realmente patética. Pero grave e irresponsable, pues responsabiliza a los obesos y enfermos de sus propios problemas.

El problema de la nutrición no son las «dietas milagro», ni la glotonería, ni la vaguería. El problema es haber creído que tras los «expertos» en nutrición y sus recomendaciones había un fundamento científico sólido. Hemos cometido el error de creer en recomendaciones que son fruto de una terrible estupidez, de una terrible incompetencia y de terribles intereses económicos.

Lo que deberíamos preguntarnos es qué comían los pueblos del mundo cuando no había obesidad y qué se consume cuando sí la hay. El exceso de carbohidratos, así como los cereales actuales, las harinas, el azúcar, los aceites de semillas, las margarinas y los productos procesados con infinitos ingredientes deberían ser los principales sospechosos. Y esa lista resume, ni más ni menos, lo que los «expertos» nos dicen que es saludable. Los problemas de salud vienen de los «expertos» y su pirámide nutricional.

Me pregunto, ¿qué problemas de salud/obesidad hay en las poblaciones que no consumen cereales, harinas, azúcar, aceites de semillas, margarinas ni productos procesados? No nos hemos vuelto vaguetes. Ni comilones. Ni «terriblemente» ni tan solo un poco. Los problemas de salud los tenemos porque comemos fatal desde que comemos como dicen los «expertos». Eso es lo que nos engorda y enferma. Más nos vale darnos cuenta, ignorarles y volver a comer lo que comían nuestros antepasados.

Leer más:

  1. Elena

    Como casi en la mayoría de ocasiones, estoy de acuerdo al 100% con esta entrada.
    De hecho, hoy más que nunca hay más conciencia de comer sin grasa y bajo en calorías porque es lo «sano», «útil» y «único» para adelgazar. Perfecto, pero paradójicamente, como bien comentas muchas veces, es cuando mayor índice de obesidad y diabetes hay sobre la población, ¡qué curioso!
    Por cierto, en cuanto a la vaguedad, digo lo mismo, obvio que ahora ni vivimos en cuevas, ni tenemos que salir corriendo si nos amenaza la mirada de un oso ni estamos con el pico y la pala sudando la gota gorda, pero hay gimnasios y complejos deportivos para dar y regalar y, créeme, llenos hasta las manillas.
    ¿Vagos? No lo creo. ¡Cuánta gente «rellenita» se ve haciendo excesivo ejercicio aeróbico como si no hubiese mañana…! Les ves el primer mes, adelgazan; les ves el segundo mes, adelgazan algo; les ves el tercero, el cuarto… y están exactamente igual. «¿Pero qué co*o pasa? ¿Si estoy comiendo una hoja de lechuga con pollo hervido? ¿Si estoy desayunando pan integral con una loncha de pavo 0% (sucedáneo de a saber qué) y nada de aceite de oliva? ¿Si estoy cenando arroz hervido con una rodaja de merluza al vapor? ¿Si me estoy comiendo la pasta sin queso? ¿Si solo he cenado fruta?
    ¿Vagos? Este colectivo se da una paliza, se pasa 3 horas en el gimnasio y no consigue resultados. ¿Estas personas se han parado a pensar que lo que creen que es sano y útil para adelgazar no lo es realmente? Pues no, ni se paran a probar diferentes vías, eligen el camino fácil y, además, erróneo.
    Estas personas se conformarán con perder 7 kilos para la boda de la vecina del quinto y cuando pase la boda, se recuperan esos kilos y no hay más preocupación hasta que haga la comunión el del segundo. Eso sí, «si yo como muy poco, una frutita y un yogur y a la cama. Si yo solo le echo media cucharadita de azúcar al café. Si yo compro leche desnatada y le quito todos los filitos de grasa a la carne». Pues, hala, a seguir así, ¡campeones!

    ¡Muchos besos, Vicente!

  2. Vicente

    Hola Elena,
    sin querer desmerecer los ejemplos que pones, ni siquiera hace falta pensar en los que se tiran horas en el gimnasio. ¿Cuánta gente rellenita estudia una carrera universitaria complicada, renunciando a hacer otras cosas que les apetecería más? Eso es capacidad de sacrificio y fuerza de voluntad. ¿Cuánta gente rellenita se levanta todas las mañanas para ganarse el sueldo y mantener a su familia? Eso es capacidad de sacrificio y fuerza de voluntad. ¿A quién se le ocurre llamarlos vaguetes y comilones?

    Tengo un amigo que está creando un «desbalance energético»: come menos y hace ejercicio, para así bajar esos kilos que le sobran. Come lo que le apetece, pero en menor cantidad. Hasta hace poco se sacrificaba entre semana y se soltaba la melena el fin de semana. Padre de familia, ingeniero, tiene dos trabajos, deportista, se sacrifica haciendo dieta entre semana, ¿está «rellenito» por falta de fuerza de voluntad? Ya ha dejado de perder peso. ¿Le digo que es un vaguete?

    Todos somos víctimas de la falta de luces e incompetencia de los «expertos». A la mayor parte de la gente no se les puede recriminar nada, pues están siendo engañados. Eso sí, cuando la gente que me conoce ve cómo he cambiado y ni siquiera se replantea las razones por las que yo sí conseguí adelgazar y ellos siguen gordos, entonces sí creo que algo de culpa es de ellos, por cerrar los ojos y por creer que tener fe en los «expertos» es más sensato que aprender sobre nutrición por uno mismo.

    Muchas gracias por la visita.
    Un besazo 🙂

  3. Vicente

    Queremos tratar la consecuencia (más dieta y ejercicio!! gordos! vagos!) en lugar de tratar la causa. El problema es que desconocemos la causa. Toda la culpa la tienen ellos mismos, los obesos y su comportamiento.
    Los médicos, tan soberbios que somos, somos los que tenemos razón. Ellos son los vagos y glotones. Pero lo curioso es que los médicos, tras 30 años de aplicar la teoría de las calorías, de la dieta y el ejercicio y ver QUE NO FUNCIONA, seguimos empecinados en seguir manejando la obesidad de la misma manera. Y culpamos de nuestro fracaso a la propia víctima.
    Son vagos y glotones y nosotros los médicos somos los que tenemos la verdad absoluta.
    Dieta y ejercicio!

    Cuán equivocados estamos. Jorge García-Dihinx

  4. Vicente

    Nos hemos vuelto, pues, vaguetes, terriblemente vaguetes y terriblemente comilones. Juan revenga

    está bastante bien asumido que la causa fundamental del sobrepeso y la obesidad es un desequilibrio energético entre calorías consumidas y gastadas. Juan Revenga

  5. Vicente

    En parte tiene razón daniscience: cuando se cree en la charlatanería caloréxica, como es el caso de Borja Bandera, es incoherente luego pretender no culpar al obeso de serlo. Los mismos que nos culpan y sostienen el estigma de peso dicen que no hay que culparnos para no sostener el estigma de peso.

    Por otro lado, lo de daniscience es la estupidez que nunca para.

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