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La ciencia es asín (VI): el misterio del adipocito glotón y vaguete
«Adipocytes as regulators of energy balance and glucose homeostasis«
Artículo en la revista Nature. Entre otras cosas, nos cuentan la teoría del balance energético. Leamos en un segundo el planteamiento que hacen:
Primer error gravísimo de concepto: el balance de energía en un ser vivo no es «gobernado» por la primera ley de la termodinámica. Afirmar eso es una burrada atroz.
¿Por qué esa palabra «gobernado» me parece importante? Porque establece una causalidad: están dando a entender que la biología se comporta según los dictados de una ley de la física, ley que la «gobierna». NO. ES. CIERTO. NO. ES. CIERTO. NO. ES. CIERTO. Esa ley de la física sólo nos permite saber que ciertos resultados no son posibles, pero no los gobierna, no los establece, no los dicta, no sirve para predecirlos: el comportamiento de un ser vivo depende de la biología, de las hormonas, de la fisiología, no de las calorías. Una ley genérica de la física, que sirve igual para analizar el crecimiento del universo que para estudiar el calentamiento de una lavadora no me va a decir cómo se comporta un tejido en un ser vivo (ver).
La BIOLOGÍA «gobierna» todos los términos del balance energético, y no al contrario (salvo el término de la ingesta calórica, que lógicamente depende de lo que comamos). Esta realidad hace el balance energético irrelevante.
Segundo error inexplicable: dar el salto de «balance energético» en un adipocito a «balance energético» a nivel corporal (ver). Voy a insistir en explicar el error, porque me parece crucial.
Fijémonos en los términos de la ecuación (1)
Energy intake=energy burned+energy stored (1)
y cómo a continuación dicen textualmente que de la ley se deduce que la acumulación de lípidos en el tejido adiposo equivale a un consumo excesivo relativo al gasto energético. ES FALSO: están combinando de manera fraudulenta la aplicación del balance energético en un adipocito con la aplicación del balance energético a nivel corporal. Si el adipocito engorda, ha admitido más grasa de la que ha liberado. Sin duda, por definición de «engordar». Apliquemos la teoría del balance energético en el adipocito: ¿representa esa grasa acumulada, que el adipocito ha tenido una elevada ingesta energética respecto de su gasto energético? ¿Es que el adipocito es sedentario y se pasa el día en el McDonalds zampando hamburguesas y patatas fritas?
¿Son vagos y glotones tus adipocitos?
Nótese que en la misma frase relacionan «acumulación de grasa», algo que sucede en los adipocitos, con «consumo excesivo respecto del gasto energético», una acumulación de energía que en cualquier caso sucedería a nivel de todo el cuerpo.
Reitero: el «energy stored» del balance energético se ha convertido mágicamente en «lipid storage» en la siguiente frase. No son equivalentes: ¿dicen las leyes de la física que la acumulación de energía en los músculos «significa un consumo de energía excesivo para el gasto energético«? ¿Excesivo? ¿Por eso crecen los músculos, porque comemos demasiado para lo poco que nos movemos? (ver) O aplican el balance energético en un lugar o en otro, pero ubicar la mitad de términos en un sitio y la mitad en el otro es un engaño. Y ese engaño tiene un nombre: la pseudocientífica «teoría del balance energético». O lo que es lo mismo, decir que engordamos porque comemos demasiado (ver).
También ese «thus«, «por lo tanto», es erróneo. De las leyes de la física no se deduce que la acumulación de grasa en un adipocito se produzca como consecuencia de una ingesta calórica excesiva respecto del gasto energético a nivel corporal. Es importante que no nos cuelen la trampa de la causalidad e introducir la palabra «excesiva» es clave en ese sentido (ver,ver,ver,ver).
Estos errores de razonamiento son muchísimo más relevantes de lo que parecen. En lugar de hablar de grasa, nos hablan de calorías/energía. En lugar de plantear el balance de grasa en los adipocitos, nos hablan del balance energético a nivel corporal (ver). Y vemos cómo, mágicamente, «energía almacenada» es equiparado con «grasa almacenada», ocultando la masa muscular y la contradicción que ésta supone para la teoría del balance energético (ver,ver). Y luego nos hablan de exceso respecto del gasto, inventándose una causalidad en las leyes. ¿De verdad esta gente, que tiene titulación universitaria y que escribe libros o artículos que son publicados en revistas científicas, no ve que esto no es más que estúpida pseudociencia? Cuesta creer que sea una equivocación.
Y, ¿cómo es esto importante? ¿No es cierto que la gente que está gorda lo está por haber comido «más de la cuenta»? No lo creo y no es un hecho indiscutible, sino una hipótesis cuya validez precisa demostración empírica. Probablemente están gordos porque lo que han comido (y no cuánta energía tenía lo que han comido), lo poco que han dormido, los nervios que han pasado, etc, han creado cambios hormonales que han hecho que los adipocitos acumulen grasa (ver). Creo muy importante entender que las leyes de la física NO dicen que «comer demasiado» sea la causa de la obesidad y ni siquiera imponen un papel relevante para la energía en la obesidad. Es absolutamente posible que la razón por la que estamos gordos no sea el «exceso calórico» del que hablan los contadores de calorías, sino que la razón sea precisamente la inadecuada composición de la dieta, al margen de la energía. Los errores que he comentado hacen creer que la energía «importa», que las calorías «importan», que engordar o adelgazar son problemas de balance de energía. Todos estos errores de razonamiento llevan a orientar el estudio de la obesidad como el entendimiento de por qué comemos tanto y/o por qué nos movemos tan poco, y cómo corregir esos comportamientos. En definitiva, en mi opinión, por culpa de estos errores se está intentando combatir la obesidad sin identificar primero la causa real del problema. Ignorar la composición de la dieta, pero jugar con la cantidad no ha ayudado a resolver el problema. Y que no nos engañen: centrar la atención en la saciedad y el apetito es seguir intentando responder la pregunta equivocada (ver).
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